Ciudad del Vaticano, 11 feb (EFE).- El papa Benedicto XVI pidió hoy un mundo más capaz de "acoger y cuidar a los enfermos como personas" y añadió que "la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y con el que se sufre".
El Papa Ratzinger celebró hoy una misa en la Basílica de San Pedro con ocasión de la XVIII Jornada Mundial del Enfermo y en memoria de la Virgen de Lourdes.
Las reliquias de la pastora francesa Bernardette Soubirous, a la que se le apareció la Virgen en Lourdes, fueron expuestas entre el altar pontificio y la nave central de la Basílica, abarrotada de enfermos, muchos de ellos en sillas de ruedas, voluntarios, trabajadores sanitarios, organizadores de viajes de la esperanza como Unitalsi y la Obra Romana de Peregrinaje.
Durante la homilía, Benedicto XVI aseguró que la Iglesia tiene dos misiones esenciales: "la evangelización y el cuidado de los enfermos en el cuerpo y en el espíritu".
Hace 25 años el Vaticano decidió instituir el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud -afirmó- "para ofrecer su propia contribución y también para promover un mundo más capaz de acoger y cuidar a los enfermos como personas".
"Ha querido de hecho -añadió- ayudarles a vivir la experiencia de la enfermedad de un modo humano, no renegando de ella sino dándole un sentido", y remarcó que la curación física y la curación espiritual están profundamente interrelacionadas con el Evangelio de Jesucristo.
El Papa teólogo habló de Lourdes, lugar elegido por María para manifestar su maternal cuidado a los enfermos y se refirió al Magnificat que "no es el canto de aquellos a los que les sonríe la fortuna, que tienen siempre el viento en popa, es más bien el agradecimiento del que conoce los dramas de la vida, pero confía en la obra redentora de Dios".
Incidió en el vínculo entre los enfermos y los sacerdotes, "una especie de alianza, de complicidad evangélica. Ambos tiene un deber: el enfermo debe llamar a los presbíteros y estos deben responder, para atraer sobre la enfermedad la presencia y la acción del Resucitado y de Su Espíritu".
Y al concluir citó a su antecesor, Juan Pablo II quien en su carta apostólica "Salvifici doloris" escribió: Cristo al mismo tiempo ha enseñado al hombre a hacer el bien con sufrimiento y a hacer el bien al que sufre".
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