jueves, 10 de julio de 2014

Despiden con vítores y aplausos fiscal de Hato Mayor


MANUEL ANTONIO VEGA

HIPÓLITO ROMERO

HATO MAYOR. En medio de un emotivo acto y la entrega de múltiples placas de reconocimientos de parte del sector empresarial y comercial fue despedido el fiscal Manuel Emilio Santana Montero, quien se va como fiscal a El Seibo y recibido Henry Estévez, como fiscal de Hato Mayor.
La toma de posesión de Henry Estévez fue hecha por el procurador de la Corte de Apelación de San Pedro de Macorís, Mariano Morla, quien exhortó al nuevo titular del ministerio público enfrentar con crudeza la delincuencia, el crimen organizado y el  narcotráfico, como lo hizo Manuel Emilio Santana Montero.
La despedida a Papito, como se conoce al nuevo fiscal de El Seibo, quien permaneció por espacio de 10 años, fue muy emotiva y cargada de discursos de reconocimientos a su buena gestión como fiscal.
Ente las instituciones que reconocieron con placas la labor de Papito, se citan: la Asociación de Ganaderos, El Patronato de Apoyo a la Policía, La Cooperativa de Ganaderos, La Asociación de Dueños de Bancas de Lotería y La Asociación de Productores de Chinola.
´´Salgo de la fiscalía de Hato Mayor, como les dije cuando ocupe el puesto por primera vez, pobre, sin una casa, sin un vehículo y sin una cuenta bancaria, porque no vine a hacerme rico, sino a trabajar en beneficio de la población´´, dijo Manuel Emilio Santana Montero en su discurso de despedida.
Las palabras de bendición en el acto de recibimiento y despedidas de los fiscales Henry Estévez y Manuel Emilio Santana fue  realizada por el cura párroco de la iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes, Pablo Daniel Zorrilla.
Jueces y fiscales, así como personalidades del mundo empresarial, comercial y profesional se dieron cita a la emotiva ceremonia.
Papito se desempeñó por espacio de 10 años como fiscal de Hato Mayor, donde enfrentó a diversos sectores, incluyendo a gente del partido en el poder.
Combatió la delincuencia, el crimen organizado y mantuvo un combate frontal en la lucha contra el narcotráfico, llevando a cientos de jóvenes a las  mazmorras en la cárcel pública de El Seibo.

Además mantuvo un programa de visitas a centros educativos de la provincia, promoviendo los valores éticos y morales entre la juventud, para que no cayeran en el vicio y la corrupción.
Enfrentó el robo en fincas y negocios y combatió las invasiones de tierras, llevando a la cárcel a varios invasores.
Fue implacable con el ruido y los juegos de azar en los colmadones, ganándose el odio y el desprecio de los sus propietarios, pero agenciándose respeto y admiración entre la población.


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