viernes, 12 de agosto de 2011

El día que el huracán Jeanne devastó a El Seibo


     El día que Jeanne azoló a El Seibo, la ciudad estaba recogida, apacible, tranquila, pero los vientos comenzaron a alborotar al puelbo, cuyos habitantes veían como los zinc volaban por los aires y los techos de viviendas cedían a los vientos (fotos /Manuel Antonio Vega)

MANUEL A. VEGA
atacando10@hotmail.com
HATO MAYOR.- El 16 de septiembre del año 2004, la ciudad de El Seibo fue estremecida otra vez por los vientos axiomáticos de otro huracán o ciclón, esta vez  Jeanne, que devastó y dejó desoladas numerosas comunidades productoras de cacao, diezmando la producción y dejando secuelas de animales y personas muertas y heridas.
Fue un día aciago para los productores, que veían como los vientos volaban los zinc de los techos de las viviendas y secaderos de cacao.
Las montañas quedaron prácticamente calvas, las mazorcas de cacao volaron, las plantaciones de guineo, plátano y otros rubros se fueron al suelo y los puentes colapsaron.
A casi ocho años de haber azotado a esta ciudad, quedan vestigio y señales de lo poco que se hizo para levantar la economía de la más vieja provincia del Este del país.
Las comunidades quedaron incomunicadas y  sin energía eléctrica, porque los puentes sobre los ríos y arroyos cuando no se lo llevaron los vientos huracanados, lo arrancaron las turbulentas aguas que a su paso dejó el fenómeno atmosférico.
Las fincas cacaotaleras se convirtieron en potreros sin gramas, las hojas se le fueron a las matas y se podían divisar las montañas.
El Seibo, tenido como la provincia de mayor producción de cacao de la región Este, quedó desolada, las ayudas del gobierno llegaron, como siempre, tarde y a media.
Las comunidades más afectadas con los vientos y las lluvias fueron Caciquillo, Los Botados, La Cuchillas, El Cuey, La Majagua, Pedro Sánchez, entre otras, donde las viviendas quedaron sin zinc y yagua.
Los puentes sobre los ríos Seibo y Soco fueron barridos por las aguas.
Fue la ciudad más afectada de la región por el fenómeno natural, que llevó pobreza y agudizó la crisis alimentaria en la zona por meses.
Jeanne se formó el 13 de septiembre del 2004 como la novena tormenta tropical del año, con velocidad de 195 kilómetros por hora y con categoría 3.
El huracán afectó a Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Bahamas y Florida.
Las provincias del Este fueron atacadas con pravedad, provocando múltiples daños y la muerte de por lo  menos una persona.
 Las autoridades dominicanas declararon un estado de Alerta Roja para las provincias de La Romana, El Seibo, Hato Mayor e Higüey.




A las dos de la tarde el Centro Nacional de Huracanes de Miami localizó el ojo del huracán en la Longitud 69.0 grados Oeste tierra adentro como a 65 millas o a 105 Kilómetros al Este-Noreste de Santo Domingo.
Jeanne, el sexto huracán de la temporada del Atlántico, incrementó la potencia de sus vientos a casi 130 kilómetros por hora (80 millas por hora), con ráfagas aún más fuertes, al tocar tierra.
"Los vientos con fuerza huracanada están localizados en una pequeña área cercada al ojo (de la tormenta) y los vientos con fuerza de tormenta tropical se extendieron hasta 65 kilómetros (40 millas)", informó el centro de huracanes, para entonces.
Jeanne era una tormenta tropical con vientos de cerca de 112 kph (70 mph) cuando desató su furia en el centro de Puerto Rico el miércoles, causando hasta 51 centímetros (16 pulgadas) de lluvia que convirtieron en ríos torrenciales a las carreteras, inundaron casas y derribaron tendidos de electricidad y árboles.
El gobierno de Leonel Fernández ordenó a pocas horas de que el huracán Jeanne penetrara al país se habilitaron decenas de refugios en los territorios afectados en estos momentos por el fenómeno meteorológico.
A las tres de la tarde, el ojo del Huracán Jeanne, se encontraba sobre la provincia de El Seibo.
El tendido eléctrico no funcionó por varios días, cientos de viviendas fueron inundadas y los rí­os se desbordaron.
Los vientos del fenómeno derribaron frágiles viviendas, techos volaron por los aires y las lluvias no cesaron, creando una situación de caos entre comunidades y comunidades.
Árboles centenarios cedieron cuando no a los vientos, a las socavaciones hechas por las persistentes lluvias que se precipitaron después del paso del fenómeno atmosférico.
Las autoridades de la provincia se vieron impotentes ante los efectos y la lentitud del gobierno en enfrentar la debacle creada por los efectos del huracán.
Aún hay comunidades que se ven imposibilitada de comunicarse, porque el gobierno no construido los puentes y badenes que fueron destruido por el huracán Jeanne.


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