martes, 9 de septiembre de 2014

Las buenas noticias son para buenos periodistas

MANUEL ANTONIO VEGA
MANUEL ANTONIO VEGA

Como los líderes, los buenos periodistas  no nacen se hacen en base a una formación regia, la lectura y el interés personal de generar  buenas noticias.
Las noticias no son de un periodista en particular, son del pueblo, que las interpretas y hace lecturas de ellas.
Ahora bien, una buena noticia es, debe y será siempre de un buen periodista. Un periodista que sea acucioso, que tenga buen olfato, que tenga visión y conceptualización del tema enfocado, genera y produce buenas noticias.
Las noticias es un bien social, es un servicio que sirven los periodistas y buenos comunicadores.
Las buenas noticias están donde quieras, se producen en el campo, en las carreteras, en una zahúrda abandonada, en una montaña boscosa, en una montaña calva, sin árboles.
Se pueden construir en las oficinas, en los barrios marginales, en fin donde quiera se genera y se puede producir una buena noticia.
Las buenas noticias son para sabios periodistas, que pueden generar innúmeros comentarios y producir cambios sustanciales en el comportamiento y accionar de la gente.
Las buenas noticias cambian hasta la forma de vestir y de alimentarse del buen periodista. Para ellos sólo tienen que hacerla bien, que le guste a los receptores y/o patrocinadores o protagonistas.
La mejor noticia no es la que tenga muchas literaturas y esté bien adornada y coloreada.
Para que una noticia sea buena tiene que hacerla un buen periodista con buenas intenciones y  que procure que la misma sea innovadora y ayude a cambiar para bien, no para mal.
El mundo está lleno de “buenos” periodistas, pero no todos hacen buenas noticias.
Los buenos periodistas escasean, están en extinción como el solenodonte, un roedor que ha servido para que se hagan buenas noticias por la conservación del medio ambiente.
Las buenas noticias no son las que solo  arrastran buenos comentarios, son aquellas que permiten las divergencias, las discrepancias.
Redactar una buena noticia no es fácil, porque para hacerlo hay que meditar, hay que provocar cambios en la actitud del lector, si la lee, en oyente, si la escucha, y en el televidente, si la ve o es testigo ocular del hecho.
Las noticias buenas no son exclusivas de un periodista en especial, pero para hacerlas, construirlas se impone una buena preparación, poseer un buen razonamiento, porque por ser buena la información, vendrá a revolucionar y crear opiniones diversas y adversas.
Las buenas noticias a veces no están escritas en el periódico más importante de una nación, ni se lee y ven en los mejores noticiarios de radio y televisión.
La mejor noticia puede ser tu, que con  una buena actitud, con un corazón noble, generoso ayuda al desvalido, al menesteroso a romper esquemas con tus buenas prédicas.
Las buenas noticias, nos siempre están en las redes sociales, estas se inventaron, básicamente para satisfacer el ego de la juventud.
¿Cuándo un periodista hace una buena noticia?
Cuando piensa en el bien común, cuando se inserta, se involucra y logra resolver los escollos y males que acogotan, no solo a la gente, sino su entorno.
Las buenas noticias no pueden ser para perjudicar, sino para salvar situaciones, para generar beneficios cualitativos y cuantitativos en quienes las producen y quienes las reciben, que son los receptores.
Una buena noticia debe alegrar, aunque esté haciendo un mal, a quien o quienes la producen o generan.
 ¿Una buena noticia debe ser publicada de una vez?
No necesariamente, puede hacerse días, meses y años después y no dejará de ser una buena noticia.
Hay buenas noticias que están en los proyectos comunitarios, implementados por instituciones, grupos económicos, entidades comunitarias, que la dan a conocer a largos plazos.
Esas noticias son pasivas, pero despertadoras y apetitosas.
Son sabrosas porque traen bienestar, paz y tranquilidad a los beneficiarios.
Las buenas noticias hay que cuidarla, no son solo de periodistas y comunicadores, muchos de los cuales practican la pravedad, tienen y ejercen el periodismo como cultura de la maldad.
Un buen periodista no solo hace noticias de su comunidad, sino que su buena fama se puede extender y ser llamado por doquier.
El buen periodista no es mediocre, no lastima, aunque sus escritos y buenas noticias molesten a los demás.
Las buenas noticias la puede producir tu que lee este escrito, sin embargo no tiene el mismo impacto si la produce y publica un buen periodista con buena fama.
La fama de una noticia es arrastrada por la buena fama del que la escribe, por eso el refranero popular que reza “Crea fama y acuéstate a dormir”.
En los pueblos de República Dominicana, casi siempre hay más de cinco periodistas o comunicadores destacados, pero siempre uno alcanza notoriedad por encima de los otros, por ser buen comunicador y por comunicar buenas e impactantes noticias.
Una noticia es impactante cuando provoca arrancar emociones y enfados. Cuando logra impresionar, pero a la vez cuando atina apasionar y crear sobresaltos.
Una buena noticia es como una mala noticia, que corre sola, pero provoca más impacto si la produce un periodista de buena fama y capacidad.
En práctica periodística, hay quienes se limitan, creyéndose buenos periodistas, pero la población lo concibe como ególatras y jactanciosos.
“Los Fatuos” no podrán ser jamás buscadores ni productores de buenas noticias, porque siempre serán rechazados, quedarán exentos del buen compartir y del buen vivir en sociedad.
Un generador de buenas noticias no debe ser petulante. Debe tener y practicar un buen raciocinio.
Estas reflexiones  me nacen del corazón y sé que  servirán en la posteridad para las críticas, para comentarios necesarios e innecesarios; servirán para decirme loco y acaballado. 

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