jueves, 3 de septiembre de 2015

LA VERDAD DETRÁS DE ESA LEY

DR. ANLLELO MORLA ISAMBERT

Al hurgar en los anales de nuestra historia nos encontramos con la famosa ley 5080-1962, que es aprobada y promulgada un año después del ajusticiamiento del general Rafael Leónidas Trujillo, y ésta en su artículo prohíbe la promoción de la exaltación del hombre de San Cristóbal y de sus descendientes o acólitos en cualquier de las formas que se puedan utilizar para dicha promoción, ya sea a través de la radio, televisión, revista, periódicos…        
En días recientes hemos visto al Procurador General de la República, motivado por los constitucionalistas de abril, elevar una resolución y de paso decir que esa ley aún sigue vigente y que cualquiera que ose promover dicha figura podría ir a la cárcel, ya que esa ley no ha sido derogada y ni tampoco resulta inconstitucional, porque, según él, se ajusta a la constitución elaborada, definida y promulgada por el doctor Fernández Reyna, constitución que crea el Estado Social Democrático.

Esa ley, en su primer artículo establece prisión para el ciudadano que promueva la figura del dictador y de cualquiera de sus acciones que, quizás, él hizo en beneficio del país, pero para decir todo lo malo que hizo no existen las limitaciones en la ley, y es cuando creemos que nos colocamos en el filo de la navaja. Los hombres de la historia son el reflejo de sus acciones, sean estas buenas o malas.                    
Es desde ese contexto histórico que nosotros debemos conocer a los gobernantes sin obviar ninguna de sus acciones, porque si tuvo tantas acciones negativas y muy pocas positivas, entonces, ¿Por qué nos ponen como camisa de fuerza una ley que no nos permite conocer de nuestros gobernantes tanto sus cosas negativas como sus cosas positivas?
Cuando lo hacemos así, y así lo creemos, les hacemos un gran daño a nuestros jóvenes, porque los estamos llevando al desconocimiento real de la historia. La misma constitución establece que el pueblo debe tener derecho a la información veraz, sin restricciones y sin censuras.
Ante todo lo antes expuesto, creemos que las leyes tienen un tiempo para su aplicación en el tiempo, vemos, por ejemplo, la ley de parte y tenencia de armas de fuego de forma ilegal, que no permitía la fianza; esa ley fue creada con el objetivo de recoger las armas en manos de la población civil, tras pasar la guerra de abril de 1965.
Esa ley fue el mecanismo para que la población entregara las armas y así lograr el desarme del pueblo con la finalidad de evitar otro levantamiento, por lo que creemos que la ley en cuestión se creó en ese momento para evitar la exaltación y promoción de la figura de Trujillo por lo reciente del tiranicidio.
Pero medio siglo después de ese hecho histórico, cuando alrededor del 80% de la población nació y se crió en el sistema democrático, y que la mayoría de la juventud no se interesa por los hechos históricos, sino que su interés está en la tecnología (celulares, computadoras…), creemos que casi resulta una aberración que se argumente que en países como Alemania no se puede hablar del holocausto, del fascino en Italia, en España del franquismo, pero en esos pueblos su sistema de gobierno que ellos tomaron como modelo (sean estos parlamentarios, democrático o social demócrata…) le han asegurados a sus ciudadanos la educación, la salud, el transporte, trabajo, techo, seguridad ciudadana, electricidad, agua potable…Y es a través del estado que esos ciudadanos han logrado todos esos beneficios.
Aquí, en nuestro país, ha sido todo lo contrario. Los políticos, en su gran mayoría, se han hecho ricos poderosos, mientras nuestro pueblo se ha sumido en la miseria más espantosa, no es a eso que le tememos, a que seamos sometidos al escrutinio de un pueblo que goza de una democracia para una porción muy pequeña, mientras que la mayoría se los vive llevando el mismísimo diablo, por eso reza un viejo y muy sabio refrán popular que “Los pueblos que no conocen su historia tienden a repetirla”.
El autor es abogado…     
                  

          

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