VÍCTOR ESPINAL
A pesar de la incapacidad mostrada por las autoridades
del ministerio de cultura en Hato Mayor, las manifestaciones surgen al mismo
ritmo de la espontaneidad.
En el marco del desarrollo del XII Feria Regional del
Libro, que en esta oportunidad tiene como sede a esta provincia, una de las más
jóvenes de Republica Dominicana, surge un despertar de las artes plásticas con
el pintor Jesús Sánchez.
A pocos metros del parque municipal a donde se está
desarrollando la feria del libro, este veterano pintor está plasmando, pincel
en mano, una obra que está llamando la atención, tanto de locales como de
visitantes, acaparando la atención de una manera tal que en ocasiones ha
opacado la actividad regional que organiza el ministerio cultural.
Se trata del mural que ha titulado como “Los Ojos de los
Amos”. Esta obra, que abarca las paredes
que resguardan al emblemático club 21 de Enero, principal centro de reuniones
sociales de la ciudad, se trata de una pintura abstracta con bases en el sub realismo
pero que proyectan en perspectiva al futuro inmediato que nos espera como
sociedad, esto lo puede descubrir el ojo crítico de un espectador que tenga la
difícil capacidad de “ver más allá de la curva”.
La obra contiene aprisionada entre la pintura la historia
socio-cultural de nuestro país, desde que el mismo describiera la línea
ascendente desde la prehistoria hasta llegar a la contemporaneidad.
Los hatomayorenses de forma particular y los dominicanos
en sentido general, constituimos una sociedad arraigada en la fe mágico-religioso,
desde el cemí de los tainos, los luáses africanos o la Virgen de la Altagracia
de la fe católica.
Este mural nos pone a pensar en todo esto, y nos lleva a
concluir que lo mágico religioso está presente en nuestra sangre como una
manifestación, si cabe el término, psicogenética, ya que al llegar los
colonizadores nos impusieron su cultura religiosa con una supuesta “evangelización
del nuevo mundo”, posteriormente, tras casi el exterminio total de los
originales habitantes de la isla nos traen a los esclavos africanos, y estos a
su vez traen su cultura mágico-religioso basada en la santería, la brujería y
todas las manifestaciones que la religión cristiana considera como demoniaca,
pero de que mucho antes de que todo esto ocurriera ya los tainos adoraban los
cemies.
Todo esto, de acuerdo a lo expresado por Jesús Sánchez en
“Los Ojos de los Amos”, convierte a la República Dominicana en un laboratorio
experimental de la fe y sin dejar de lado también lo convierte en un
laboratorio étnico y por lo tanto nuestras raíces presentan un verdadero
arcoíris cultural.
Con esta obra, que ha causado recelos entre los demás
pintores de la ciudad, Jesús Sánchez se coloca a la altura de los clásicos de
la pintura universal, de los que pintaron los murales de la capilla sixtina, de
un Van Goth, Picasso, Donatello, Da Vinci, entre otros de no menos renombre.
Al ser cuestionado acerca de su realidad como pintor, que
pocas veces lo hace por su humildad, que es un egresado de la Escuela de Artes
de la UASD, antes pertenecía a la Facultad de Humanidades, y hoy Facultad de
Artes. El gran respeto que siente hacia los que fueron sus maestros, que más
que publicistas eran artistas que se enfocaban en los Artes Plásticas, entre
ellos: Dionisio Blanco, Cuquito Peña, Norberto Santana, Amable Sterling,
Antonio Rodríguez, Joaquín Mordan Ciprian, entre otros.
La obra “Los Ojos de los Amos” puede ser vista en la
calle Melchor Contin Alfau con san Antonio y está inspirada en el poema
“Unicornio” del profesor Mártires Morla Carela.
Jesús Sánchez cuenta con dos exposiciones individuales y
varias colectivas y actualmente trabaja para su próxima individual. Ha
desempeñado los cargos de técnico regional y nacional al servicio del arte y la
cultura, es productor de comerciales para la radio y la televisión, instruido
en ese ámbito por el gran maestro, Freddy Beras Goico y el maestro del teatro,
Reynaldo Disla. Hablar de cultura en Hato Mayor sin mencionar a Jesús Sánchez
como referente obligado, sencillamente no está ajustado a la verdad.
El Autor es
crítico de arte
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