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SAN PEDRO DE MACORIS.- El
derrame de aguas negras, los cúmulos de desperdicios y promontorios de basuras
y las calles en mal estado son solo el reflejo del abandono en el que se
encuentra el entorno de los principales mercados municipales de la región Este.
Ninguno de los mercados
municipales, como San Pedro de Macorís, La Romana, Hato Mayor, Higüey y El
Seibo, reúnen las condiciones generales necesarios que demandan los
establecimientos de esa naturaleza, lo cual salta a la vista.
El dramático cuadro de
suciedad que impera en algunos de ellos, no deja nada a la imaginación que
operan como revolcaderos de burros y estercoleros municipales.
Entre los males que
acogotan y aquejan las plazas públicas están los olores putrefactos que
se desprenden de los promontorios de basura, las paredes salpicadas de sangre,
falta de energía eléctrica, agua potable y la presencia de perros viralatas, que
anuncian el descuido y desprotección de los gobiernos municipales.
Reporteros de ATACANDO.NET recorrieron los mercados de Higüey, La Romana,
El Seibo, San Pedro de Macorís y Hato Mayor, donde se constató las denuncias de
los consumidores refiriéndose a la insalubridad y la desatención de los
cabildos en la zona.
Los ratones “corretean” con
vendedores y clientes por la gran cantidad que hay, mientras que el agua que se
desparrama con sanguazas de carne de res, cerdos y pollos, prohíjan la crianza
de perros en las plazas comerciales.
Carecen de rampas para
discapacitados, en las entradas hay basureros y tubos que obstruyen el paso y
las naves, en sus mayorías, están en muy malas condiciones.
Carecen de luz y cuando llueve
persisten las goteras.
A los mercados del Este le
hace falta con urgencia estacionamientos y que los alcaldes municipales se
encarguen de acondicionar los pasillos que lucen sucios.
Algunos de ellos,
específicamente en los de San Pedro de Macorís e Higüey, es difícil caminar
entre motocicletas y diablitos que obstruyen las entradas.
Los alcaldes y alcaldesas de
La Romana, Higüey, El Seibo, Hato Mayor y San Pedro de Macorís, admiten la
situación de abandono, pero al propio tiempo, explican que no disponen de
recursos para realizar remociones y construcciones modernas.
El cúmulo de basura y
aposamiento de aguas están presente en todos los establecimientos de ese tipo
que posee la región Este, a lo que contribuyen conjuntamente la deficiencia del
sistema de limpieza y la falta de conciencia ciudadana de vendedores y
clientes.
A continuación, aparece una
descripción con datos históricos, según observaciones, opiniones externas y los
datos técnicos obtenidos, sobre cada uno de los mercados municipales de las
principales ciudades del Este del país.
HIGÜEY
Para el año 1970 se construyó
y se inauguró el actual mercado municipal, sustituyendo así lo que había
allí, que consistía en unas instalaciones construidas en forma de enramadas
techadas de zinc, sobre base de bloques de concreto.
Para entonces, Higüey, con un
área geográfica bastante reducida y con solo unos 20 o 25 mil habitantes, con
una actividad económica solo basada en la ganadería y cultivo de caña y con
apenas dos bancos comerciales, tenía su mercado higienizado.
El crecimiento experimentado,
junto al desarrollo turístico, implementado por Don Frank Ranieri, hace
contraste con lo que es hoy su mercado municipal, el cual opera como una
pocilga por la arrabalización y los promontorios de basuras.
EL SEIBO
El mercado municipal de El
Seibo se diseñó y construyó en la década del sátrapa, Rafael Leonidas Trujillo
(1950) y e más pequeño de las ciudades del Este; esta razón es quizás el más
higiénico, la falta de espacio y de agua, obligan a que se mantengan malos
olores.
El único que tiene una verja
perimetral o maya ciclónica y es el menos arrabalizado, mientras que la
estructura se mantiene en buenas condiciones, pero las instalaciones eléctricas
son deficientes y abundan los juegos de billares y tabernas en su interior, lo
que ha alejado las clientelas. El síndico Gerardo Casanova Jiménez debe
eliminar la crianzas de gallos de peleas, que han implementados dueños de
comercio en el lugar.
SAN PEDRO DE
MACORÍS
En el año 1962 se construyó el
mercado municipal de esta ciudad, que es también el más arrabalizado del
Este.
Ubicado el centro de la
ciudad, en su interior es toda música, parece que hay una fiesta cada día, por
el bullicio que provocan los equipos de músicas de negocios.
Pero, en su todo el perímetro,
el transito es un cao, porque víveres, frutas y vegetales se exhiben en el
suelo, sin que nadie intervenga.
Las instalaciones sanitarias
no funcionan y las naves están totalmente deterioradas y las calles de acceso
viven llenas de basuras y aguas negras.
La arrabalización alcanza aquí
la categoría de barracones de bateyes cañeros.
Los olores nauseabundos
cambian de acuerdo al espacio donde te movilice; Una vez puede olor a carne
manía, pescado, tripas de pollos, mangos podridos y a basura, porque abundan
los promontorios, dentro y fuera de la plaza comercial.
Algunos tablajeros se prestan
para vender animales muertos y hasta carnes de caballos, que son sacrificados
por cuatreros.
HATO MAYOR
El mercado local se construyó
en el gobierno de Juan Bosch (1963), siendo concebido para unos 50 vendedores,
pero actualmente alberga en medio de la estrechez y la mugre unos 110
comerciantes y tablajeros.
Un simple vistazo al mercado
de Hato Mayor basta para percatarse del estado de insalubridad que lo envuelve.
En principio tenía una
espaciosa área de parqueo, pero la misma se vendió, según el interés de los
alcaldes que llegaban al cabildo.
LA ROMANA
El antiguo mercado de La
Romana se construyó hacia el 1965, que era una amplia plaza pero que la
arrabalización y el propio crecimiento económico, obligó se construyera otra
plaza, que ahora luce arrabalizada y es un solo vertedero de basura.
Parece más un centro de
diversión que de expendio de alimentos por la gran cantidad de barras, donde la
prostitución es tangible.
Aquí son escasos los
vendedores de vegetales, porque la mugre alejó la clientela
LA ROMANA
La plaza comercial o mercado
de La Romana es más escenarios de prostitución y juego de azar, que centro para
comercializar viandas y vegetales.
Las calles adyacentes están
cubiertas de hoyos y en su interior se improvisó un gigantesco vertedero, que
el cabildo pasa meses y no recoge, provocando malos olores, que alejan a
compradores.
Los mercados han sido
ignorados históricamente por las autoridades municipales, por lo que vendedores
solicitan que los alcaldes se interesen por mejorar las condiciones que
presentan.
En los mercados de Higüey, La
Romana y San Pedro de Macorís, se recogen 19 mil toneladas mensuales de basura,
de acuerdo a datos suministrados por los Departamentos de Aseo y Limpiezas de
los cabildos en estas ciudades.
EDUCACIÓN E INFORMACIÓN
Los cabildos en la región no
mantienen campaña de educación e información en los medios, que llamen a la
población a tomar conciencia del grave daño que provoca el cúmulo de basura.
Tony Echavarría, alcalde de
San Pedro de Macorís, sostiene que uno de los factores para la proliferación de
basura en aquella ciudad es la falta de educación y conciencia de los
vendedores.
Entre 20 y
30 por ciento de los locales en los mercados municipales de Higüey, Hato Mayor,
El Seibo, La Romana y San Pedro están abandonados.
Los mercados
operan sin reglamentos y cualquiera que quiera poner un negocio en las
aceras, solo tiene que "abrir un saco o pedazo de lona" y pagar 50
pesos por día de impuesto al cabildo.
Los
servicios de agua y luz son precarios y el mantenimiento de los baños, depende
de los arrendatarios, que casi siempre esperan se le ponga candados a las
puertas por los malos olores.
Las paredes
lucen mugrientas y requieren trabajos de pintura y remodelación.
Reporteros
de El Tiempo, que hicieron un recorrido por las plazas comerciales del Este,
constataron el estado deplorable que muestran las instalaciones de las plazas
comerciales, que deben estar rodeado de higiene.
PLANTEAMIENTO
Ante el
deterioro progresivo que presentan los centros de abastos de alimentos públicos
en la región Este, El Tiempo sugiere.
Primero que
las alcaldías municipales asuman el control de las plazas y sea creada en
cada ciudad una Dirección de Mercados, para regular la comercialización.
Que la
Dirección de Mercados cuente con una partida presupuestaria, para dar aseo y
mantenimiento a los mercados públicos de cada municipio.
Igualmente
que se cree un consejo técnico de disciplina, que formule políticas públicas
sobre los mercados municipales.
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