CRISTIAN ABREU
Hato Mayor.- La empobrecida comunidad Doña Ana, de esta provincia, en el Este de República Dominicana, ha sido abandonada por sus residentes, debido a la falta de empleos, servicios básicos y el notable descuido de las autoridades locales y gubernamentales.
Esta comunidad no cuenta con agua potable, ni energía eléctrica, ni calles asfaltadas; pero, mucho menos, con un hospital para poder atender a los enfermos, que se ven obligados a transportarse 25 kilómetros para recibir atención médica.
Cuando una persona se enferma de gravedad, los familiares tienen que salir con ella en un caballo o algún vehículo que pase por el lugar hasta el Batey Monte Coca, de San Pedro de Macorís, a 25 kilómetros de Doña Ana.
Oscar René Díaz, quien lleva 15 años como director de la única escuela de Doña Ana, informó a DominicanosHoy.com que las familias que vivían en la zona se vieron obligadas a salir hacia San Pedro de Macorís, La Romana o El Seybo, porque de lo contrario se morirían de hambre.
La mayoría de la gente se ha ido de la comunidad, luego del cierre de varios ingenios que sostenían su economía.
Un proyecto de unas cien casas, erigido cerca de la escuela, se ha quedado vacío, porque los propietarios la han abandonado y otros le colocaron un letrero de "se vende".
Díaz sostuvo que esa situación ha dado paso a que cientos de haitianos que vivían fuera del proyecto, y trabajando en los bateyes, ocupen, de manera ilegal, pero sin oposición, esas casas.
Las calles de la comunidad están inservibles, la gente trabaja para comer y los políticos hacen caso omiso a la situación, aunque, en los últimos días, se han acercado al lugar a ofrecer de todo, porque están en campaña.
Un señor que vende guineos maduros en la vía principal de Doña Ana dijo que la situación ha hecho que los jóvenes sólo conozcan el camino de la delincuencia y no tienen un lugar de esparcimiento para hacer algún tipo de deporte.
"Yo vendo estos guineítos aquí y a veces tengo que entrar a la casa con toda la venta; porque no encuentro a nadie que tenga medio peso para llevarse uno y nuestros jóvenes sentados en las esquinas haciendo nada", sostuvo Juan Manzueta.
La escuela de Doña Ana está en buen estado físico; pero no tiene agua ni verjas, lo que facilitó a que desaprensivos penetraran a una de las aulas y cargaran con el inversor que utilizaba para obtener energía eléctrica.
Por esa situación, Oscar René Díaz solicitó a la Secretaría de Educación ir en auxilio de la escuela y aprovechó la presencia de DominicanosHoy.com para exigirle a Melanio Paredes, los incentivos que se le pagan a los directores de escuelas; que, según dijo, nunca le han llegado.
También pide la construcción de una cancha para baloncesto, para así poder palear la delincuencia y tratar de que los adolescentes practiquen allí.
La tarja colocada en la entrada de la Escuela Doña Ana, como la de otras comunidades de Hato Mayor, informa que fue construida con financiamiento "del pueblo y el gobierno de los Estados Unidos y ejecutada por Alas de Igualdad y la comunidad". Este plantel fue inaugurado en 2005.
Los moradores de la localidad se quejaron de que los políticos sólo se acuerdan que ellos existen cuando están en campaña; pero que se olvidan inmediatamente pasan las elecciones.
Sostuvieron que ahora Juan Morales, ex senador y candidato a la misma posición por el PRD, y el actual ocupante de esa curul, Rubén de la Cruz, han acudido a la comunidad a ofrecer hasta lo que no tienen.
Las casas del Proyecto, como se le llama a las que rodean la escuela, están construidas de concreto y techo de cemento; pero la mayoría están abandonadas, sin embargo, las que están habitadas son de tablas y zinc, y se están cayendo.
Situación similar al de la comunidad Doña Ana ocurre en los bateyes Las Pajas y La Altagracia, de Hato Mayor, y el Monte Coca, perteneciente a la provincia de San Pedro de Macorís.
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