miércoles, 1 de julio de 2009

Comuníquenme con El Seíbo


ALICIA ESTEVEZ

Debo haber pasado miles de veces, desde que era una niña, por la carretera que comunica Hato Mayor y El Seibo.

Es la ruta que tomaba junto a mis padres, para visitar a los parientes, salir de vacaciones o casi cualquier cosa que necesitara hacer fuera del pueblo.

Cuando vine a vivir para la Capital, porque entré a estudiar a la universidad, esa carretera era la ruta hacia los brazos de mi madre y el regreso a la cama donde soñé en la infancia.

Sobre ese asfalto dejó sus huellas la ambulancia que trasladaba a mi papá casi moribundo desde un hospital en San Pedro de Macorís.

Nunca lo pensé, pero esa carretera era algo muy importante en mi vida.

Tenía oculto en sus escasos 24 kilómetros el poder de trastocar desde los planes más importantes hasta los más intrascendentes.

Puedo decir que hasta he sido ingrata porque ni siquiera sabía cómo se llamaban los ríos y arroyos que la atraviesan. Algo similar debió ocurrirle a la mayoría de los seibanos pero, en el último mes, la carretera ha cobrado un odioso protagonismo y la gente ya no puede dejarla atrás, cuando la cruzan.

Ahora se la llevan en la mente porque, si llueve, volver a atravesarla se puede convertir en un reto.

Para los padres el viaje a clases que realizan de manera rutinaria cientos de jóvenes seibanos se ha convertido ahora en motivo de angustia.

Por ejemplo, tengo dos sobrinas que estudian en San Pedro de Macorís y han perdido exámenes y pasado varios sustos cada vez que el arroyo Culebrín, que atraviesa la vía, crece de manera amenazante ante el menor aguacero.

¿Qué ha pasado? Resulta que las autoridades decidieron construir un puente nuevo sobre este pequeño arroyo. Esa es una buena noticia.

La parte mala es que antes de hacer el puente nuevo, decidieron tumbar el viejo y construyeron un badén que no aguantó la embestida del primer aguacero.

Alguien debió subestimar esta fuente acuífera porque cuando llueve el pequeño arroyo se expande y de enano tímido pasa a gigante amenazador que impide el cruce de los vehículos.

En el pueblo no se habla de otra cosa, porque ahora la gente tiene que hacer sus vidas dependiendo de si el cruce por la carretera está cortado o no. Así que, junto al arroyo, debajo de una carpa instalada por la emisora católica Radio Seibo, se reunieron el pasado miércoles autoridades, dirigentes y ciudadanos comunes.

Allí improvisaron la transmisión del programa el “Poder de la Mañana”, que dirige el periodista Florentino Durán.

Durante la transmisión conversaron con la ingeniera Margarita Cevallos, de la empresa Compañía Dominicana de la Construcción (CODOCOM), que preside Ernesto Mejía, y tiene a su cargo la obra.

La ingeniera se comprometió a que para el lunes estará funcionando en el lugar un badén y que en un mes y medio tendrán listo el nuevo puente.

El pueblo de El Seibo le tomó la palabra y espera, mirando hacia la carretera, que ésta vuelva a ocupar su lugar como vía de acceso y deje de ser el factor que decida sobre los planes de su vida cotidiana.


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