lunes, 25 de abril de 2011

Danilo: El candidato del momento

FARI KURY
FARID KURY
Hace alrededor de tres años visité al licenciado Danilo Medina Sánchez en su oficina política de la Avenida Sarasota. A solicitud mía, César López, un amigo de toda la vida y un veterano peledeísta de mil batallas, coordinó ese encuentro.
Tenía yo el deseo, no sólo de saludar a Danilo, que hacía varios años que no lo veía personalmente, sino también de conversar con él respecto a la situación política del país, y la del PLD.
En ese tiempo aún no cursaba el proyecto de reforma constitucional en el Congreso que terminó prohibiendo la reelección, pero veía que Danilo Medina era quien debía y podía encabezar la boleta presidencial del Partido de la Liberación Dominicana.
Veía en él las condiciones y el perfil que yo podría requerir de un gobernante: Visión de país, firmeza de carácter y sensibilidad social. Así se lo hice saber. Sin ambages, y a la franca, le dije que deseaba enrolarme en su proyecto presidencial, y que lo que me había llevado a adoptar esa posición era mi convencimiento de que él sería un buen presidente.
Aquel día reafirmé mi criterio de que el PLD haría muy bien en llevarlo de candidato presidencial, y  la República Dominicana, en una gestión suya, podría encontrar el despegue requerido y anhelado por años y años.
Salí de esa reunión satisfecho, y desde entonces he hecho todo lo humanamente posible a mi alcance en favor de esa candidatura.
Ahora, a fuerza de mucha paciencia y de trabajo, Danilo se ha posicionado en el corazón de los peledeístas como el candidato preferido del momento actual.  
Por fortuna, y como se veía, el ambiente se ha despejado, sobre todo, luego del  excelente discurso del presidente Leonel Fernández, en el cual anunció su no repostulación. La idea generalizada en el PLD era la de que después de Leonel le toca a Danilo. No da brega entender eso. Y eso en gran medida es lo que explica el descomunal crecimiento concitado en favor de Danilo desde el mismo instante en que Leonel anunció respetar la actual constitución.
Naturalmente, hay que decir, que Danilo venía trabajando arduamente en la sociedad dominicana, específicamente, en el llamado sector externo. Día a día, y en toda la geografía nacional, venía reuniéndose con todos los sectores de la vida nacional, como los productores agrícolas, profesionales, amas de casa, empresarios, hacendados, choferes, obreros, técnicos, etc. y a todos ellos, con una paciencia bíblica les iba explicando punto por punto lo que sería un gobierno encabezado por él.
Mucho antes de que el Comité Central del PLD lo escogiera como uno de los 7 precandidatos presidenciales, ya varias encuestas prestigiosas, como por ejemplo La Gallup, lo habían colocado en el lugar número uno entre todos los aspirantes peledeístas.
Incluso, hubo una encuesta, para sorpresa de muchos, entre ellos yo, que lo colocó  por encima del presidente Fernández. Esa fue la Gallup publicada en noviembre del año pasado que le otorgó 36 por ciento frente a 28 del presidente. Debo aclarar que esos números eran en el escenario general, es decir, en la sociedad.
Desde entonces quedó claro que Danilo Medina era una fuerza real  no sólo a lo interno del PLD, sino también a lo externo, donde en cierta forma había sido su debilidad. De repente la gente empezó a percibir a un Danilo Medina renovado, alejado de las luchas internas, muchas veces intestinas y dañinas a la imagen de un candidato, y  preocupado más por los problemas del país. Empezaron a verlo más maduro, más preparado, y sobre todo, como un activo no sólo del PLD, sino de la nación.
Empezaron a ver y a percibir que hablaba con el corazón, lo cual es fundamental. La gente empezó a creer en lo que decía.
El asunto muchas veces no es lo que se dice o cómo se dice, sino sobre todo, si el portador del mensaje tiene credibilidad, es si la gente está creyendo en lo que se dice. Y el discurso de Danilo, hablando de los problemas nacionales, enfatizando los problemas sociales, empezó a conmover los corazones de mucha gente, generando al mismo tiempo una atracción también por su personalidad.
Las constantes prédicas de Danilo Medina han levantado el ánimo y la esperanza a peledeístas y no peledeístas. Después de dos períodos gubernamentales es normal que muchas gentes empezaran a sentirse insatisfechas, inconformes con el PLD. No es nada extraño. El poder desgasta a los líderes y a los partidos, sobre todo en una sociedad, como la nuestra, con tantos y tantos problemas acumulados y a todas luces imposibles de solucionar en uno o dos períodos. Se produce entonces el hostigamiento, el desgaste, el agotamiento, y la gente empieza a procurar otras opciones, aunque tengan que volver a una conocida por su mal manejo de la economía.
Es el deseo de cambio que el ser humano siempre procura. Es en ese contexto, que aparece la figura de Danilo, y su mensaje evita, impide, que esos peledeístas, insatisfechos y con deseos de cambio, se muden a otras moradas.
Porque en el fondo de sus almas ellos no quisieran mudarse a la morada del frente. No les agrada. Saben que ella ha propiciado y podría propiciar nuevamente la inestabilidad y el caos, lo cual es lo último que desean.
Pero la inconformidad los estaba empujando forzosamente al litoral no deseado. Y ahí apareció Danilo y su mensaje, generando nuevas expectativas y levantando nuevas esperanzas.
Para mí, esa ha sido, en este proceso, la gran hazaña de Danilo y su mensaje: Detener  en seco la inconformidad en las enormes murallas moradas y evitar que se muden a los débiles muros blancos.
 A pesar de las turbulencias coyunturales, que en algunos momentos fueron bastante peligrosas, Danilo no perdió nunca la ecuanimidad ni la prudencia.  En eso, hay que reconocerlo, ha sido sumamente inteligente, hábil y prudente. No se ha dejado provocar, ni siquiera cuando alguien, con mucho poder, dijo que en el PLD no cabían dos gallos. No le hizo ningún caso. Siguió su sendero imperturbable conforme a su estrategia. No se dejó atrapar en los detalles del momento. Está que sólo dice lo que debe decir. Ni más ni menos. Y lo dice cuando debe decirlo, ni antes ni después. En política, como en la vida, no basta con tener conocimientos académicos o intelectuales. Para ser éxitoso, además de lo anterior, se necesita una inteligencia emocional. Es lo que le permite al político no dejarse gobernar por sus emociones, lo cual, en realidad es una tarea complicada. Fácil es decirlo, lo que no es fácil es tener la inteligencia emocional y aplicarla a la hora de adoptar decisiones importantes, sobre todo en momentos de turbulencias y de confusiones. Danilo Medina ha demostrado, con creces, ser un político emocionalmente sano. No se desborda ni permite que nadie lo lleve a un terreno indeseado o inconveniente.
     Todo lo anterior ha convertido a Danilo Medina en el hombre del momento. Es, sin disputa, el candidato indicado para el momento actual. Observo que en el PLD hay conciencia generalizada de ello. Es la sociedad dominicana la que le está pidiendo, casi en forma de reclamo, al PLD, que lo escojan ya, sin demora, sin contratiempos, sin más dilatación, como candidato presidencial. Yo estoy viendo que cuando el PLD proclame a Danilo su candidato presidencial, tras una convención democrática y libérrima, su figura, su imagen, se potencializarán más y más, y ese día Danilo Medina estará a un paso de ser el presidente de la República. Ya lo verán.

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