HIPÓLITO ROMERO
HATO MAYOR. En medio
de un emotivo acto y la entrega de múltiples placas de reconocimientos de parte
del sector empresarial y comercial fue despedido el fiscal Manuel Emilio
Santana Montero, quien se va como fiscal a El Seibo y recibido Henry Estévez,
como fiscal de Hato Mayor.
La toma de posesión de
Henry Estévez fue hecha por el procurador de la Corte de Apelación de San Pedro
de Macorís, Mariano Morla, quien exhortó al nuevo titular del ministerio
público enfrentar con crudeza la delincuencia, el crimen organizado y el narcotráfico, como lo hizo Manuel Emilio
Santana Montero.
La despedida a Papito,
como se conoce al nuevo fiscal de El Seibo, quien permaneció por espacio de 10
años, fue muy emotiva y cargada de discursos de reconocimientos a su buena
gestión como fiscal.
Ente las instituciones
que reconocieron con placas la labor de Papito, se citan: la Asociación de
Ganaderos, El Patronato de Apoyo a la Policía, La Cooperativa de Ganaderos, La Asociación
de Dueños de Bancas de Lotería y La Asociación de Productores de Chinola.
´´Salgo de la fiscalía
de Hato Mayor, como les dije cuando ocupe el puesto por primera vez, pobre, sin
una casa, sin un vehículo y sin una cuenta bancaria, porque no vine a hacerme
rico, sino a trabajar en beneficio de la población´´, dijo Manuel Emilio
Santana Montero en su discurso de despedida.
Las palabras de
bendición en el acto de recibimiento y despedidas de los fiscales Henry Estévez
y Manuel Emilio Santana fue realizada
por el cura párroco de la iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes, Pablo Daniel
Zorrilla.
Jueces y fiscales, así
como personalidades del mundo empresarial, comercial y profesional se dieron
cita a la emotiva ceremonia.
Papito se desempeñó
por espacio de 10 años como fiscal de Hato Mayor, donde enfrentó a diversos
sectores, incluyendo a gente del partido en el poder.
Combatió la
delincuencia, el crimen organizado y mantuvo un combate frontal en la lucha
contra el narcotráfico, llevando a cientos de jóvenes a las mazmorras en la cárcel pública de El Seibo.
Además mantuvo un
programa de visitas a centros educativos de la provincia, promoviendo los
valores éticos y morales entre la juventud, para que no cayeran en el vicio y
la corrupción.
Enfrentó el robo en
fincas y negocios y combatió las invasiones de tierras, llevando a la cárcel a
varios invasores.
Fue implacable con el
ruido y los juegos de azar en los colmadones, ganándose el odio y el desprecio
de los sus propietarios, pero agenciándose respeto y admiración entre la población.
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