Contemplarla. Para ver este espectáculo de agua hay que estar de frente, pues está muy oculto y sus aguas no resuenan tanto.Añadir leyenda (Fotos/ Manuel Antonio Vega) |
Conocerlo no es un simple viaje; es una expedición por lo engorroso y húmedo del terreno, pero cuando se llega nadie quiere salir de las chorreras que se desprenden a más de 40 metros de altura.
Los turistas que gustan de las charcas y chorros de agua que caen desde las alturas han habilitado senderos por los cuales descienden agarrados a cordeles de alambres de teléfono, que han colocado de árbol en árbol hasta llegar a las charcas de Brazo Corto y su hijo Brazo Chiquito, que no es tan chiquito, ya que mide 35 metros de altura.
Los recorridos se organizan en el hotel restaurante La Cueva, propiedad de un inversionista italiano, y llevan a los turistas en cabalgatas al oscuro bosque que rodea a Brazo Corto y a su hijo Brazo Chiquito.
La zona
El salto no es nuevo, pero el angosto camino, caracterizado por fangales y elevaciones montañosas, hacen imposible llegar a pie.
Está a unos ocho kilómetros al sureste de El Cedro en Miches y para conocer su belleza hay que caminar unas tres horas a caballo entre la ida y el regreso. En vehículos de alto cilindraje se abrevia el tiempo.
El Cedro, río sobre el cual se asienta la catarata, está en latitud: 18.9971 y longitud: 68.875
Para ver este espectáculo de agua hay que estar de frente, pues está muy oculto y sus aguas no resuenan tanto ya que van en rodamiento por las paredes de las rocas, que se convierte en una cama dormida y cubierta por la sábana blanca del agua. Visto desde los árboles, Brazo Corto y su hijo Brazo Chiquito dan una impresión de que se está soñando.
El nombre de Brazo Corto viene dado por la proximidad al pueblo y la distancia que hay entre uno y otro, que no exceden los 20 metros, sobre el cauce de río El Cedro.
Los turistas canadienses y alemanes son atraídos por la belleza que regala el bosque húmedo y las cascadas que guardan las montañas de la Cordillera Oriental, que en Miches tienen más presencia.
Los fabulosos saltos de agua, la llanura costera, las lagunas Limón y Redonda, estan llevando grandes emociones a los turistas en Miches.
La zona donde se encuentran las cataratas debe ser declarada reserva científica por la biodiversidad de fauna y flora que allí habita. Esto ayudaría a protegerla de la depredación de los bosques y la caza indiscriminada de aves en la zona. Próximo a la cascada se sabe de la existencia de dos cavernas, desconocidas para la mayoría de los habitantes.
Esta belleza está bordeada por rocas negras y rojas, así como árboles formando un formidable arco de protección del acuífero en sumideros y abismos en que el agua va cayendo. En tiempo de lluvia brota humo y sus aguas esculpidas por su caída vertical le hacen brillar entre los árboles.
LA FAUNA Y FLORA QUE RODEA AL SALTO
La zona está poblada de gigantes árboles de ceiba, javilla, cabilma, jobo, majagua, caoba, anón, en cuyo follaje se asientan aves como cotorra, cernícalo, carpintero, cigua palmera, bobo, paloma turquesa, cuervo y otras especies endémicas.
En sus aguas hay muchos dajaos, anguilas, guabinas, chopos, camarones, jaibas y otros peces de agua dulce.
En el camino los excursionistas pueden ir comiendo piñas, naranjas babores, ginas y guineos maduros que se dan silvestres.
Hay que decir que esperamos que este reportaje de Brazo Corto y su hijo Brazo Chiquito sirva de motivación a los nativos en Miches para que se organicen, impulsen y den a conocer sus potencialidades ecoturísticas, que son inmensas, pero están pobremente publicitadas.
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