martes, 16 de diciembre de 2014

Por la contaminación se mueren los ríos Soco y Seibo

 Más de 2 mil retretes y 14 cañadas llevan la contaminación a los afluentes que agonizan ante los ojos de las autoridades de Medio Ambiente

MANUEL ANTONIO VEGA

EL SEIBO.- Dios y la naturaleza han sido benévolos en dar a la provincia de El Seibo, las más empinadas montañas, bosques, ríos, y cavernas, pero el hombre se ha ido encargando de matar estos recursos naturales, que le servirán para la subsistencia.
La contaminación de los ríos Soco y Seibo son pruebas fehacientes de lo enunciado más arriba y la apatía de las autoridades del ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la provincia, que ven como languidecen los recursos hídricos de la más vieja ciudad del Este del país y no intervienen, aunque sea para remediar un poco la situación.
Más de 2 mil retretes y baños descargan de manera directa los excrementos humanos, mientras que los desperdicios que se producen en igual número de viviendas son lanzados a sus aguas sin que actúen las autoridades correspondientes.
Los animales muertos y los plásticos boyan sobre sus pestilentes aguas, que ido cambiando de color por la fregaduras que se producen en los hogares, las orinas y heces fecales.
La contaminación de los más importantes ríos de El Seibo inicia desde sus nacimientos, donde hacendados han derribados árboles y lanzan herbicidas a las plantaciones agrícolas que los rodean, pero que van a las aguas y matan los peces.
Los pescadores también han ido malogrando los afluentes al lanzar sustancias tóxicas por capturar camarones, guabinas y tilapias.
EN LA CIUDAD
Las grasas y aceites que se producen en las estaciones gasolineras de la ciudad, así como los plásticos de negocios van a El Soco y El Seibo, que se unen en el ala Este del municipio, para solo quedar el río Soco, que desemboca en el mar Caribe por San Pedro de Macorís.
Unas 14 cañadas alimentan la contaminación de los ríos, cuyos desperdicios caen al Soco y El Seibo
Grupos ambientales y autoridades municipales han denunciado en varias ocasiones la contaminación de las aguas que llegan a las casas de los residentes de la zona.
Medio Ambiente no funciona en El Seibo y el alcalde de El Seibo, Gerardo Casanova, sostiene que son frecuentes las enfermedades de la piel y gastrointestinales, así como alergias, producto del agua contaminada.
El sistema de alcantarillado nunca ha sido conectado a las piletas o lagunas, lo que obliga a sus habitantes a lanzar todos tipos de desperdicios a las cañadas, que descargan en los ríos.
Hay gente que no tiene sistema de alcantarillado y se conecta, como es el caso de Ginandiana, Mirador del Sur y La Loma de los Chivos.
“Esa agua contaminada va al río”, explica Casanova, quien pidió al presidente de la República, Danilo Medina, ordenar la  terminación del sistema de alcantarillado en gran parte de los barrios y la construcción de una planta de tratamiento, ya que la existente no está en capacidad de recibir la cantidad de agua que sale de los sanitarios y fregaderos de los hogares.
La planta de tratamiento se reparó recientemente, pero no trabaja a toda capacidad.
POCILGAS
La proliferación de pocilgas para la crianzas de cerdos está indignando a los habitantes de El Seibo, que ven como cientos de animales se crían en barrios y riberas de los ríos Soco y Seibo, sin que las autoridades sanitarias y Medio Ambiente intervengan para detener el alto grado de contaminación que afecta a la ciudad más vieja del Este del país.
Los cerdos se crían en los barrios Ginandiana, El Hospital, Altos de los Chivos, Villa Guerrero, creando malos olores y la emanación de metano, que llegan por las escorrentías a los ríos Seibo y Soco.

Fermín Tineo, vice ministro y director de la Comisión Sónica del Ministerio de Interior y Policía, quien dictó una charla sobre la contaminación sónica y ambiental en El Seibo, dijo que las autoridades de Medio Ambiente, Salud Pública, el cabildo, la Fiscalía y la Policía debe coordinar para sacar o desterrar la crianza de cerdos en el casco urbano de esta ciudad.
“Hay una proliferación de pocilgas que debes estar apartado de la ciudad, los animales es para estar pastando y criando en pocilgas en las zonas rurales, no en el pueblo”, adujo el funcionario.
Consideró la crianza de cerdos en El Seibo y cualquier otra ciudad como  un acto criminal y apeló a las autoridades del gobierno enfrentar el mal en lo inmediato.
“No se puede vivir como en aldeas y la crianza de cerdos da notación de que El Seibo no es una ciudad, sino una aldea habitadas de gentes y animales, pero eso no puede seguir ocurriendo, hay que sacar los cerdos ya”, reiteró en su alocución.
Las aguas residuales de las pocilgas van a parar a cañadas y los ríos Soco y Seibo, lo que ha provocado que desaparezcan los balnearios que existían sobre los cauces de estos ríos y que permitían que excursionistas de Hato Mayor, Higüey, La Romana viajaran a esa ciudad a disfrutar de sus aguas.
Los baños de la cárcel pública de El Seibo van a parar directamente a una cañada que bordea el recinto penitenciario
Los seibanos tienen más de 40 años exigiendo del gobierno central la construcción de una planta de tratamiento y un verdadero sistema sanitario, pero las promesas han llovidos, pero caen cada cuatro años en el saco del olvido, denunciaron los moradores de la provincia del Este.
HISTORIA
Ambos afluentes nacen en la Sierra del Seibo o Cordillera Oriental, como se llaman el conjunto de sierras o montañas que corren en la dirección Oeste-Este, que nacen en Cotuí y mueren en Higüey.
La Sierra de El Seibo de formación cretácea es de topografía cársica, nombre que viene de su parecido con una región oriental del mar Adriático, en Europa.
En la Sierra de El Seibo hay bastante ocupación humana. Las lluvias son abundantes y el terreno está dedicado a la crianza de ganado vacuno, principalmente en las vertientes Sur y Este.
Río Soco, cubre el tramo del río entre el Municipio de Ramón Santana y su desembocadura en el Mar Caribe con una franja de 250 metros a partir de cada uno de sus márgenes.
En la desembocadura posee manglares, los cuales son protegidos por Medio Ambiente, incluyendo los caños y el litoral costero de playa Montero y playa Boca del Soco.
El polígono antes descrito encierra una superficie de aproximadamente una superficie de 814.98 km²

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