sábado, 4 de junio de 2011

En Villa Navarro la gente vive entre el lodo, las plagas y la delincuencia


MANUEL A. VEGA
atacando10@hotmail.com
HATO MAYOR.- Más que un barrio de Hato Mayor, Villa Navarro, un sector ubicado al norte de esta ciudad, parece un batey o una comunidad rural lejana del Africa.
Esa es la impresión que asalta al que nunca ha  visitado y se asoma al sector, que al llegar se encuentra con calles deterioradas y convertidas en lagunas y lodazales.
En Villa Navarro, que debe su nombre a José Antonio Navarro, un dirigente reformista que en el primer quinquenio de la década de 1990, se atrevió desafiar a las autoridades y al gobierno de Balaguer e invadió y repartió en solares los terrenos, que eran del asentamiento agrícola AC-193, residen unas 4 mil personas.
Los servicios básicos de agua, salud, educación, electricidad se prestan a media y las calles cuando llueve la gente no puede salir con zapatos, sino se pone una funda plástica en los pies, por las lagunas que se forman en sus maltrechas y abandonadas calles.
Un mal que no ha podido ser resuelto ni por la alcaldía municipal ni el gobierno, es la Laguna de la familia Polanco, que bordea el sector por la parte norte y que cuando llueve se desborda, anegando todo el sector y dañando ajuares en los humildes hogares.
La escuela del sector, construida durante el gobierno de Hipólito Mejía, tiene una sobrepoblación estudiantil a tal grado, que estudiantes tienen que recibir docencias  encima del fregadero de la cocina.
Ya la escuela no da abasto para recibir a niños  y niñas, muchos de los cuales tienen que tomar las calles a vender frutas, coconetes, maní y tomar una limpiabotas, para ayudar a los padres a solventar los gastos en los humildes hogares, que la mayoría más que vivienda son zahúrdas o cuchitriles.
Las bocacalles están llenas de tugurios, la mayoría sin retretes, lo que obliga a sus propietarios utilizar fundas plásticas para realizar sus necesidades fisiológicas, que lanzan como hondas a patios yermos y potreros cercanos, provocando contaminación ambiental.
El agua que está consumiendo la gente del barrio es extraída de pozos, los cuales están minado de parásitos y lo que está provocando enfermedades en estomacales y de la piel.
A pesar de que el barrio lleva 20 años de fundado, la alcaldía municipal nunca ha construido un  metro de aceras y contenes, mientras que la falta de iluminación convierten las calles en boca de lobo y por consiguiente en caldo de cultivo para el auge de la delincuencia.
La gente en el sector teme, que ahora con la temporada ciclónica, la situación de las calles y de muchas viviendas que tienen pisos de tierra, pueda empeorar.
Cuando hay campaña, los políticos hacen llover al barrio de promesas, pero inmediatamente pasan las elecciones, se olvidan del sector, que ha incidido en los últimos procesos electorales a sacar el síndico y regidores.
Sus habitantes opinan que a Villa Navarro hay que declararlo en Estado de Emergencia, para que  tanto el gobierno municipal como el Central, vayan en auxilio del sector, disponiendo la construcción de una escuela moderna, construcción de las calles, aceras y contenes, una botica popular, un destacamento policial y se enfrente la delincuencia.
Requieren que realmente las autoridades socorran a Villa Navarro, un barrio donde sus habitantes viven del chiripeo y de ser jornaleros en las fincas circunvecinas.
Hay calles cenagosas, donde gredal y pala mecánica no ha podido acceder a enfrentar y canalizar las aguas.
El barrio, como la generalidad de los barrios de Hato Mayor, no cuenta con un destacamento policial, para enfrentar la delincuencia que cada día va en aumento.
Las drogas, el uso del machete y armas de fuego de fabricación casera es perceptible en el sector.
Es un barrio olvidado por las autoridades municipales, provinciales y el gobierno Central.

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