miércoles, 7 de enero de 2015

Madre de Pedro Martínez celebra con champaña triunfo de hijo en Hato Mayor

MANUEL ANTONIO VEGA

HATO MAYOR.- “Aquí se va celebrar con champaña y whisky hasta la amanezca el triunfo de mi hijo”, dijo muy emotiva Leopoldina Martinez, progenitora del exaltado a Cooperstown, Pedro Martínez.
“Fui la primera persona a quien me llamó, incluso 10 minutos antes de entrar al salón de la fama, donde fue invitado para recibir el anuncio, que lo convierte en un inmortal desde el 26 de junio, donde su nombre y figura estará junto a otras grandes superestrellas de las Grnades Ligas.
Leopoldina reside en el sector Plata Bella, al sur de Hato Mayor, donde recibió la llamada de su hijo desde Boston, haciéndole saber “Mamá lo logramos”.
“Mis  ojos se llenaron de lágrimas por la alegría que sentí al escuchar a mi hijo comunicándome que había pasado al salón de la fama con más del 91% de la votación”, confió la dama a Diario Libre.
Y agregó: “El martes me llamó tres veces, lo sentí nervioso, pero sabía que era porque Dios le tenía ese lugar reservado”
Dijo que pasó el día orando en la casa y meditando para pidiéndole a Dios que me lo premiara.

Cuando Leopoldina recibió la llamada de su hijo Pedro se encontraba en el hogar junto a su sobrino, Leonardo Martínez, la ama de casa, Delia Santana y el agente policial, Carlos Manuel Peguero.
“Después de Dios concederme y dar el deseo a mi hijo de entrar al salón de la fama, aquí lo que se va es a beber hasta la amanezca con champaña y wisky”, dijo emocionada la progenitora de Pedro el Grande, que cuenta los 69 años de edad.
“Estoy viviendo uno de los momentos más gratos de mi vida, mi hijo es un inmortal del Salón de la Fama”, cantaba a grito de alegría Leopoldina, que se le veía inquieta en su casa en Hato Mayor.
 Es cariñoso
“Cuando Pedro viene a mi casa, me carga, me da mordidita en los cachetes, me abraza y no me quiere soltar dándome mimos”, significó la emocianda mujer.
Sostuvo que desde pequeño siempre fue alegre y juguetón, era una especie de melao de lo dulce que era.
Manifiesta que la parte más dulce de Pedro es que cariñoso y dadivoso con los más necesitado; siempre vive ayudando a la gente, “pienso que eso lo hace más grande entre los mortales”.
Explicó que Pedro es el penúltimo de sus hijos, a quienes desde jóvenes se esforzó en criar haciendo diferentes oficios como lavar, planchar, vender arepas y dulces. 

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