domingo, 23 de julio de 2017

Fun-Fun, alta y elegante catarata en Los Haitises

MANUEL ANTONIO VEGA

EL VALLE, Hato Mayor.- Salpicadas sus aguas con pepitas de ámbar y en medio de un espacioso cañón de rocas, a unos 17 kilómetros al sur del agrícola y minero municipio de El Valle, está la elevada catarata “Fun-Fun”, un tesoro que humea en medio de dos potreros, en un pequeño bosque nativo, en la zona de amortiguamiento de Los Haitises.
Para topetarse con la cascada hay que cruzar la elevada comunidad de El Cuatro, en la sección Yanigua, de donde se va descendiendo por el camino que va a Arroyón, para luego bajar hacia el Este. Solo hay que caminar unos dos kilómetros para ver el atractivo.
Tiene una altura de más de 40 metros de altura, con grueso de caída de agua de unos 10 metros, que en tiempo de lluvia va aumentando.
Está rodeada de un bosque nativo, entre canales y encantos, dirigido a eco-turistas y aventureros.
Se asienta sobre el río Yanigua y sus aguas provienen de la accidentada geografía, de la cima de los macizos montañosos del parque nacional Los Haitises, que sueltan chorros subterráneos, que se van entrelazando para dar paso al brote de agua.
En su trayecto subterráneo, la naturaleza les corta el camino bruscamente, formando uno de los espectáculos más hermoso y fascinante de la región Este.
Sus aguas al caer se dispersan y forman una especie de cortina blanca, casi transparente, pero que sueltan esquirlas de agua que convierten todo el espacio en deliciosa brisa, que hacen descender la temperatura.
El torrente de agua es intenso y permanente, el cual forma una espaciosa poza, seguida de chorreras con pequeñas charcas, donde los mortales pueden darse chapuzones.
Hay que destacar que en la caída del preciado líquido se forman burbujas al chocar con las rocas, que en el camino interrumpen y arremolinan el agua.
En el ala sur, la catarata está rodeada por pronunciados y añosos árboles, mientras que en su ala norte, lo aborda un potrero.
Bajar a la charca es una odisea, para hacerlo es necesario descender con soga o tratar de acceder al cauce, que para lograrlo hay necesariamente que caminar varios kilómetros entre bosques y pastizales.
Para descender a la posa o charca hay que hacer un ejercicio de alpinismo o escalamiento. Es sumamente difícil, pero el goce está en bajar, para disfrutar.
Es una hondonada de la cordillera oriental, cubiertas por añosos árboles de roble, ceiba, Cabirma, Pino Teta, Anon y palma real.
Es  cascada de todo tiempo, porque mantiene su caudal por ser de difícil acceso y porque su entorno no ha sido alterado por la mano del hombre.
Dejarse guiar
Para visitar la catarata le aconsejamos ir en la mañana y acompañado de un guía, para poder descender.
No olvide llevar repelente y alimentación, agua, cámara e ir en grupo de persona. Si eres asmático no visite la catarata, es una zona sumamente húmeda.
Fauna y flora
Las rocas, más que los árboles protegen a este recursos hídricos de la presencia humana y la propia naturaleza.
En los árboles adyacentes de caoba, algarrobos, palma real, guama, guásuma, jobo y otros se pueden ver trinar rolones, cuervos, mauras, pájaros bobos, cigua palmera, pertigueres, ruiseñor y en la parte arcillosa del cauce donde nace la cascada, se aprecia el barrancolíes. Es una zona donde abunda el guaraguao y cernícalo.
En las charcas y en el cauce del afluente hay guabina, dajao, camarón y jaiba.
HISTORIA
Cuenta la leyenda, que el nombre de la catarata le viene por el sonido “Fun-Fun”, que provoca la caída del agua, que un día el señor Papón Pimentel, un hacendado de la zona, al escuchar mientras arreaba el ganado, trató de curiosear.
Escuchó el ruido de algo cayendo abruptamente sobre rocas y quiso saber de qué se trataba “para que nadie me cuente después”.

Al aproximarse, visualizó que se trataba de la catarata de agua de agua que se deslizaba por una furnia o despeñadero en medio de un cañón de rocas, que comenzó a llamar Fun-Fun, por el sonoro sonido que provocaba la caída estrepitosa de agua.

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