SANTO DOMINGO.- Un poco encorvado y con caminar lento, Goyo
Pérez, de 75 años, realiza la misma tarea desde hace más de veinte años: vender
galletas a colmados, puerta a puerta.
Llegó de Hato Mayor hace 32 años llenos de esperanzas y expectativas,
pero las cosas no son como uno las sueña, sino simplemente lo que será.
Este es el oficio al que debe su vida
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