HATO MAYOR.- Más de 500 productores de cítricos
de Hato Mayor y El Seibo, con unas 300 mil tareas cultivadas, están desde hace
cinco años luchando contra una plaga de langostas, que ha infectado las
plantaciones con la enfermedad conocida como Huanglongbing (HLB),
generando pérdidas y daños de cientos de millones de pesos.
El insecto que se cree llegó procedente de la
región norte con plantas contaminadas, adquiridas en viveros a cielo abierto,
ha obligado a grandes y medianos productores a diversificar la producción en
sus predios, para cumplir compromisos financieros y evitar así el colapso
total.
La presencia de las langostas son más tangibles
en los campos de chinas de las empresas Consorcio Citrícola del Este, Agro
empresa BHS, Barceló CxA, ubicadas en la sección Juan Jiménez, en el municipio
agrícola de El Valle, donde cientos de miles de plantas han tenido que ser
eliminadas por estar contaminada por la enfermedad que produce el diabólico
insecto.
Hay zonas donde se observan nubes de langostas,
que oscurecen el espacio sideral y se aposentan sobre el follaje de las plantas
frutales, dejando infectada la mata.
Productores han tratado de eliminar la plaga
rociando pesticidas desde el aire y tierra, tratando de matar el insecto, pero
el costo de producción se duplica, lo que no hace rentable la producción de
naranjas, para la exportación y los mercados nacionales.
Son verdaderos "enjambres” en las
plantaciones y se prevé que de no ser enfrentada a tiempo, puede
exterminar por completo en vuelta de cinco años, la producción de cítrico
en la región Este.
“La plaga avanza a ritmo acelerado y se requiere
de acciones que sean eficaces, como fumigar por el aire para eliminar el
vector, que nos puede llevar a la quiebra”, dijo Barceló.
Las langostas, que causan estragos por el consumo
de los cultivos, han dañado más del 40 plantas solo en las empresas del grupo
Barceló en Hato Mayor, que son los únicos que por su capacidad económica han
tratado de contener el avance de la letal enfermedad en los cultivos.
La propagación de las langostas es favorecida por
los vientos alisios, que en la cordillera Oriental es más maleable y tienen
mayor celeridad.
Los productores temen la
plaga se extienda y afecte a otros cultivos como la chinola, el cacao, la yuca
y el plátano.
“Hasta que penetró la enfermedad conocida
como Huanglongbing, las plantaciones de cítricos de Hato Mayor, la provincia
mayor productora de cítricos del país, eran imponentes y el color verde del
follaje combinado con el amarillo de la fruta, hicieron de esta zona la Capital
del Cítrico, lo que se ha desvanecido por la presencia de la enfermedad”,
plantea Ricardo Barceló, del Consorcio Citrícola del Este.
Es que el avance vertiginoso del HLB ya ha
diezmado y afectado más de 40 mil matas solo en las plantaciones del
grupo de empresa Barceló, obligando a los grandes y medianos productores a
diversificar la producción para no morir de hambre y cumplir con los
compromisos bancarios.
El Sida de los cítricos, como ahora los productores
llaman a la enfermedad no permite que la mata se desarrolle y convierte el
ácido del fruto de dulce y agrio que es en una retama “que casi envenena
probarle”.
Las empresas del grupo Barceló, que tienen la
mayor producción de naranja de la región Este, unas 105 mil tareas, no han
podido enfrentar con eficacia el insecto vector, una esperancita, que se
encarga de incubar el virus, que en menos de dos años elimina por completo el
árbol.
“El ataque es despiadado, el que siembre cítrico
no descosechará nada, porque la enfermedad no da tiempo a que el árbol se
desarrolle, lo mata en menos de dos años y quienes tenemos matas, estamos
expuestos a ver los terrenos sin los frutos”, explica Ricardo Barceló, del
Consorcio Citrícola del Este.
En vuelta de cinco años, si no aparecen patrones
resistentes a la enfermedad, todos los árboles de esta familia tienen una
muerte segura.
La letal enfermedad hace una conversión del acido
agrio o dulce en amargo, no apto para el consumo humano. Además hace deformes
las plantaciones y el fruto.
Se presume que fue introducida al país en el 2001
por la provincia de Puerto Plata, expandiéndose rápidamente a todo el
país, con el traslado de plantas adquiridas en viveros a cielo abierto y
contaminados.
De continuar la plaga de langostas unos 5,000
trabajadores agrícolas y más de 500 pequeños, medianos y grandes productores
locales de El Seibo y Hato Mayor y otros pueblos de la región Este, quedarán
sin las plantaciones.
Para Ricardo Barceló del Consorcio Citricola del
Este, que los viveros a cielo abierto han contribuido a la expansión de la
enfermedad.
Denunció que en Hato Mayor hay viveros a cielo
abierto, en violación a normas establecidas por el Ministerio de Agricultura,
ya que trae como consecuencia la propagación de la enfermedad con matas nuevas
infectadas, porque las yemas son de plantas enfermas.
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