Por MAGGIE MICHAEL
The Associated Press
EL CAIRO -- Algunos besaban el suelo, otros se revolcaban felices en el pasto afuera del palacio presidencial. La gente sollozaba, saltaba, gritaba y se abrazaba, con una felicidad compartida que nunca había sentido.
El Cairo estalló en un ruidoso festejo, con fuegos artificiales, bocinas y disparos al aire, cuando se supo que el presidente Hosni Mubarak renunciaba y le entregaba el poder a las fuerzas armadas.
"La gente derribó al régimen", cantaban los manifestantes, tras 18 días de protestas crecientes que desataron una crisis política imposible de solucionar para el régimen autoritario de Mubarak.
"Este es el día más feliz para mi generación", dijo Alí al-Tayab, un manifestante de 24 años que recordó a los que murieron en enfrentamientos con la policía y los simpatizantes de Mubarak. "A los mártires, éste es su día".
En uno de los palacios presidenciales de El Cairo, donde se habían reunido miles de personas, la gente hacía la "V" de la victoria y gritaba: "Alégrense, egipcios, hoy es una fiesta" y "Renunció".
"Dios es grande", decían muchos que rezaban en medio de la algarabía.
Las multitudes comenzaron a desplazarse hacia la plaza Tahrir, el epicentro de las protestas masivas contra Mubarak que comenzaron el 25 de enero.
La noche del jueves, decenas de miles de personas habían abarrotado la plaza con grandes esperanzas de que Mubarak anunciara su dimisión. Pero la euforia se convirtió en ira cuando las palabras esperadas no salieron de la boca del mandatario durante el mensaje transmitido por televisión. Mubarak dijo que cedía sus atribuciones al vicepresidente Omar Suleiman pero no dejaba su puesto.
Enojados y desilusionados, cientos de manifestantes se desparramaron por la ciudad el viernes.
Entonces, Suleiman anunció la renuncia de Mubarak.
"Por fin, somos libres", dijo Safuán Abu Stat, de 60 años. "Desde ahora en adelante, cualquiera que gobierne sabrá que este pueblo es grande".
En algunos barrios, las mujeres salían a los balcones para emitir los gritos ululantes que suelen darse en los casamientos y nacimientos. Algunos cantaban el himno nacional.
Mohamed el-Masry, que protestó frente al palacio presidencial, dijo que llevaba dos semanas viviendo en el campamento de manifestantes de la plaza Tahrir.
"Vamos a Tahrir a festejar", dijo entre lágrimas de felicidad. "Lo logramos".
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