domingo, 23 de septiembre de 2012

Españoles introducen patronales Hato Mayor


Manuel Antonio Vega
atacando10@gmail.com

La tradición histórica que se tiene de la celebración a la patrona de Hato Mayor, la Virgen de Las Mercedes, nos indica que las patronales fueron introducidas a la isla por los españoles, luego que el genovés Cristóbal Colón descubriera la isla Hispaniola, el 12 de octubre de 1492.
Los Dávila, que instituyeron el Mayorazgo de Dávila, hacia 1520 siguieron la tradición hasta su última descendiente que quedó en Hato Mayor del Rey, Mercedes de la Rocha Coca Landeche de Fernández, que fue la donante de los terrenos donde hoy está erigida esta ciudad.
Melchor Contín Alfau en su libro “Hato Mayor del Rey” Reseña Histórica-Geográfica- Tradicional y Religiosa, explica que la práctica del culto de Nuestra Señora  de Las Mercedes, en Hato Mayor del Rey, es más antigua que la formación misma de la villa, ya que existe evidencia de que, antes de que la población tomara perfiles urbanísticos, y, mientras  estos predios en que se asientan, solo constituían una rústica hacienda ganadera, dependiente de la villa de El Seibo, sus primeros moradores fueron fervorosos mercedarios y habían constituido una cofradía que rendía culto  a la Augusta Redentora de los cautivos, que en los primeros años de la conquista había hecho su milagrosa aparición  en el madero legendario de Santo Cerro, en La Vega.
La primera  alusión  a esta cofradía de nuestra señora de Las Mercedes, la encontramos en el interesante informe rendido al rey de España, en el mes de abril de 1740, por el arzobispo metropolitano, monseñor Domingo Pantaleón Álvarez  de Abreu, quien, al referirse a la ermita techada de hojas de palma que le  servía de asiento, que encontró el prelado en su visita pastoral a la región.
Esta ermita fue erigida por el alférez real, don Antonio de Coca y Landeche, heredero de las vastas extensiones de terreno del Mayorazgo de Dávila y en torno a ella se fomentó la actual población de Hato Mayor del Rey.
El minucioso informe del arzobispo Álvarez  de Abreu, que trata sobre el estado general de la colonia, es un indicio veraz de que, a la Excelsa Madre de Dios,  se le rendía filial homenaje en esta comarca desde unos 200 años atrás, y que, indudablemente, esta circunstancia determinara a la curia eclesiástica a que, al crearse la parroquia, esta fuera puesta bajo el tutelar patronato de la celestial señora, que a la vez es patrona de la república de Barcelona.
Hay que significar que, en sus inicios la parroquia estuvo consagrada a San José, lo que revela que así mismo el culto al padre putativo de Nuestro Redentor, también estuvo arraigado desde antaño, en el corazón de los hatomayorenses.
La primera imagen de la patrona de Hato Mayor, La Virgen de las Mercedes no se conserva, pero aún está en la iglesia central de Hato Mayor del Rey, la réplica que obsequiara por el año 1845 el ex-presidente, general Pedro Santana, quien era un fervoroso devoto de nuestra patrona y que varias veces visitó la comarca a conmemoraciones.
Esta antigua imagen de la virgen de Las Mercedes, constituye una venerable reliquia histórico-religiosa para los nativos de esta ciudad, bautizada con la nueva denominación de “La Capital del Cítrico”, por ser la mayor productora de naranja de la República Dominicana, con  unas 150 mil tareas sembradas
Anteriormente, según reseña Melchor Contín Alfau en su libro Hato Mayor del Rey, desde horas tempranas a mediado de septiembre de cada año, hacían su entrada las peregrinaciones seccionales, al ritmo de los estridentes atabales, en tanto algunos grupos entonaban cantadas y plenas al compás de panderos y güiros de bangaño y las campanas se echaban a vuelo para recibir las rurales cofradías.
A cada sección se le designaba su día y la imagen de la patrona se ofrecía al beso de los fieles. Todavía se conserva la tradición del novenario de la iglesia y simultáneamente con los cultos religiosos, aun se efectúan a la vez amenos festejos populares y sanas diversiones sociales y hogareñas.
Las lidias gallísticas, enlace de toros, palo encebao,  son parte de las actividades que se conservan en el tiempo y que forman parte de nuestro folklore  y atractivo del ciclo festivo en honor a la patrona, Nuestra Señora de Las Mercedes.
En las últimas décadas el calendario patronal ha sido enriquecido con nuevas atracciones, incorporándose a los números clásicos  primitivos, las corridas de cintas o de sortijas, corridas de caballos y en burro, motocicletas y otros pasatiempos que proporcionan grata expansión a los participantes en tales juegos y a quienes observan.
En los últimos diez años hay que destacar la introducción de fuegos artificiales hecha por el empresario, Rubén Darío Cruz, así como el espectáculo que se realiza para escoger las beldades de las patronales y el lanzamiento de paracaídas desde avionetas y helicópteros que hace la Fuerza Área Dominicana.
Cada año se agrega un elemento nuevo a la celebración, haciendo que de las patronales vuelvan a retomar la tradición  y que los habitantes de Hato Mayor se interesen en  comprar ropas para el estreno y el disfrute del ciclo festivo.
Desde el 1995 se realizan febriles preparativos, hasta con dos y tres meses de preparación y las actividades del ejido se concentran en los atabales de Media Chiva, que no es más que la tradicional enramada donde se celebran los palos o atabales, así como alrededor de la tarima de la cultura que se improvisa a propósito de la celebración.
Los artistas locales, radicados en Santo Domingo y otras latitudes, así como los que viven en el patio, realizan presentaciones artísticas en los lugares más concurridos, llamando al pueblo ante su presencia, ya que generalmente buscan patrocinio de casas licoreras y otras empresas.
Orquestas de renombres hacen gala durante el ciclo festivo, las que logran sus presentaciones con pago por anticipado.
Modistas, sastres, estilistas, zapateros todavía hacen “zafra” con la creciente demanda de sus festinadas clientelas, pues prevalece la costumbre, en parte olvidada, de estrenar ropas, calzados, prendas y arreglarse el pelo para ir a las patronales. El comercio local, así como hoteles, fondas y restaurantes se llenan el “buche” durante las celebraciones donde la clientela aumenta.
Los nativos residentes en Santo Domingo, El Cibao, El Sur y otras poblaciones de la región Este y el exterior visitan la comarca para la época, para reencontrarse con sus coterráneos.
 El baile de atabales es la tradición más arraigada entre los hatomayorenses, que se desbordan cada año a participar de las novenas que organiza el comité de festejo. Las novenas son sostenidas por empresarios y políticos, que en ocasiones la toman para demostrar su nivel de popularidad en la ciudad.

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