MANUEL GILBERT
MANUEL A. VEGA
Montellano.- Librada Batista, de prima hermana ha pasado a ser la “madre” de Beatriz Batista, la señora de 85 años que durante 30 años deambuló y dio tumbos de batey en batey y de finca en finca, pasando de vicisitudes con un haitiano sólo conocido como Bolón, que aparentemente “la hechizó” y la convenció que se fuera con él y dejara atrás a su familia y vecinos en el sector El Tamarindo de Montellano.
La benefactora de la aparecida anciana señala que cuando doña Beatriz se dejó encadenar sentimentalmente por el bracero extranjero, su pariente tenía un tiempo viviendo con ésta, la cual ya pasaba de los 60 años, edad en la que escasean los “machos” que deseen meterse con un “tiesto de mujer que ya coquetea con la vejez y ha perdido los atributos” para causar arrebatos a los hombres y cuando se produce el milagro de poner uno en su camino se enganchó con éste sin pensarlo mucho”.
Relata que después que Beatriz se fue con “su amor” para el Este no supieron jamás de su paradero y con el paso del tiempo, su recuerdo fue quedando, primero, en el pasado y, luego, a fuerza de no tener ninguna noticia de ella, debido a su edad, pensaron que había muerto, durmiendo el sueño eterno junto con “su Romeo”.
Cuenta que para sorpresa suya y de su familia, la semana pasada un albañil oriundo de Montellano sólo conocido como Freddy, que realizaba trabajos en el hospital Leopoldo Martínez de Hato Mayor, se encontró allí por casualidad con su prima.
En Hato Mayor, la anciana llegó a residir en la comunidad de El Rancho, afirmó Carmela Carela, dirigente comunitaria de la citada comunidad.
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