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Sitio de interés. No hay muchas referencias históricas de las ruinas ubicadas en una zona boscosa de la comunidad de El Valle, provincia de Hato Mayor. Pero, sin lugar a dudas, es un lugar de interés histórico.
ARIESMENDY CALDERÓN
El VALLE, Hato Mayor.-Las ruinas de una antigua edificación, conocida como “La Casa del Indio”, y construida probablemente entre 1504 y 1505 por Juan de Esquivel en el cacicazgo de Canabacoa, ha concitado la atención de arqueólogos e investigadores. Más de 500 años después, no ha sido posible encontrar noticias históricas modernas que hagan referencia directa a esta antigua construcción.
Las ruinas están ubicadas en una zona boscosa, cerca de la comunidad de El Valle, de donde se domina la vertiente Norte del valle del municipio de Sabana de La Mar, un pueblo de pescadores sumido en el abandono. Por el aspecto que presenta “La Casa del Indio” se deduce su antigüedad. El paso del tiempo, el implacable, no ha borrado los vestigios de la estructura que allí se levantó.Los lugareños que conocen la existencia de estas ruinas creen que fueron edificadas por “los indios” que habitaron originalmente esa parte de la isla.
Algunas personas hacen referencia a que nadie en esta comunidad había visto la vieja edificación en tan buenas condiciones desde que se hizo la prospección superficial hace aproximadamente dos años.
Muchos lugareños conocen el lugar. Sin embargo, fue en el 2008 cuando, a requerimiento de Constanza Casanovas, Directora del Consejo Para el Desarrollo Ecoturístico de Hato Mayor, se realizó la prospección arqueológica superficial de las ruinas situadas a poca distancia de El Valle. Estuvieron presentes el síndico local, Andrés Peguero y munícipes de la comunidad. La comitiva que se internó en la zona boscosa la encabezaron la señora Casanovas y el arqueólogo Adolfo López Belando.
Según el informe realizado por el arqueólogo Adolfo López, las ruinas se componen de una estructura habitacional principal, alrededor de la cual se observan otros restos que corresponden a dos pozos con fábrica de piedra, restos de muros sin estructuras delimitadas, fondos de posibles viviendas o almacenes menores y al menos tres amontonamientos de piedras que podrían corresponder a enterramientos.
La casa principal es una estructura excelente, realizada en mampostería, y cuya planta fue trazada “a cordel”. Se conserva perfectamente la cimentación de los muros y en algunos casos estos llegan a una altura de más de dos metros. En una esquina del interior de la vivienda existe una pequeña excavación reciente que ofrece una idea de la gruesa capa de sedimentos que permanece depositada en su interior, y que, mínimamente, tiene alrededor de metro de profundidad.
El núcleo de la vivienda se encuentra rodeado de un muro por tres de sus laterales, separado del muro de la estructura interior por un espacio aproximado de dos metros. En esta estructura hay dos zonas de vanos que, probablemente, correspondieron a portones, pero que dado el estado de los derrumbes, a simple vista no se puede identificar si se trata de vanos intencionalmente preparados o se deben al deterioro de la estructura, en cuyo interior existen dos espacios que, dado el acabado de las piedras, apuntan a que se utilizaron como puertas.
El aspecto de lo que se conoce como “La Casa del Indio” es más de un fuerte que de una vivienda. Por la solidez de los muros y la conformación de la planta, estas ruinas se asemejan bastante a una casa fuerte similar a la de Ponce de León ubicada en el pueblo de San Rafael del Yuma, en la provincia de La Altagracia. Además, el emplazamiento, dominando el valle y en una zona elevada, la convierte en una efectiva atalaya defensiva. Otro aspecto interesante es que el área no es apta para preparar cultivos que justifiquen su uso como casa de labor. Tampoco existe un arroyo cercano que pueda apuntar que su función fue la de ingenio cañero.
En la parte frontal del lado Oeste de las ruinas, paralelos al muro, se localizan dos pozos circulares de 3 y 2 metros de diámetro, respectivamente, separados por una distancia de 1.5 metros. Los pozos, construidos en piedra, se encuentran completamente cegados, lo que no permite conocer su profundidad ni su función. No obstante, la forma y su situación, a 4 metros de la estructura principal, apunta a que fueron cisternas.
Montículos de piedra. Frente a la cara Oeste y Sur de las ruinas, distante entre 25 y 30 metros aproximadamente, se localizan tres montículos de piedra de a unos dos metros de largo por 80 centímetros de ancho. La forma y la posición de estos montículos hacen pensar en la posibilidad de que correspondan a enterramientos.
Además, frente a los laterales Oeste y Este, a distancias de entre 30 y 40 metros aproximadamente, se observan alineaciones de piedras inconexas que probablemente corresponden a estructuras de apoyo a la casa principal. No se ha determinado si realmente son obras humanas o alineaciones de rocas naturales. Eso se sabrá cuando se hagan excavaciones. Se cree, sin embargo, que corresponden a corrales o fundaciones de viviendas menores.
López, quien realiza las investigaciones sobre la filiación de las ruinas, aseguro que “no ha sido posible encontrar noticias históricas modernas que hagan referencia directa a las ruinas de la “Casa del Indio”. Una de las fuentes consultadas por el antropólogo es el “corpus” de edificaciones coloniales realizado por Erwin Walter Palm “Los Monumentos Arquitectónicos de La Española”, donde no hay referencia alguna a construcciones en la zona. También se ha consultado a diversos especialistas en arqueología colonial al respecto, quienes no tienen información respecto a esta edificación.
“En base a nuestras investigaciones, podemos suponer que las ruinas en cuestión se refieren a la casa fuerte que levantó Juan de Esquivel tras la guerra de Higüey en 1504, al lado de la que se fundó la villa blasonada de Santa Cruz del Valle de Ycagua, primera fundación de la ciudad de El Seibo. Es precisamente este el nombre, Aycayagua o Icagua, con el que se conoce la zona del emplazamiento de la actual población de El Valle, lo que queda patente en la información que nos ofrece Tolentino Rojas en su Historia de la División Territorial”, precisa.
Según López, es probable que las ruinas correspondan a una primitiva fortaleza ovandina. Basa su creencia en un texto breve del historiador Charlevoix en el libro: Historia de la Isla Española o Santo Domingo, que refiere; “Estado de la isla Española en 1504.... Había además, dos fortalezas en Higüey, y al fin del mismo año, se fundaron junto a ellas, dos nuevas poblaciones...” La primera fue la casa de Ponce de León y la segunda, nunca localizada, puede corresponder a “la Casa del Indio”.
Hay poca referencia histórica del lugar.
Es Bartolomé de Las Casas quien ofrece datos sobre la primera fundación de El Seibo: “Mandó poblar el Comendador Mayor (Nicolás De Ovando) dos pueblos o villas de españoles para tener esta provincia del todo segura (Higüey), que más cabeza no alzase; una, cerca de la mar, que fue la nombrada Salvaleón y la otra dentro de la tierra, llamada Santa Cruz de Aycayagua y entre ambas repartió todos los pueblos de los indios, que sirviesen a los cristianos, que al cabo los consumieron”...
“A esta del Macao que es ya el cabo de La Vega como he dicho, se consigue la provincia de Samaná, en la misma Vega y tiene un valle muy hermoso donde fue asentada una villa, a una legua de la mar (6 km. aprox.), que se llamó Santa Cruz de Icaguá, la última sílaba aguda, porque se debía llamar así el valle o el pueblo de los indios que allí estaba.”
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