martes, 2 de noviembre de 2010

Cientos acuden a cementerios de Hato Mayor

MANUEL A. VEGA
manuelvega45@hotmail.com
HATO MAYOR.- La iglesia católica ha tomado el génesis de muchos episodios en la vida en la tierra y uno de ellos lo constituye la tradicional celebración del Día de los Fieles Difuntos o Día de Los Muertos, que cada 2 de noviembre se celebra en la  República Dominicana y otros países del continente americano.
La celebración de los Fieles Difuntos, es una manifestación cristiana que tiene su epicentro en la iglesia católica y cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han acabado su vida en el globo terráqueo.
En Hato Mayor el día 2 de noviembre constituye una verdadera manifestación de recordación de los seres fallecidos.
Cientos acudieron este martes los camposantos a prender velas y velones; muchos aprovechan para pintar y colocar epitafios a las tumbas de sus seres fallecidos.
Ciertas creencias populares relacionadas con el Día de los Difuntos son de origen pagano y de antigüedad inmemorial. Así sucede que los campesinos de muchos países católicos creen que en la noche de los Difuntos los muertos vuelven a las casas donde antes habían vivido y participan de la comida de los vivientes”.
El libro The Worship of the Dead (La adoración de los difuntos) señala a este origen al decir: “Las mitologías de todas las naciones antiguas están entretejidas con los sucesos del Diluvio [...] El vigor de este argumento está ilustrado por el hecho de que una gran fiesta de los muertos en conmemoración de ese acontecimiento se observa, no solo en naciones que más o menos se encuentran en comunicación entre sí, sino también en otras extensamente distanciadas, tanto por el océano como por siglos de tiempo.
La práctica religiosa hacia los difuntos es sumamente antigua. El profeta Jeremías en el Antiguo Testamento dice: "En paz morirás. Y como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes antepasados que te precedieron, así los quemarán por ti, y con el «¡ay, señor!» te plañirán, porque lo digo yo - oráculo de Yahveh " (Jeremías 34,5) a su vez en el libro 2° de los Macabeos esta escrito: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2 Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de los vivos y los muertos por quienes se había de orar.

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