domingo, 12 de octubre de 2014

Trapiche “El Coco” paraliza molienda por falta de piezas en Hato Mayor


MANUEL ANTONIO VEGA

El COCO, Hato Mayor.- Trapiche El Coco, con 121 años de historia  produciendo guarapo y melao para la fabricación de caramelo, masita, dulce y coconete, lleva dos meses que no muele caña, debido a que las masas de madera se reventaron y el árbol escasea en el Este.
Es el único "ingenio del melao" que existe en Este del país y que se ha convertido en una atracción turística en Hato Mayor.
La escasez del árbol de Algarrobo, resistente a la tracción mecánica que realizan los bueyes en torno al redondel del pequeño ingenio.
Allí, semanalmente movidos por la fama del dulce de caña, llegan decenas de turistas nacionales y extranjeros a saber del proceso artesanal del guarapo.
Con pocas cobijas, el trapiche de El Coco, una comunidad rodeada de miseria y carente de los servicios indispensables, es el escudo heráldico en la economía de la comunidad y atracción importante en la primera provincia ecoturística de República Dominicana. Es la única industria que se conoce en la comunidad.
En la pequeña y rudimentaria estructura se produce el guarapo, que luego mezclado con fárfaras de naranja en caldera a fuego rápido se convierte en melao melcochoso, utilizado para la fabricación de dulce de naranja, melcocha, caramelo, masita y dulce de naranja en almíbar de importantes ciudades costeras de la región Este y mercado de Santo Domingo.
Aunque en el pasado existieron otros trapiches en Hato Mayor y otros puntos del Este, es el de El Coco, el único que prevalece en el tiempo.
La estructura del viejo trapiche está confeccionado con tres rolos o masas, que es por donde pasan el bagazo de la caña y al triturarse o molerse va dejando caer el guarapo, que tomado crudo da una sensación al paladar de un jugo procesado.
La madera utilizada en el proceso es de algarrobo, que a juicio de Nazario Reyes Cueto -descendiente del fallecido Don Nazario Reyes, fundador del Trapiche de El Coco- es la madera más resistente para el estiramiento de los bueyes.
“Tengo dos meses buscando los rolos, pero el árbol de Algarrobo están escasos, muchos hacendados lo eliminaron de sus fincas, para eliminar sombra al ganado”, expuso apenado, porque solo vive de la molienda de caña, para extraer el guarapo que luego a fuego se convierte en melao.
Turistas van al lugar solo para probar el guarapo y ver como con tanta maestría dos bueyes, que se utilizan para girar la máquina artesanal, van girando alrededor de la pequeña caseta y el líquido va cayendo a un envase.
Es un ingenio sin chimenea, movido por la fuerza bruta de los bueyes, que en su movimiento van dejando el néctar de la caña y elevando el entusiasmo de quienes lo manejan, así como alegrando a quienes pueden disfrutar de ver este espectáculo del turismo sostenible en Hato Mayor.

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