domingo, 4 de junio de 2017

Las Yayitas, un salto con gruesa garganta de agua en Baní

El fotógrafo Juan Sangiovanni logró unas de las mejores fotografías hachas al salto de agua Las Yayitas, localizado en Baní provincia Peravia

MANUEL ANTONIO VEGA
Fotos/ Juan Sangiovanni

LAS YAYITAS, Baní.- Bien oculto entre rocas y añosos árboles, en la confluencia de los ríos Baní y El Maniel, en el lomo de la Cordillera Central, en la sección El Rocodo del municipio Baní, provincia Peravia, está el sazonado salto Las Yayitas, con una impresionante garganta de agua, que atrae al visitante nacional y extranjero.

En el mapa hidrográfico de los recursos naturales de la región Sur, Las Yayitas  no tiene paragón, al permitir la apertura a la sensación aventurera de uno de los lugares más emblemáticos de la zona.
Tiene unos 10  metros de altura y está a 22 kilómetros al norte de la histórica provincia de Peravia.
Las Yayitas tiene la particularidad, que desde su altura se pueden apreciar los cañones de rocas que lo protegen y el grueso follaje que circundan las cadenas de montañas que forman la Cordillera Central.
Es un remanso de paz y tranquilidad dentro de la naturaleza que nos oferta el sur de la Isla Hispaniola.
Manuel Antonio Vega, autor del reportaje disfrutando de las agaus de Las Yayitas
La presión del agua en su parte alta te obliga lanzarte o deslizarte a una hermosa charca de más de 25 metros de ancho, con piso de arena gruesa.
En la parte posterior, arriba, hay una espaciosa charca, que es donde se reúne el agua del río El Maniel, para caer al cauce del río Baní y hacer de la zona un lugar paradisíaco en la Cordillera Central.
Para acceder al atractivo turístico hay que cruzar cuatro veces por diversos puntos el río Baní y caminar más de 70 metros por la casi escarchada agua del cauce del afluente.
Hay que significar, que los vehículos se pueden parquear a unos 350 metros en la comunidad de Las Yayitas, sección El Recodo, donde preparan el mabí de limón más sabroso del país.
La visita de turistas y excursionistas ha permitido un mejoramiento en la economía de los lugareños, que se han ido organizando, para proteger y explotar turísticamente el recurso hídrico.
QUE LLEVAR
Una vez te deja el vehículo en la comunidad Las Yayitas, que un pasado reciente fue centro de acopio de la producción de café, hay que contar con tenis o zapatos que agarren, para penetrar al cauce del río.
Contrario a otros lugares, las plagas de insectos no atacan al visitante como en otros lugares.
Lleve traje de baños para introducirse a la charca.
Lanzarse desde la altura de la cascada es una aventura que solo la pueden disfrutar los mortales.
Es un lugar que te permite explorar y entrar en contacto directo con la madre naturaleza.
Los nativos creen que es un lugar “mágico”, que ayudará a mejorar la economía en la  empobrecida comunidad de Las Yayitas.
A los extremos sur y este de la cascada hay dos trillos o caminos, que te permiten trepar a la cima, para deslizarte desde el tobogán de rocas, o simplemente, lanzarte a la charca de unos 4 metros de profundidad.
Para los que viajan desde Santo Domingo, tienen que entrar por una entrada cerca de la Fortaleza militar de Baní.
La cascada está a unos 270 metros de altura sobre el nivel del mar y su garganta de agua termina en el cauce del río Baní.
Para acceder a él hay necesariamente que hacer un ejercicio espirar en la Cordillera Central, observando en el camino varias chorros de aguas y riachuelos, forrados de un grueso bosque tropical.
Su nombre hace referencia a la comunidad y de las montañas, cobijadas de  frondosos y añosos árboles que abundan en la zona, que van haciendo similitud con la caída de agua.
Es posible recorrer todo el cañón a pie, gracias a la labor  que realiza la junta de vecinos de Las Yayitas y el colectivo Verde, que se formó para proteger el atractivo y los afluentes de la zona.
En Las Yayitas se aprecia una sorprendente variedad de micro-ecosistemas, numerosos manantiales y una vista perenne, que no se borra jamás del raciocinio y la reflexión humana.
El tiempo para llegar a la cascada puede ser impredecible para excursionistas y turistas, muchos de los cuales pasan hasta cuatro horas viendo el despliegue de agua blanca, entrelazarse en las rocas de montaña.
Rogelio Nieves, periodista de Hato Mayor en Las Yayitas
Aconsejo a quienes buscan conocer de este recurso hídrico por excelencia solo hacerlo en tiempo de sol, porque en estación lluviosa, es extremadamente difícil llegar a pies o en vehículos al lugar.
Caminar la carretera que te lleva a la cercanía del salto, es como ir elevándose entre el viento y la maleabilidad del bosque que caracteriza la zona.
La carretera configura en esencia a una serpiente trepando a un árbol, con la particularidad de que no solo se sube, sino que se va dando vuelta en espirar, para descubrir entre las montañas y el bosque que más adelante te espera un hálito de vida por disfrutar.
La caída del agua a la charca humea  y hacen más brillante el agua, que fulgura entre las rocas.
Aquí también se puede pensar en represas para la generación de electricidad.
Este salto es un cuerpo de agua en movimiento que nace en el pico de las montañas de la Cordilera Central y termina en el río Bani.
Hay que visitar el atractivo, para poder disfrutar profusamente el remanso que se extiende sobre el faldeo de la Cordilerra Central, donde la naturaleza ha sido generosa, con las serranías tapizadas de verdores, arroyos de aguas cristalinas, saltos y cascadas que corren entre quebradas y el siempre dócil clima, logran convencer a los mortales a conocer este privilegio del bosque sureño de la Hispaniola.
Las Yayitas, sencillamente es, un dromedario cuajado sobre las empinadas montañas de la provincia Peravia.
La profusa vegetación de capá, ceiba, anón, grayumo, javilla, pino teta y caoba no se podrá exterminar, por ahora, pese a la depredación del bosque, que de manera silente se lleva a cabo en la zona.
El trayecto parece agotador, pero inusitado, con senderos que suben, bajan y giran, pero que cada quebrada te va diciendo que hay un lugar seguro donde el deleite te espera y atrapará y no querrá salir jamás.
Aquí se puede truecar el paisaje con el cansancio, porque los beneficios, que deja sentrarse sobre las rocas que encierran ollas de agua y el flamante cauce del agua descubierta por cada visitante, que la define como pura como ninguna en la zona.
Al entrar al cauce se adviete que se llega a un lugar  franco y naturaleza de  ensueño
Es verdad que Las Yayitas  hace honor a su nombre, cuando al llegar se da unos cuenta que en el camino se ha dicho y hablado de todos, pero cuando se está frente al destiladero de agua, las conversaciones son otras, fluidas y en torno a la belleza de la charca y la exuberante y espesa vegetación, que apremia y adelanta la alegria del visitante.
FAUNA Y FLORA
Sentado sobre las rocas o cristianamente estaciado en las cristalinas y frias aguas, podrás escuchar los sonidos de aves como el pájaro bobo, el ruiseñor, colí, y la cigua palmera.
En la zona se puede avistar el guaraguao, la sigua madan zagá.
En el agua de la charca se atrapan camarones, jaibas, dajaos y tipalias.
En las alturas, cerca del cielo azul, que se visualiza desde desde la charca, en ocasiones puede ver sobrevolar el guraguao, haciendo visaje por una presa del bosque.

Arsenio Peguero, presidente de la Junta de Vecinos, es quien se encarga de llevar a la cascada a turistas y visitantes, permitiendo que al final de la jornada, puedan disfrutar de comilitonas de chivos, cerdos, gallinas criollas o caseras con varias viandas o víveres y frutas que se producen en la zona.

1 comentario: