viernes, 22 de agosto de 2014

Arrabalización y promontorios de basuras caracterizan mercados municipales en la región Este


MANUEL ANTONIO VEGA
 Texto y fotos

SAN PEDRO DE MACORIS.- El derrame de aguas negras, los cúmulos de desperdicios y promontorios de basuras y las calles en mal estado son solo el reflejo del abandono en el que se encuentra el entorno de los principales mercados municipales de la región Este.
Ninguno de los mercados municipales, como San Pedro de Macorís, La Romana, Hato Mayor, Higüey y El Seibo, reúnen las condiciones generales necesarios que demandan los establecimientos de esa naturaleza, lo cual salta a la vista.
El dramático cuadro de suciedad que impera en algunos de ellos, no deja nada a la imaginación que operan como revolcaderos de burros y estercoleros municipales.
Entre los males que acogotan  y aquejan las plazas públicas están los olores putrefactos que se desprenden de los promontorios de basura, las paredes salpicadas de sangre, falta de energía eléctrica, agua potable y la presencia de perros viralatas, que anuncian el descuido y desprotección de los gobiernos municipales.
Reporteros de ATACANDO.NET  recorrieron los mercados de Higüey, La Romana, El Seibo, San Pedro de Macorís y Hato Mayor, donde se constató las denuncias de los consumidores refiriéndose a la insalubridad y la desatención de los cabildos en la zona.
Los ratones “corretean” con vendedores y clientes por la gran cantidad que hay, mientras que el agua que se desparrama con sanguazas de carne de res, cerdos y pollos, prohíjan la crianza de perros en las plazas comerciales.
Carecen de rampas para discapacitados, en las entradas hay basureros y tubos que obstruyen el paso y las naves, en sus mayorías, están en muy malas condiciones.
Carecen de luz y cuando llueve persisten las goteras.
A los mercados del Este le hace falta con urgencia estacionamientos y que los alcaldes municipales se encarguen de acondicionar los pasillos que lucen sucios.
Algunos de ellos, específicamente en los de San Pedro de Macorís e Higüey, es difícil caminar entre motocicletas y diablitos que obstruyen las entradas.
Los alcaldes y alcaldesas de La Romana, Higüey, El Seibo, Hato Mayor y San Pedro de Macorís, admiten la situación de abandono, pero al propio tiempo, explican que no disponen de recursos para realizar remociones y construcciones modernas.
El cúmulo de basura y aposamiento de aguas están presente en todos los establecimientos de ese tipo que posee la región Este, a lo que contribuyen conjuntamente la deficiencia del sistema de limpieza y la falta de conciencia ciudadana de vendedores y clientes.
A continuación, aparece una descripción con datos históricos, según observaciones, opiniones externas y los datos técnicos obtenidos, sobre cada uno de los mercados municipales de las principales ciudades del Este del país.
HIGÜEY
Para el año 1970 se construyó y se inauguró el actual mercado municipal, sustituyendo así  lo que había allí, que consistía en unas instalaciones construidas en forma de enramadas techadas de zinc, sobre base de bloques de concreto.

Para entonces, Higüey, con un área geográfica bastante reducida y con solo unos 20 o 25 mil habitantes, con una actividad económica solo basada en la ganadería y cultivo de caña y con apenas dos bancos comerciales, tenía su mercado higienizado.
El crecimiento experimentado, junto al desarrollo turístico, implementado por Don Frank Ranieri, hace contraste con lo que es hoy su mercado municipal, el cual opera como una pocilga por la arrabalización y los promontorios de basuras.
EL SEIBO
El mercado municipal de El Seibo se diseñó y construyó en la década del sátrapa, Rafael Leonidas Trujillo (1950) y e más pequeño de las ciudades del Este; esta razón es quizás el más higiénico, la falta de espacio y de agua, obligan a que se mantengan malos olores.
El único que tiene una verja perimetral o maya ciclónica y es el menos arrabalizado, mientras que la estructura se mantiene en buenas condiciones, pero las instalaciones eléctricas son deficientes y abundan los juegos de billares y tabernas en su interior, lo que ha alejado las clientelas. El síndico Gerardo Casanova Jiménez debe eliminar la crianzas de gallos de peleas, que han implementados dueños de comercio en el lugar.
SAN PEDRO DE MACORÍS
En el año 1962 se construyó el mercado municipal de esta ciudad, que es  también el más arrabalizado del Este.
 Ubicado el centro de la ciudad, en su interior es toda música, parece que hay una fiesta cada día, por el bullicio que provocan los equipos de músicas de negocios.
Pero, en su todo el perímetro, el transito es un cao, porque víveres, frutas y vegetales se exhiben en el suelo, sin que nadie intervenga.
Las instalaciones sanitarias no funcionan y las naves están totalmente deterioradas y las calles de acceso viven llenas de basuras y aguas negras.
La arrabalización alcanza aquí la categoría de barracones  de bateyes cañeros.
Los olores nauseabundos cambian de acuerdo al espacio donde te movilice; Una vez puede olor a carne manía, pescado, tripas de pollos, mangos podridos y a basura, porque abundan los promontorios, dentro y fuera de la plaza comercial.
Algunos tablajeros se prestan para vender animales muertos y hasta carnes de caballos, que son sacrificados por cuatreros.
HATO MAYOR
El mercado local se construyó en el gobierno de Juan Bosch (1963), siendo concebido para unos 50 vendedores, pero actualmente alberga  en medio de la estrechez y la mugre unos 110 comerciantes y tablajeros.
Un simple vistazo al mercado de Hato Mayor basta para percatarse del estado de insalubridad que lo envuelve.
En principio tenía una espaciosa área de parqueo, pero la misma se vendió, según el interés de los alcaldes que llegaban al cabildo.
LA ROMANA
El antiguo mercado de La Romana se construyó hacia el 1965, que era una amplia plaza pero que la arrabalización y el propio crecimiento económico, obligó se construyera otra plaza, que ahora luce arrabalizada y es un solo vertedero de basura.
Parece más un centro de diversión que de expendio de alimentos por la gran cantidad de barras, donde la prostitución es tangible.
Aquí son escasos los vendedores de vegetales, porque la mugre alejó la clientela
LA ROMANA
La plaza comercial o mercado de La Romana es más escenarios de prostitución y juego de azar, que centro para comercializar viandas y vegetales.
Las calles adyacentes están cubiertas de hoyos y en su interior se improvisó un gigantesco vertedero, que el cabildo pasa meses y no recoge, provocando malos olores, que alejan a compradores.
Los mercados han sido ignorados históricamente por las autoridades municipales, por lo que vendedores  solicitan que los alcaldes se interesen por mejorar las condiciones que presentan.
En los mercados de Higüey, La Romana y San Pedro de Macorís, se recogen 19 mil toneladas mensuales de basura, de acuerdo a datos suministrados por los Departamentos de Aseo y Limpiezas de los cabildos en estas ciudades.
EDUCACIÓN E INFORMACIÓN
Los cabildos en la región no mantienen campaña de educación e información en los medios, que llamen a la población a tomar conciencia del grave daño que provoca el cúmulo de basura.
Tony Echavarría, alcalde de San Pedro de Macorís, sostiene que uno de los factores para la proliferación de basura en aquella ciudad es la falta de educación y conciencia de los vendedores.
Entre 20 y 30 por ciento de los locales en los mercados municipales de Higüey, Hato Mayor, El Seibo, La Romana y San Pedro están abandonados.
Los mercados operan sin  reglamentos y cualquiera que quiera poner un negocio en las aceras, solo tiene que "abrir un saco o pedazo de lona" y pagar 50 pesos por día de impuesto al cabildo.
Los servicios de agua y luz son precarios y el mantenimiento de los baños, depende de los arrendatarios, que casi siempre esperan se le ponga candados a las puertas por los malos olores.
Las paredes lucen mugrientas y requieren trabajos de pintura y remodelación.
Reporteros de El Tiempo, que hicieron un recorrido por las plazas comerciales del Este, constataron el estado deplorable que muestran las instalaciones de las plazas comerciales, que deben estar rodeado de higiene.
PLANTEAMIENTO
Ante el deterioro progresivo que presentan los centros de abastos de alimentos públicos en la región Este, El Tiempo sugiere.
Primero que las alcaldías municipales asuman el control  de las plazas y sea creada en cada ciudad una Dirección de Mercados, para regular la comercialización.
Que la Dirección de Mercados cuente con una partida presupuestaria, para dar aseo y mantenimiento a los mercados públicos de cada municipio.
Igualmente que se cree un consejo técnico de disciplina, que formule políticas públicas sobre los mercados municipales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario