jueves, 6 de agosto de 2020

Los camaleones del periodismo


Manuel Antonio Vega

La vida en sociedad está llena de sorpresas, pero que permiten describir los grados de creatividad en los mortales.

El periodismo se ha cualquerizado tanto que rápidamente se puede interpretar como los camaleones logran cambiar de color tan ràpido cambie el partido que arribe al poder.

 Es como si reordenaran los cristales dentro de las células especiales de su cerebro.

 Los camaleones del periodismo se mudan prontamente sin ningún escrúpulo y cambian de pensar tan veloz como el rayo que se ve desde un balcón o ventana de tu casa.

Mutan por dinero, evolucionan por intereses pecuniarios personales, sin importarle la sociedad, ni lo que pueda ocurrirles a sus habitantes.

Ese amor y ahínco por el bien común desapareció del otrora y valeroso periodismo.

 Se reinventan para sobrevivir a expensa de la corrupción de la muleta oficial y municipal en cada ciudad.

 Realmente no sé cómo logran pasar sin rubor de un gobierno a otro, cobrando, olvidando lo ético  y cayendo en el cuestionamiento popular.

Parece ser que inventaron algo completamente nuevo en la evolución del periodismo, que lo inhala al descredito.

Brincan tablitas  y cambian de ideas a la velocidad del rayo

Los pigmentos del periodismo reflejan luz en dos vertientes, una que se especializa en cambiar de colores y otra que lo reduce al ridículo y la desfachatez profesional.

Son verdaderos eruditos de la inventiva y la simulación.

Los camaleones del periodismo, a veces, actúan con pravedad, incluso en perjuicio de colegas, que laboran dentro del marco de la profesionalidad y los principios éticos.

Son tan audaz que a veces poseen la habilidad de controlar la temperatura profesional de los demás.

Sus pensamientos camaleónicos, hacen, en ocasiones, voltear las opiniones de los demás.

 Son una plaga que se mueve de un lugar a otro, como verdaderas lagartijas, modificando los espacios de opinión y estrangulando el periodismo sano, responsable y ètico.


1 comentario:

  1. En síntesis, ellos no tienen bandera y lo bueno de todo es, que justifican sus acciones usando elementos, según ellos, tangibles, pero lo mismo sucede con la clase política, después que le chupan el ultimo átomo de sangre al gobierno de turno; se cambian una y otra vez aludiendo la incompatibilidad de principios de quien antes defendían con los mas altos niveles de vehemencia.

    ResponderEliminar