jueves, 28 de julio de 2011

El Jobo: Es el salto de las rocas en El Seibo

Es un lugar tan apremiante para el ecoturismo, que la frondosidad y el follaje vegetal hace descender la temperatura hasta 14 grados Celsius

MANUEL A. VEGA

EL SEIBO.- En medio de rocas, hileras de bejucos, con los cuales usted puede descender a la charca y un camino totalmente pedregoso e inaccesible, está salto El Jobo, de unos 26 pies de caída libre de agua dulce, que al estar rodeado de frondosos árboles y rocas convierte la zona en un lugar de baja temperatura, donde se llega con calor, pero se sale con frío.
El espectáculo de la naturaleza está en el cauce del arroyo “Naranja Dulce”, a unos 35 kilómetros al norte de Hato Mayor, pero en la provincia de El Seibo, zona donde la abundancia de “guinea tuerta”, cotorra y cuervo aun es notoria.
El salto es desconocido para las autoridades del ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero no para las jaibas, camarones, carpías, guabinas y dajaos que abundan en la zona, recurso que se ha encargado la misma naturaleza protegerlo.
Naranja Dulce es un afluente del río Yabón, que nace en el distrito municipal  San Francisco-Vicentillo, de El Seibo, pero que tiene su desembocadura en la bahía de Samaná.
El descubrimiento del salto de agua, se produce por una corriente de interés ecológico que ha despertado el ecoturismo y que ha llevado a campesinos a señalar los saltos de agua que  existen en sus respectivas comunidades.
En este escenario se avistó salto El Jobo, que aunque su charca es pequeña, se asemeja a un pilón de majar arroz o café, este último cultivo abunda en la zona.
Su entorno y toda la longitud del arroyo Naranja Dulce, hasta llegar a salto El Jobo, que está ubicado en una parcela del agricultor Luis Dalmau, está  cubierta por una hermosa vegetación, que van abrazando las riberas del afluente y convirtiendo el lugar en zona privada para el disfrute de la naturaleza.
Si te encarama en los árboles podrá observar que la charca se asemeja a un piñon de majar arroz o cafe.
Abundan en su entorno, árboles de Chácaro, Ceiba, Capá, Caoba, Cabilma, Anón, Guárano, Gina,  Samán y Javillas centenarias, de cuyas raíces los lugareños confeccionan batea para sacudir  y limpiar arroz.
El Jobo, está en el área del Parque Nacional Saltos de La Jalda, una reserva científica, creada por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en el presente siglo XXI.
A El Jobo, le siguen unos siete pequeños saltos de agua dulce, que se van tejiendo en el cauce del afluente, donde lugareños afirman en una época se extraían pepitas de oro.
Ríos hermosos, saltos, cascadas, cuevas, minas, colinas, y una gran cantidad de zonas boscosas con una diversidad de distintas especies de aves, anteceden la llegada a El Jobo.
Los trillos van definiendo el lugar, las pisadas humanas van descubriendo que vale la pena llegar para disfrutar, porque la temperatura cambia a medida que se va uno acercando al escenario natural, uno de los tantos que abundan en la región Este.
IMPRESIÓN
Al asomarse al salto, que sólo es visible cuando se está a los 200 metros de longitud, por la frondosidad de la zona, cualquier mortal se impresiona, por la altura de las rocas que circunda la charca o poza donde se precipita el agua que cae.
Una inmensa cantidad de bejuco indio abunda en el  entorno, muchos de los cuales es cortado para la fabricación de mabíes en Hato Mayor, donde las fábricas de la gaseosa ecológica abundan.
El cauce del  arroyo Naranja Dulce hasta el salto está prácticamente cubierto por la espesura y al amplio follaje de árboles de distintas especies.
Se cree que ni 100 personas conocen el recurso hídrico, que bien puede ser aprovechado para la construcción de una hidroeléctrica, para la generación de energía.
Las viviendas más cercanas al lugar están distantes a 12 kilómetros y lo accidentado del terreno estaría contribuyendo a mantener el lugar en zona virgen y libre de contaminación.
Respirar aquí es abrir los pulmones a un paraíso, donde la naturaleza te lo brinda todo para seguir viviendo.
Hay momento, que por el follaje de los arbustos, las cámaras fotográficas te piden lucen automáticamente.
Los pajones en las fincas adyacentes al salto, pueden servir de escondrijo al visitante para jugar al escondido, por la altura que presentan.
Aquí el astro sol está obligado a dejar de verse antes de las cinco de la tarde.
En tiempo de lluvias los marjales impiden el acceso de hasta los caballos y mulos.
FAUNA
Es un lugar desconocido para las autoridades de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la generalidad de los dominicano y extranjeros, pero no así para las jaibas, camarones, carpías, guabinas y dajaos que abundan en la zona.
Usted se topeta con los camarones  y jaibas en las corrientes que  cruzan por la abundancia del cretáceo.
Se puede escuchar el “Voy acé una casa”, de los cuervos cuando el cielo se nubla para llover y el chillío de cotorras, bobos, cigua palmera, ruiseñor, colí y otras avecillas, engalanan el lugar, virgen por naturaleza.
En definitiva, salto El Jobo constituye una pieza más de la cadena de recursos naturales que se han descubiertos en la región Este y que servirán para la explotación ecoturística, siempre y cuando las autoridades pongan empeño en acondicionar los caminos de penetración a las zonas que encantan a turista nacionales y extranjeros.

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