MANUEL A. VEGA
HATO MAYOR.- Yo soy rica de cuna, pero mi familia me da por muerta”, decía a menudo la anciana de 84 años Beatriz Batista, quien hacía 30 años se había desaparecido de su casa del paraje El Tamarindo, sección Montellano, Puerto Plata y tenía 4 años ingresada en el hospital Leopoldo Martínez de Hato Mayor.
La ubicación de la anciana se produjo por medio a un albañil oriundo de Puerto Plata que está colocando las cerámicas o lozas a los baños del hospital “Dr Leopoldo Martínez”, el cual está siendo remodelado, quien identificó a la mujer y dio parte a sus familiares.
El pasado domingo 11 de octubre, se presentó al hospital una yipeta del año a indagar sobre la mujer y al verla, las lágrimas, abrazos y besos dados a la anciana dejaron compungido al personal del centro hospitalario, que llevaban 4 años batallando con estado depresivo que afecta a Beatriz Batista.
Antes de llegar al hospital de Hato Mayor, la atribulada mujer, permaneció varios años internada en el asilo de ancianos “Rumelia Salas de Barceló”, de donde fue llevada al hospital con depresión.
Cuando fue llevada hace 4 años al hospital, la anciana se resistió para que no la regresaran al asilo, tras indicar “yo no quiero estar con viejo, vieja soy yo” y entonces los médicos consideraron que lo mejor era dejarla interna hasta que la mujer recapacitara y volviera al asilo, donde permaneció desde 1999 hasta el 2005.
Durante su desaparición, la anciana se había unido maritalmente con un nacional haitiano, cuyo nombre no fue posible obtener, pero que hace varios años falleció.
Para muchas personas de Hato Mayor, la anciana no estaba desaparecida, sino que el haitiano la sedujo o raptó para que huyera con él.
Cuando las autoridades del hospital decidieron dejar interna a doña Beatriz, fue necesario comunicarlo a los Departamentos de Envejeciente y Salud Mental de la Secretaría de Estado de Salud y Asistencia Social (SESPAS).
Durante los 4 años que permaneció la anciana en el hospital de Hato Mayor, fue atendida por el psicólogo Nelson Puello y la psiquiatra Luz María Inoa.
Por la edad, Beatriz había adoptado una conducta rabiosa e insultaba a las monjas del asilo de ancianos “Romelia Salas de Berceló”.
HATO MAYOR.- Yo soy rica de cuna, pero mi familia me da por muerta”, decía a menudo la anciana de 84 años Beatriz Batista, quien hacía 30 años se había desaparecido de su casa del paraje El Tamarindo, sección Montellano, Puerto Plata y tenía 4 años ingresada en el hospital Leopoldo Martínez de Hato Mayor.
La ubicación de la anciana se produjo por medio a un albañil oriundo de Puerto Plata que está colocando las cerámicas o lozas a los baños del hospital “Dr Leopoldo Martínez”, el cual está siendo remodelado, quien identificó a la mujer y dio parte a sus familiares.
El pasado domingo 11 de octubre, se presentó al hospital una yipeta del año a indagar sobre la mujer y al verla, las lágrimas, abrazos y besos dados a la anciana dejaron compungido al personal del centro hospitalario, que llevaban 4 años batallando con estado depresivo que afecta a Beatriz Batista.
Antes de llegar al hospital de Hato Mayor, la atribulada mujer, permaneció varios años internada en el asilo de ancianos “Rumelia Salas de Barceló”, de donde fue llevada al hospital con depresión.
Cuando fue llevada hace 4 años al hospital, la anciana se resistió para que no la regresaran al asilo, tras indicar “yo no quiero estar con viejo, vieja soy yo” y entonces los médicos consideraron que lo mejor era dejarla interna hasta que la mujer recapacitara y volviera al asilo, donde permaneció desde 1999 hasta el 2005.
Durante su desaparición, la anciana se había unido maritalmente con un nacional haitiano, cuyo nombre no fue posible obtener, pero que hace varios años falleció.
Para muchas personas de Hato Mayor, la anciana no estaba desaparecida, sino que el haitiano la sedujo o raptó para que huyera con él.
Cuando las autoridades del hospital decidieron dejar interna a doña Beatriz, fue necesario comunicarlo a los Departamentos de Envejeciente y Salud Mental de la Secretaría de Estado de Salud y Asistencia Social (SESPAS).
Durante los 4 años que permaneció la anciana en el hospital de Hato Mayor, fue atendida por el psicólogo Nelson Puello y la psiquiatra Luz María Inoa.
Por la edad, Beatriz había adoptado una conducta rabiosa e insultaba a las monjas del asilo de ancianos “Romelia Salas de Berceló”.
Los familiares aseguraron que la envejeciente tenía unos 30 años desapareció del hogar sin dejar rastros algunos hasta el pasado domingo que toparon de nuevo con ella en el hospital de esta ciudad del Este del país.
El ceramista que está montando los baños en la remodelación del hospital de Hato Mayor, comenzó a hablar con Beatriz y descubrió que la anciana era de la familia Batista de Montellano, Puerto Plata, a cuyos familiares dio parte, quienes corrieron a esta ciudad en busca de su pariente.
Vino por Beatriz su hija Librada Batista y su nieto Francisco Antonio Batista.
Doña Beatriz hablaba la verdad cuando decía que ella era rica y que su familia tenía dinero en Puerto Plata, lo que quedó evidenciado cuando una yipeta del año se presentó al hospital de Hato Mayor a buscarla.
El ceramista que está montando los baños en la remodelación del hospital de Hato Mayor, comenzó a hablar con Beatriz y descubrió que la anciana era de la familia Batista de Montellano, Puerto Plata, a cuyos familiares dio parte, quienes corrieron a esta ciudad en busca de su pariente.
Vino por Beatriz su hija Librada Batista y su nieto Francisco Antonio Batista.
Doña Beatriz hablaba la verdad cuando decía que ella era rica y que su familia tenía dinero en Puerto Plata, lo que quedó evidenciado cuando una yipeta del año se presentó al hospital de Hato Mayor a buscarla.
Doña Beatriz llegó al hospital duratne la gestión de director de Bruno Cuevas, quien la respaldó y no permitió nunca que la anciana fuera movida, dando muestra de amor y entrega por el prójimo.
En la actual administracción del centro hospitalario, que dirige Efraín Pacheco, el trato a la anciana tambiíen fue bueno y se manifestó el altruismo sin par.
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