Un narcotraficante, mata a un grupo para lograr la venta, consumo o distribución de su droga, un Banquero corrupto, despoja de oportunidades, de metas y patrimonios ajenos, con tal de enriquecerse. Un narcotraficante soborna a las autoridades para lograr que su droga llegue a su destino, un Banquero corrupto corrompe a los funcionarios y empleados de un gobierno para comprar sentencias y vender condenas, para comprar elecciones y poner Regidores y Diputados.
El sistema social dominicano, nos refleja que las posibilidades de acceso a las oportunidades sociales son remotas desde el punto de vista del esfuerzo académico, profesional o de la honestidad. Al parecer, estamos diciéndole a la juventud creciente que sólo en los predios de la Droga y la Corrupción es posible lograr una posición social, económica y digna.
Sin lugar a dudas, los más de Dos Mil Millones de pesos que genera la corrupción, son un reflejo de cómo se ha industrializado y ha abonado esfuerzo al narcotráfico. Nadie puede dudar, que aquí tenemos empresas que nacieron con dinero del narcotráfico y la corrupción. Hemos visto, coroneles y hasta generales ascendido por la droga y la corrupción. Hoy vemos enormes torres, casas lujosas, fincas envidiables, con dinero de la corrupción y del narcotráfico. Hoy vemos dealers con vehículos lujosos, colmadones, supermercados, ferreterías con mercancías del narcotráfico y la corrupción.
Entonces, ¿Cuál es la diferencia de uno y del otro? Si existe para unos y otros. Para los abogados y el propio jurista Marino Vinicio Castillo y sus prestigiosos hijos abogados, ellos prefieren defender a los banqueros corruptos, porque estos son empresarios de grandes negocios menos de “droga”, ellos prefieren defender a un banquero que a un narcotraficante porque para los banqueros resulta mejor pagar por una condena negociada que un narcotraficante compre una sentencia barata.Ya estamos hartos de que el traje del diablo se lo pongan a un santo. Estamos cansados de que nos vendan hipocresías en platos de palabreríos. Este pueblo no resiste que determinadas clases sociales le saquen provecho a la corrupción y al narcotráfico. Entiendo que, si seguimos así, estamos frente a un Estado que se encamina a la legalización de la corrupción y al narcotráfico. Basta ya de hipocresía, si esta economía ha crecido, no es por algún buen manejo, no es así, lo que pasa es que aquí el narcotráfico representa el sector privado y la corrupción al sector público.No nos queda otra salida que seguir diciendo que la República Dominicana es una sucursal del infierno, un paraíso del crimen organizado, un refugio de los males sociales. Que nadie nos venda sueños porque ya hemos despertado. A Cristo que se cuide si viene en una nube, no sea que la llenen de droga y sobornen a los que la dirijan.
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