MANUEL VOLQUEZ
La naturaleza se ha llevado de paso a millones de seres humanos a través de las herramientas más idóneas: terremotos, huracanes, tsunamis, erupciones volcánicas y otros fenómenos de gran magnitud que han creado pánico colectivo entre cristianos y ateos.
Lo que tradicionalmente se ha señalado como situaciones normales, hoy esos hechos están trastornando la conciencia del hombre al extremo de que las iglesias se están llenando de nuevos miembros que han preferido abandonar la vida mundana para estar más cerca del Ser Creador. Los incrédulos en cambio están asustados ante los reiterados avisos de que el mundo está en la fase final de su existencia.
Los últimos terremotos que han aparecido sobre la tierra, en distintos puntos del universo, se atribuyen a un aviso sobre la llegada de Jesucristo. Otros aseguran que los sismos constituyen mensajes claros al hombre para que se arrepienta de sus pecados.
Ahora se trata de explicar el fenómeno de los sismos, las guerras, el hambre, los huracanes, asociándolos con los denominados Siete sellos del Apocalipsis, palabra que se origina de la palabra griega Apocalupsis, que significa revelación. Es decir, la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que sucederían pronto como antesala a la venida de Cristo. Al menos, eso es lo que testimonian algunos de sus apóstoles.
Los teólogos sostienen que el Apocalipsis es también conocido como un tipo de literatura del tipo de Daniel. Proviene de Jesucristo y quita el velo al plan de Dios para el mundo y especialmente para sus siervos, la Iglesia. Muestra lo que ocurre detrás de la escena, en el cielo. También puede ser leída como la revelación de la persona de Jesucristo, pero en el contexto descrito aquí Dios le dio la revelación a Jesús para que les mostrara a sus siervos lo que pronto tendría lugar.
Haciendo un análisis de algunos paisajes bíblicos, nos intrigan las cosas que se escriben sobre Los siete sellos, donde es resumida la historia humana desde el punto de vista del cielo y de la iglesia. O sea, se hace un desglose de la historia diciendo que existe la guerra, el hambre y la pestilencia en sentido general y sobre la iglesia en particular hay persecución. Luego vendrá el fin, trayendo terror al mundo.
Dice la biblia que “después de tomar el rollo de Dios y de ser adorado por toda la creación, el Cordero ahora abre los siete sellos para revelar su contenido. Los sellos, como las trompetas, están en un grupo de cuatro, dos y uno. La apertura de los primeros cuatro sellos es presentada por cada uno de los cuatro seres vivientes por turno. Cada uno de los cuatro seres vivientes revela un jinete; el cuarto jinete resume los primeros tres”.
El tema es muy profundo y complicado en cuanto a la desmembración de cada uno de sus elementos, pues se afirma que lo que describen los sellos es similar a las señales del fin del mundo, como lo describe Jesucristo en el Libro de Mateo, capítulo 24, versículos 6-8, cuando adelanta la ocurrencia de guerras, hambre y terremotos, persecución e incluso señala que “los cuerpos celestes son conmovidos y entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra” (Mateo 24:9,14,29 y 30).
¿Emocionante, verdad?
El libro del Apocalipsis, en el capítulo 6:1, narra cada uno de los pasos relacionados con los siete sellos. Ahí está todo el mensaje. Lo que ocurre es que está escrito en un lenguaje figurado que sólo lo entienden los estudiosos de la biblia. Los sellos describen lo que ocurrirá en la tierra como respuesta a la temeridad y la desobediencia del hombre ante el Creador Supremo del universo.
Dice: “Vi cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir como con voz de trueno: Ven y mira….y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo para vencer”.
Se habla de siete trompetas, que son desastres enviados por Dios con el objetivo de persuadir al hombre a que se arrepienta, lo que es evidente que Dios siente un profundo amor por el hombre, a pesar de su desobediencia, su avaricia, y de ser un pecador incontrolable.
Además, habla de siete copas las que, según el Apocalipsis, son el derramamiento final de la ira de Dios sobre la humanidad impenitente. El único que tiene potestad de abrir los siete sellos es Jesucristo, quien conforme a los cristianos es el que tiene Soberanía sobre el futuro.
Mi intención al referirme a este tema, y sin ser un cristiano converso pues tal vez no ha llegado mi hora de rendirme y entregarme a las directrices de un pastor de iglesias, es advertir sobre el futuro inmediato del mundo. Siempre leo la Biblia porque es fuente de sabiduría, especialmente los proverbios de Salomón, y ahora me estoy concentrando en el Apocalipsis en un esfuerzo por entender el mensaje contenido en esas páginas. En la próxima entrega veremos cómo se relacionan las profecías del médico, astrólogo y adivino francés Michel de Nostradamus y la Batalla de Armagedón con la teoría de Los siete sellos.
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