sábado, 22 de noviembre de 2008

En Las Malvinas cunde el abandono


MANUEL A. VEGA
Las Malvinas es un sector ubicado al norte de Hato Mayor, de unos 7 mil habitantes, pero la ausencia de agua y el mal estado de las calles mantiene irritados a los moradores, que acusan a las autoridades municipales y provinciales de inoperantes.
El parque del sector es un revolcadero de burros y las gallinas ponen huevos como si fuera un nidal, por el abandono que exhibe.
Las calles se han ido convirtiendo en lagunas y la maleza permite que sus habitantes, la mayoría emigrantes de la zona rural, traigan sus animales como vacas, caballos y chivos, poniéndolo a pastar.
Las Malvinas adolece de agua por tuberías del INAPA desde su fundación en 1981, teniendo sus habitantes que comprar el tanque de agua de 55 galones a razón de 40 pesos y el tinaco de 350 galones a 150 pesos, lo que afecta la economía de los hogares en el sector.
Falta iluminación y la basura se confunde con sus habitantes, porque el Ayuntamiento Municipal que dirige Amado de la Cruz, no se ocupa de retirarla regularmente, como lo hacía el pasado alcalde municipal, Reynato Cruz Tineo.
Las quejas de sus habitantes son frecuentes en los medios de comunicación local, donde se acusa al síndico Amado de la Cruz, “de no servir para nada y de dedicarse más a las lidias de gallos que atender el pueblo”.
Alrededor de la escuela Juan Pablo Duarte, la de mayor matricula estudiantil de Hato Mayor, las aguas negras permiten la producción de mosquitos y se sabes que varias personas han sido atacadas por el insecto transmisor del Dengue Hemorrágico.
Aquí opera el asilo de ancianos Romelia Salas de Barceló y las calles contiguas están prácticamente intransitables.
Pascual Ramos, presidente de la Junta de Vecinos de Las Malvinas, apeló al síndico Amado de la Cruz, para que le ponga más atención al sector.
La delincuencia ha arropado al sector, donde la venta y el consumo de drogas van en aumento.
Este sector está limitando al norte por el barrio Villa Navarro, al este por el arroyo Paña-Paña y Villa Ortega, al sur por Urbanización Betancourt y el oeste por Ondina.
Entre sus primeros pobladores se citan Martín Gil, Pabola Ruiz, Paula Mejía, Tata Peguero, Luz Ortega, Ney Vega, Ramón Calderón, Marino Castro, Máximo Gómez, Gladdy Rodríguez, entre otros que se establecieron luego de abandonar comunidades rurales circunvecinas.

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