LUIS ALBERTO PÉREZ UBIERA
Félix el bizco, supo que al batey había llegado un haitiano de los que trae la compañía azucarera para el corte de la caña y que el mismo hacía diligencias para comprar un gallo, ya que pronto terminaba la zafra y partiría para su país, sabiéndose según radio bemba, que todo haitiano cuando se va se lleva un gallo.
El bizco tenía una gallina atravesada, famosa por ser muy peleadora con otras gallinas pero además, poseía un gran parecido a los gallos por su plumaje y porque a veces, curiosamente cantaba como gallo algo que los campesinos relacionan con mala suerte, porque según ellos dizque eso asara...
Félix comenzó a calcular y vio la oportunidad de salir de aquel animal que muchas veces le ocasionó problemas con su madre, porque la vieja no quería saber ni en sombra de esa ave y cada vez que la oía cantar como gallo se hacía la señal de la cruz, pensando en seguida que era un espíritu malo y que por ella ni siquiera se sacaba en la lotería a pesar de que siempre jugaba su número abonado.
No vaciló en cortarle la cresta y recortarle las plumas (tuzarla) como se les hace a los gallos cuando se entrenan para ir al redondel y fue entonces que luego constató al haitiano para ofrecerle la venta.
-Gazón te vendo este gallo de los más finos que tengo- dijo al haitiano.
El comprador observó bien la gallina y al creer en realidad que era un gallo ofreció cincuenta pesos al bizco por la compra, el negocio fue cerrado y a los pocos días el haitiano fue a entrenar y a probar su ejemplar y al soltárselo al contrario, este le hizo la rueda, la gallina se acomodó y como era natural el verdadero gallo la recogió ya que la misma estaba lista para poner huevos.
Al ver esto, todo el que estaba allí explotó en risas prolongadas al darse cuenta de este engaño y más aun, cuando en medio de aquel bullicio se pudo oír la voz del haitiano cuando dijo con asombro y resignación.
-¡Oh oh... mi galle se masisí!.
Autor: Lic. Luís Alberto Pérez Ubiera
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