miércoles, 14 de octubre de 2009

Cientos visitan a la anciana que estuvo perdida

MANUEL GILBERT

MANUEL A. VEGA

Montellano, Puerto Plata.- Desde que la anciana Beatriz Batista regresó con su familia, luego de estar desaparecida durante tres décadas, ha sido visitada por cientos de personas en el hogar de su prima Librada Batista, ubicado en la calle Principal de Montellano.

Francisco Batista, el sobrino segundo que la fue a buscar al hospital Leopoldo Martínez en Hato Mayor, relata que desde que llegó a la casa, a las 4:00 de la tarde del pasado domingo, su tía ha “montado un peaje” y a todo el que va a verla le pide algo de comer.

Dijo que su pariente se ha concentrado en ver la foto de ella publicada en la edicón del “LISTÍN DIARIO” de ayer, en la que aparece junto a otras dos mujeres, a una de las cuales identifica como “La Gorda que me atendía”.

Al preguntársele sobre las riquezas que afirma Beatriz que posee su familia, su sobrino manifestó que no es cierto, ya que ellos tienen que trabajar muy duro para obtener el sustento diario.

En relación a la fecha exacta de la desaparición de la señora, el informante declaró que ella salió de su casa del empobrecido sector El Tamarindo, del municipio de Montellano y que al momento de su salida con el haitiano que la convenció que se fuera con él, el ingenio Montellano estaba abierto y constituía la principal fuente de empleos y a su regreso lo encontró cerrado.

Asimismo, relató que para entonces, a pesar de los muchos millones que generaba el central azucarero, las pocas calles de la comunidad no estaban asfaltadas, no había cables ni otros importantes servicios que han traído los nuevos tiempos a la tierra de su pariente.

Indicó que Beatriz Batista, a la que definió como una mujer muy alegre y “chiva”, es huérfana de padre y madre, no procreó hijos, no tiene hermanos, sino algunos primos, entre los que se cuenta su prima Librada Batista, quien le dio albergue, ya que no encontró a más nadie que se hiciera cargo de ella.

Francisco Batista reveló que su tía segunda, la cual habla de manera incoherente, hay que bañarla y asistirla en otras necesidades.

Refirió que aunque en ocasión del regreso a Montellano hace tres días, luego de no conocerse su paradero durante 2,558 días, no hubo fiesta, sí hubo mucha alegría de parte de su familia y el vecindario, y existe la intención de hacer una hora santa para dar gracias Dios por haberla encontrado.

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