Los llanos y montañas costeras de Miches y Sabana de la Mar, excelentes
escenarios del patrimonio que nos ha regalado la madre naturaleza, están en
peligro de extinción por la intervención de una economía capitalista, que ha ido adueñándose de
la zona con la intención de atraer
turistas y acumular riquezas, pero que con el tiempo terminará con la vida humana en
la zona.
Con el alegato de explotar el turismo ecológico y atraer turistas
nacionales y extranjeros, las máquinas han ido sustituyendo estos espacios
para sembrar bares, hoteles y restaurantes, sin ningún tipo de planificación o
políticas públicas que puedan garantizar que el hombre pueda convivir con la
naturaleza.
Miches y Sabana de la mar son poseedores de los llanos costeros y las
montañas más empinadas, impresionantes y extensas, que protegido por la
espesura de las plantaciones de cocoteros y manglares, hacen de la zona un
remanso de eterna paz y espiritualidad.
Es normal ver a turistas montar caballos, caminar en bus turístico por
los trillos costeros, donde la temperatura se entremezcla entre la sudoración y
el frio.
Con el tiempo se podrían construir teleféricos para descender a los
llanos costeros desde las montañas a velocidad extraordinaria, en un ejercicio
de turismo de aventura, sin la necesidad de destruir el bosques, los ríos y las
playas, como ahora se está haciendo, incluso con el patrocinio del propio
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Las montañas guardan cavernas y desprendimientos de ríos, arroyos y
manantiales, que provocan al turista, pero su depredación pudieran convertirla
en calvero en poco tiempo.
Las llanuras costeras se extiende desde Caño Hondo en Sabana de la Mar,
hasta la laguna de Nisibón en Miches, donde están las lagunas Limón y Redonda,
dos reservas científicas con rica fauna y flora, que también están siendo
amenazada por la mano del hombre, que ha tomado sus alrededores para la
explotación pecuaria y agrícola.
Llanos Costeros de Sabana del Mar y de Miches son dos planicie localizadas
entre la bahía de Samaná y la sierra Oriental, en el extremo Norte de la Región
Este de República Dominicana, pero que los asentamientos humanos y ahora las
inversiones hechas por empresarios turísticos, afectan los ecosistemas,
permitiendo una emigración masiva de especies de aves y la huida de crustáceos
a otras zonas del Atlántico y Mar Caribe.
Hoy son estructuras naturales para la recreación, la aventura y disfrute
de turistas y vacacionistas, cuando debieron seguir siendo cama y cobija de la
naturaleza.
La llanura costera de Miches no se podía apreciar desde las alturas del
“Hoyo de Cisneros”, en la carretera El Seibo-Miches, pero la depredación del
bosque ahora permite una vista impresionante que hace casi abrazar el poco bosque
con las playas que se avistan desde la lejanía.
La pesca y tala de árboles, entre ellos los manglares son una constante en Miches y Sabana de la Mar
La llanura de Sabana de la Mar, se puede avistar desde las alturas de un
mirador que ubicado en la comunidad conocida como Km 20, dejando a la
imaginación un espectáculo natural indescriptible al ojo humano. Hace 20 años
el acentuado follaje no hacia perceptible la bahía.
Ambas llanuras, la de Miches y Sabana de la Mar, solo se separan uno del
otro por pequeñas estribaciones, de montes y colinas que rellenan la Sierra
Oriental.
El llano de Sabana de la Mar es formado por los aluviones del Río Yabón
y sus afluentes, el de Miches es formado por varios ríos entre los que se
destacan Jovero, Magua, Las Cañitas, El Cedro y Maimón.
Es la tercera región geomorfológica dominicana por sus dimensiones, siendo la Cordillera Central, la primera y después de la Cordillera Central, la segunda el Llano Costero Suroriental, que comprende las provincias San Cristóbal, Santo Domingo, Monte Plata, San Pedro de Macorís, El Seibo, Hato Mayor, La Altagracia y La Romana.
Es la tercera región geomorfológica dominicana por sus dimensiones, siendo la Cordillera Central, la primera y después de la Cordillera Central, la segunda el Llano Costero Suroriental, que comprende las provincias San Cristóbal, Santo Domingo, Monte Plata, San Pedro de Macorís, El Seibo, Hato Mayor, La Altagracia y La Romana.
Mirar para las montañas desde los llanos costaneros da una impresión de
que las alturas te cobijan y te protege de las inclemencias del tiempo, pero la
drástica disminución del bosque, por parte del hombre han cambiado sus bosques.
Los estudiosos de geografía aseguran que los sedimentos provenientes de
estas montañas formaron las playas de arena y grava.
Los vientos alisios permiten muchos las precipitaciones, por eso la
producción de arroz, que ahora atrae a los turistas, se produce abundantemente,
pero puede desaparecer si continúan las talas de árboles en los elevados bosques.
Por esta razón, los llanos costeros del Este están expuestos a muchas
inundaciones y constituyen parte de la reserva de los suelos agrícolas del
país.
Esta característica natural ha convertido la costa Este en una región
atractiva para las actividades urbanas relacionadas con el turismo y el desarrollo
residencial exclusivo.
Los manglares son el aliado por excelencia de los llanos costeros, ya
que estos atrapan los sedimentos cargados de minerales, convirtiéndose en
reservorio por excelencia para la producción de crustáceos, pero también están
siendo cortados para dar paso a lujosas viviendas y hoteles.
La fauna y la flora en estas zonas son mayores que en otros espacios que
nos oferta la naturaleza, por los bosques y las correntías de aguadas.
Bulevar turístico
La construcción del corredor turístico que actualmente construye el
gobierno de desde Bávaro hasta Sabana de la Mar, hará de los pueblos con Llanos
Costeros, una de las mujeres rutas turística de la región Este.
La ruta vial permitirá un mayor flujo de turistas y abrirá más opciones
a las inversiones turísticas tanto de Sabana de la Mar como Miches.
Realmente
el modelo capitalista está exterminando el medio ambiente en la República
Dominicana, permitiendo que el modelo desarrollista colide con las reservas
naturales y permitiendo desigualdades sociales, creando una crisis ambiental,
que repercutirá más que la crisis social que abate al mundo actualmente.
Se
requiere de ejemplo que convierta la cultura de pensamiento del hombre por
principios morales y éticos, para poder proteger las pocas cosas que nos
quedan.
Ramón
Naipier, un fino tratadista dominicano, una autoridad en materia de Medio Ambiente, ha dicho “Que los
patrimonios de la naturaleza deben ser manejado con la moral y la ética y políticas
públicas medioambientales, tomando como centro del debate la concienciación del
dominicano, para proteger el patrimonio ambiental del país”.
Cree
que en el país se ha implementado la cultura, la creencia de que andar en
vehículo, poner un negocio y hasta adquirir una visa para viajar al exterior,
hay que buscar los dineros del patrimonio de la naturaleza, explotando minas de
oro, yeso, ámbar, Larimar y otros patrimonios de la naturaleza, que deben ser
inamovibles, por el bien de los seres vivientes en la tierra.
El
calentamiento global
Los
cambios climáticos también han estado repercutiendo en dominicana, pero la
gente, los ganaderos, los empresarios, los industriales no han tomado
conciencia de que el medio ambiente tiene su propio lenguaje y que hay que aprendérselo,
para poder convivir sanamente en la tierra.
Los
llanos costeros y las montañas en el Este, pueden seguir siendo depredado por
el modelo capitalista, que sólo piensa en el consumo y no proteger la naturaleza,
que es un bien, un patrimonio común que nos ha regalado la madre naturaleza, si
no andamos a tiempo y tomamos conciencia de la amenaza que se advierte sobre la
tierra con el calentamiento global.
No hay comentarios:
Publicar un comentario