Lic. Luis Alberto Pérez Ubiera. |
Yo me sentí triste como el viento nocturno de un día de finado.
Mis ojos lloraron al palpar tu voz que me decía me voy y te dejo
Y bajo aquella tarde lluviosa que yo te buscaba con ansias, te vi de lejos
en la entrada de la puerta del silencio.
Mientras la lluvia caía, mis lágrimas inundaban las calles de mi pueblo.
¡Qué ironía ¡…
Que tarde más fría donde no halle consuelo.
Hasta el día de hoy estoy triste como el silencio de los muertos.
Para mí no hay sosiego, para mí no hay deseos.
Mi tristeza será eterna y hoy es más grande que nunca
al saber que se cumple el aniversario de tu muerte.
Pero qué tontería la mía, si se que algún día
te encontrare y juntos estaremos para siempre…
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