EL
SEIBO.- Dios y la naturaleza han sido benévolos en dar a la provincia de El
Seibo, las más empinadas montañas, bosques, ríos, y cavernas, pero el hombre se
ha ido encargando de matar estos recursos naturales, que le servirán para la subsistencia.
La
contaminación de los ríos Soco y Seibo son pruebas fehacientes de lo enunciado
más arriba y la apatía de las autoridades del ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales en la provincia, que ven como languidecen los recursos
hídricos de la más vieja ciudad del Este del país y no intervienen, aunque sea
para remediar un poco la situación.
Más
de 2 mil retretes y baños descargan de manera directa los excrementos humanos,
mientras que los desperdicios que se producen en igual número de viviendas son
lanzados a sus aguas sin que actúen las autoridades correspondientes.
Los
animales muertos y los plásticos boyan sobre sus pestilentes aguas, que ido
cambiando de color por la fregaduras que se producen en los hogares, las orinas
y heces fecales.
La
contaminación de los más importantes ríos de El Seibo inicia desde sus
nacimientos, donde hacendados han derribados árboles y lanzan herbicidas a las
plantaciones agrícolas que los rodean, pero que van a las aguas y matan los
peces.
Los
pescadores también han ido malogrando los afluentes al lanzar sustancias tóxicas
por capturar camarones, guabinas y tilapias.
EN
LA CIUDAD
Las
grasas y aceites que se producen en las estaciones gasolineras de la ciudad,
así como los plásticos de negocios van a El Soco y El Seibo, que se unen en el
ala Este del municipio, para solo quedar el río Soco, que desemboca en el mar
Caribe por San Pedro de Macorís.
Unas
14 cañadas alimentan la contaminación de los ríos, cuyos desperdicios caen al
Soco y El Seibo
Grupos
ambientales y autoridades municipales han denunciado en varias ocasiones la
contaminación de las aguas que llegan a las casas de los residentes de la zona.
Medio
Ambiente no funciona en El Seibo y el alcalde de El Seibo, Gerardo Casanova, sostiene
que son frecuentes las enfermedades de la piel y gastrointestinales, así como
alergias, producto del agua contaminada.
El
sistema de alcantarillado nunca ha sido conectado a las piletas o lagunas, lo
que obliga a sus habitantes a lanzar todos tipos de desperdicios a las cañadas,
que descargan en los ríos.
Hay
gente que no tiene sistema de alcantarillado y se conecta, como es el caso de
Ginandiana, Mirador del Sur y La Loma de los Chivos.
“Esa
agua contaminada va al río”, explica Casanova, quien pidió al presidente de la
República, Danilo Medina, ordenar la terminación del sistema de alcantarillado en
gran parte de los barrios y la construcción de una planta de tratamiento, ya
que la existente no está en capacidad de recibir la cantidad de agua que sale
de los sanitarios y fregaderos de los hogares.
La
planta de tratamiento se reparó recientemente, pero no trabaja a toda
capacidad.
POCILGAS
La
proliferación de pocilgas para la crianzas de cerdos está indignando a los
habitantes de El Seibo, que ven como cientos de animales se crían en barrios y
riberas de los ríos Soco y Seibo, sin que las autoridades sanitarias y Medio
Ambiente intervengan para detener el alto grado de contaminación que afecta a
la ciudad más vieja del Este del país.
Los
cerdos se crían en los barrios Ginandiana, El Hospital, Altos de los Chivos,
Villa Guerrero, creando malos olores y la emanación de metano, que llegan por
las escorrentías a los ríos Seibo y Soco.
Fermín
Tineo, vice ministro y director de la Comisión Sónica del Ministerio de
Interior y Policía, quien dictó una charla sobre la contaminación sónica y
ambiental en El Seibo, dijo que las autoridades de Medio Ambiente, Salud
Pública, el cabildo, la Fiscalía y la Policía debe coordinar para sacar o
desterrar la crianza de cerdos en el casco urbano de esta ciudad.
“Hay
una proliferación de pocilgas que debes estar apartado de la ciudad, los
animales es para estar pastando y criando en pocilgas en las zonas rurales, no
en el pueblo”, adujo el funcionario.
Consideró
la crianza de cerdos en El Seibo y cualquier otra ciudad como un acto criminal y apeló a las autoridades
del gobierno enfrentar el mal en lo inmediato.
“No
se puede vivir como en aldeas y la crianza de cerdos da notación de que El
Seibo no es una ciudad, sino una aldea habitadas de gentes y animales, pero eso
no puede seguir ocurriendo, hay que sacar los cerdos ya”, reiteró en su
alocución.
Las
aguas residuales de las pocilgas van a parar a cañadas y los ríos Soco y Seibo,
lo que ha provocado que desaparezcan los balnearios que existían sobre los
cauces de estos ríos y que permitían que excursionistas de Hato Mayor, Higüey,
La Romana viajaran a esa ciudad a disfrutar de sus aguas.
Los
baños de la cárcel pública de El Seibo van a parar directamente a una cañada
que bordea el recinto penitenciario
Los
seibanos tienen más de 40 años exigiendo del gobierno central la construcción
de una planta de tratamiento y un verdadero sistema sanitario, pero las
promesas han llovidos, pero caen cada cuatro años en el saco del olvido,
denunciaron los moradores de la provincia del Este.
HISTORIA
Ambos
afluentes nacen en la Sierra del Seibo o Cordillera Oriental, como se llaman el
conjunto de sierras o montañas que corren en la dirección Oeste-Este, que nacen
en Cotuí y mueren en Higüey.
La
Sierra de El Seibo de formación cretácea es de topografía cársica, nombre que
viene de su parecido con una región oriental del mar Adriático, en Europa.
En
la Sierra de El Seibo hay bastante ocupación humana. Las lluvias son abundantes
y el terreno está dedicado a la crianza de ganado vacuno, principalmente en las
vertientes Sur y Este.
Río
Soco, cubre el tramo del río entre el Municipio de Ramón Santana y su
desembocadura en el Mar Caribe con una franja de 250 metros a partir de cada
uno de sus márgenes.
En
la desembocadura posee manglares, los cuales son protegidos por Medio Ambiente,
incluyendo los caños y el litoral costero de playa Montero y playa Boca del
Soco.
El
polígono antes descrito encierra una superficie de aproximadamente una
superficie de 814.98 km²
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