martes, 25 de junio de 2013

Yanigua, un anfiteatro de agua fresca en el Este

Yanigua es el nombre taíno dado por los indígenas al río, cuenta la tradición histórica hablada.
Manuel Antonio Vega
El Valle, Hato Mayor.- De fácil acceso, rodeado de arbustos y con carbón mineral y barro azul en sus aguas, el Yanigua es al propio tiempo un anfiteatro de agua, al formarse en su anchura deslizamientos o desparramientos que se asemejan a gradas blancas, regalando una impresionante y espectacular vista al visitante.
Localizado en la comunidad del mismo nombre, a unos 10 kilómetros al oeste del agrícola municipio de El Valle, provincia de Hato Mayor, está la catarata de agua, que  es la más visitada por su cercanía, fácil acceso, su fría y modesta agua blanca.
Cuenta una leyenda que en las aguas del Yanigua es donde se asean y curten sus melenas con barro las ciguapas, que se presumen siempre han existido en la zona.
En tiempo de lluvia se forman gradas de agua a todo lo ancho del acuífero, las que son utilizadas para las conversaciones rurales y el enamoramiento de parejas.
Tiene la particularidad de que está protegido por una frondosa vegetación y en sus aguas y entornos hay minas de ámbar y carbón mineral, que es recogido por lugareños  para la venta.
Para nativos y turistas, el Yanigua es una de las mayores bellezas que oferta la naturaleza en toda la zona este del país.
La cascada está a mitad del río,  que tiene una extensión de 19 kilómetros, naciendo en las sabanas de la comunidad de El Brinco, sección San Rafael, al sur de El Valle y desembocando en el río Yabón, al norte del agrícola municipio, de unos 8,000 habitantes.
Detalles
Las gradas de agua son más acentuadas cuando la naturaleza apremia la lluvia, observándose con mayor fluidez hacia el ala norte de la charca.
Es que el agua se desparrama por doquier para buscar su desahogo en la extendida charca, con más de 13 metros de ancho.
En su entorno están las mejores minas de ámbar rojo, donde los turistas van a presenciar cómo campesinos excavan túneles verticales, los que empalizan para que no se derrumbe y poder extraer la preciosa piedra.
A veces los turistas compran las piedras de ámbar extraídas de fosas.
Yanigua es el nombre taíno dado por los indígenas al río, cuenta la tradición histórica hablada.
Su caída humea el lugar, quitándole  perceptibilidad a la cascada, pero provocando una sensación de helamiento al lugar.
Para trepar a la parte alta de la cascada, los excursionitstas utioizan mayas fabricadas en soga, en una acción alpinista.
Les aseguro a quienes quieren conocer de esta ricura de la naturaleza que no sudarán y que, en cambio, tendrán que abandonar pronto el agua por lo helada o fría que es.  
FLORA Y FAUNA EN LOS ALREDEDORES
La Ceiba, árbol nativo de Hato Mayor, abunda en El Valle, así como una diversa fauna y flora típica de bosques húmedos y de vegetación de sabana sin par, bordean su entorno.
Está en la zona de amortiguamiento de Los Haitises, próximo a la laguna de Orleans, otro recurso hídrico de importancia en la zona.
Antes de precipitarse al agua, el visitante tiene que recorrer un trayecto, matizado por plantaciones de palma africana, que, al ser jamaqueada por los vientos alisios, emiten sonidos ensordecedores.
Asimismo está rodeado de varias especies endémicas de la isla como caoba, cedro, guayabos, cocoteros y la palma real.
A la presencia del visitante y trepado en los árboles se avistan aves que aún están presentes y en peligro de extinción, como cuervo, perico, que es endémico, garza de rizo, garza azul, el rey congo y la garza real.
Las fosas dejadas por buscadores de ámbar, en las riberas del salto, han dado paso a escondrijos de Jutías, solenodontes y murciélagos.
Es la cascada más publicitada en la provinicia de Hato Mayor, por lo del barro y ámbar que le rodean, permitiendo realizarse grandes excursiones a sus aguas. En definitiva, salto Yanigua es un encanto y remanso para vacacionar y conocer de cerca la rica fauna y flora que posee esta tierra de gente encantadora, buena anfitriona y trabajadora.

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