lunes, 19 de enero de 2009

Hombre viola perra y es perseguido por la justicia en La Romana

MANUEL A. VEGA
LA ROMANA.- Lassie, era una inquieta perra hogareña, que no salía de entre las piernas de su dueña, Clara Eusebio, pero de repente el animal abandonó la casa y se le vio acompañada de un hombre hasta ahora desconocido, que más tarde abusó sexualmente y le desprendió parte de su órgano reproductor.
La perra se ausentó por espacio de una hora, con hombre de tez morena y cuando llegó a la casa de su propietaria, lo hizo en medio de quejido, producido porque su vagina había sido prácticamente extirpada por el miembro viril del desconocido, que ahora es perseguido por violar una can.
Se presume que el zoófilo penetró la vagina del animal, quedando atrapado su pene, cuando la perra logró contraer el nervio vaginal, imaginando que había sido penetrado por uno de su raza.
A Lassie, hubo que llevarla al veterinario, para someterla a una operación para restablecer un poco su vulva, y poder llevar un poco de tranquilidad a doña Clara Eusebio, que le tiene un amor de familia a su mascota.

En la tarde de este lunes, Lassie quien no salía de su casa se ausentó por unas horas, se le vio por última vez acompañada de un hombre, cuando aparece se observa con parte de su vagina a la intemperie, por lo que se supone que el zoofílico hizo de las suyas.
Para la propietaria del animal, doña Clara, este caso debe ser investigado porque no puede ser que una persona como esa pueda estar compartiendo con todos porque cualquier persona corre peligro con un hombre que le gusta tener relaciones sexuales con un animal.
LA ZOOFILIA COMO FORMA DE VIDA
En contraposición con aquellos que sólo buscan pornografía o sienten curiosidad por la zoofilia, están aquellos que la consideran una forma de vida u orientación sexual. La edad en la que ocurre esto según estadísticas es generalmente a los 9-11 años, durante la pubertad. Aquellos que despiertan un gran interés por la zoofilia a edades menos tempranas normalmente se remiten también a la pubertad o a antes.
Los zoófilos tienden a ver menos diferencias entre los animales y los humanos que el resto de la gente, e incluso en muchas ocasiones ven en los animales algunas virtudes de las cuales los humanos carecen (por ejemplo, honestidad). Tienden a pensar que la sociedad humana no comprende el bestialismo y que está mal informada sobre ella. Aunque algunos se sienten culpables por sentir atracción sexual hacia los animales, otros no se ven influenciados en su vida privada por morales ajenas.
La mayor dificultad que encuentran muchos zoófilos es la incapacidad de poder hablar libremente con amigos, familiares o conocidos sobre sus relaciones con animales, y el miedo a ser rechazados, agredidos, o a que hagan daño a sus compañeros sentimentales si se llegara a saber su condición. Otros problemas comunes son extrema soledad (por la imposibilidad de dar a conocer su condición o por creer que son los únicos), y las repetidas muertes de los animales a quienes consideran compañeros del alma (debido a que la mayoría de animales tienen un periodo de vida menor que el de un humano, y a que no pueden expresar sus sentimientos de pérdida con nadie). Los zoofílicos no citan a creencias religiosas como mayor preocupación, quizá porque, aunque muchas religiones condenan la zoofilia, ésta no es un tema del que se hable con frecuencia.
Las relaciones sexuales zoófilas varían según la persona o el momento, y pueden estar basadas en relaciones similares a las parejas entre humanos (en particular, parejas monógamas), en relaciones amorosas entre animales (ambos participantes hacen sus elecciones en cuanto a pareja sexual se refiere, y el humano permanece como protector), y en variaciones de las mismas.
Los zoófilos pueden tener o pueden no tener pareja humana o familia. Algunos zoófilos sienten atracción hacia los animales como segunda opción, después de la atracción hacia humanos. Otros zoófilos sienten lo contrario. En algunos casos la familia y los amigos son conscientes de las relaciones que mantiene un zoófilo; en otros casos, no. Esto puede llevar a sentimientos de culpa (es decir, el zoófilo no consigue decidir a cuál de sus múltiples relaciones será fiel) o celos entre los amantes humanos. A veces los zoófilos inician relaciones humanas para evitar sospechas sobre su orientación, o a causa de querer cumplir expectativas más tradicionales. Otros eligen formar relaciones menos serias con otras personas (como compañeros de piso o relaciones con otros zoófilos) o vivir solos.

1 comentario:

  1. Anónimo6/20/2011

    todos hablan de sexo con una perra, pero nadi tiene prueba de que en realidad alla ocurrido, muchos dicen que es un placer otro que hay que darle duro pero en realidad todo es fantasias enfermas de un sueño que no logran completar ya que estos animales no se dejarian maltratar de esa forma sin defemderce y atacar a su agresor, no fantaseen acudan a un medico que les ayude con su enfermedad

    att. su servidor.

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