DR. GERALDO AQUINO ÁLVAREZ |
¿Por qué se mató, porque él era
tranquilo y nunca usaba arma de fuego?
¿Qué cosa tan grande pudo llevarlo a
tomar esa decisión?
¿Acaso debía dinero?
¿Fue por problemas en el matrimonio?
¿Por qué se dio dos balazos y no
uno?
¿Estaba enfermo, qué enfermedad
tenía?
¿Sintió soledad al ver que ganó
Danilo Medina la presidencia de la República?
¿No pudo resolver algún caso
judicial a algún cliente?
¿Realmente, qué pudo haberle pasado
por la mente a Aquino Álvarez?
¿Alguien de El Seibo, un familiar,
amigo, vecino, sabía de su estado de depresión?
¿Qué pasó ahí?
¿Por qué no buscó ayuda profesional si se sentía deprimido?
¿Por qué no buscó ayuda profesional si se sentía deprimido?
¡Dios mío!
Pudieran ser más de 10 las
interrogantes, y más de mil los pensamientos, pero lo que hizo no tiene
explicación.
Yo que lo conocí, que visitaba su
casa cuando fue legislador y gobernador, no acepto lo que ocurrió con
respuestas baladíes.
No hay núcleo ni epicentro que me
haga entender aún lo que pasó por la cabeza de Geraldo.
¿Fue un accidente?
¿Creen que se puso a jugar con el
arma de su amigo y accionó el gatillo y pun, pun, se mató?
¿Lo premeditó?
¿Realmente se le bloqueó la cabeza
por falta de afectividad en el hogar?
¿Creen ustedes la versión de que se
deprimió al saber que el hombre que lo crio no era su padre?
¿Por qué se mató Geraldo Aquino?
A mí hay que buscarme una o varias
respuestas, porque no acepto que su capacidad lo haya ofuscado a tal grado que
se quitara la vida.
Yo, como muchos seres que lo
conocimos, sabemos que algo raro pudo haber estado pasando en la vida de este
probo y responsable hombre.
¿Era correspondido afectivamente por
su esposa?
¿Era cabaretero, gustaba de las
pirujas?
¿Quién lo conoció siendo un ser
celoso?
¿Era realmente feliz en el hogar?
Quisiera ir dando respuestas a mis
propias preguntas, pero ni yo puedo llenarlas, porque mi cerebro no ha podido
almacenar la verdad de que ya está muerto.
Quiero llenar las interrogantes,
pero me fluyen otras, que alguien tendrá que llenar con la exactitud del
inexorable tiempo.
¿A qué fue el domingo mi amigo
Geraldo a su oficina?
¿Qué fue a buscar, qué lo aguardaba?
¿Buscaba o andaba la muerte detrás
de él?
¿Qué lo hizo salir de la cama tan
temprano?
¿Quién me deja satisfecho?
Sé que todo el mundo buscará
respuestas a estas interrogantes, pero nadie tendrá el acierto real de lo que
pasó
Sé que la autopsia practicada al cadáver determinará la real causa de muerte, incluso si sofría de alguna enfermedad, pero no podrá determinar por qué lo hizo.
Sé que la autopsia practicada al cadáver determinará la real causa de muerte, incluso si sofría de alguna enfermedad, pero no podrá determinar por qué lo hizo.
Dejaré de preguntarme, porque lo que
ahora busco, como lo están haciendo sus hijos, hermanos, amigos, compañeros de
politica, sacerdotes, pastores, todo el pueblo de El Seibo, es por qué lo hizo.
Las respuestas y las preguntas se
harán de diferentes formas y estilos, pero dudo que alguien la llene
correctamente.
Yo conocí a un Geraldo cariñoso,
afable, educado, sonriente, honesto, responsable, afectuoso y optimista del desarrollo
que exhibía su amado pueblo, por el cual luchó y contribuyó grandemente a
desarrollar.
Siempre lo vi altruista, dispuesto a
ayudar y a recibir gente en su casa, pese a los pleitos del hogar.
Se me fue un amigo y un amparo del
pueblo de El Seibo.
Espero volver a verte, amigo, porque
un ser como tú lleno de ambiciones para la familia, los amigos y tu pueblo no
morirán nunca.
Espero encontrarte…
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