El
Seibo. La más vieja y pobre provincia del Este, El Seibo, se sume en la más
espantosa miseria en sus 511 años de fundación, sin sistema sanitario, falta de
escuelas, hoteles atractivos, casa de la cultura y con una cárcel pública súper
poblada de reos que viven en total hacinamiento.
Los
seibanos tienen siglos abrigando la esperanza de entrar en un proceso de
crecimiento social y económico que acelere su desarrollo y se exploten las
potencialidades turísticas que posee su accidentado territorio, pero con
grandes recursos hídricos.
El
atraso social y económico ha obligado a representantes de las áreas social,
económica, profesional, política, empresarial y religiosa de El Seibo, evaluar
las bondades y desventajas que ha traído consigo los 511 años de historia de
esta rezagada ciudad de más de 85 mil habitantes, según el último censo
Demográfico de Población y Viviendas.
Con
una superficie de 1786.80 Km2, El Seibo es una provincia eminentemente agrícola
y ganadera y con excepcionales condiciones para explotar el ecoturismo y el
turismo de playa, al poseer sus montañas más de 20 cascadas o saltos de agua,
plantaciones de cacao, y extensas playas en el municipio de Miches.
Comunidades
como San Miguel, Mata de Palma, El Soco, Las Palmillas, Magarín, Las Cuchillas,
Las Guajabas y otras carecen de los servicios de agua potable y energía
eléctrica.
El
rosario de necesidades de carácter social son interminables y se destaca que las
carreteras que intercomunican a Miches con El Seibo, Nisibón, Pedro Sánchez-La
Majagua, Magarín están en estado desastrosas e impiden un normal transito y por
consiguiente se dificulta transportar la producción a los centros de acopios y
comercialización de la ciudad.
Las demás provincias de la región, Hato Mayor,
Higüey, La Romana y San Pedro de Macorís, nacen del desprendimiento territorial
de El Seibo, pero la misma a pesar de ser hijas, exhiben más adelantos y
progresos comercial e industrial.
Limita
al este con la provincia de La Altagracia, al sur con las provincias La Romana
y San Pedro de Macorís. y al oeste con la provincia Hato Mayor, fue creada
provincia, pero existía como poblado desde la época Colonial.
Luego
otras provincias han sido creadas con parte de lo que fue su territorio
original; la última segregación de territorio fue en 1984 para crear la
provincia Hato Mayor, que era la común más pujante hasta ese desprendimiento.
Aunque
abandonada por los gobiernos, esta ciudad se estila como una de las que mayor
aporte hace al Producto Interno Bruto (PIB) con su producción de ganado de
carne y leche, cacao, mango, café y otros frutales.
Los
seibanos quisieran ver el día que esos significativos aportes que supera los
más de 400 millones de pesos anuales, sean reinvertido en obras para cambiar el
aspecto de aldea que presentan muchos barrios de la parte norte, sur y oeste
del municipio cabecera de provincia, así como en muchas zonas rurales.
Jesús
Mejía (Vivo), gobernador civil, sostuvo que el desempleo ronda el 50% y el
latifundio siempre ha dominado la tenencia de la tierra, para dedicarla en su
mayoría al pastoreo de animales y la producción de caña de azúcar.
Necesidades
Los
seibanos ven como urgencias fundamentales para el desarrollo social y económico
de la provincia, que el gobierno instale empresas chocolateras para procesar el
cacao que se produce en la zona; lograr que se instalen más empresas en el
parque industrial de zona franca, para disminuir la elevada tasa de desempleo
que existe; construir las infraestructuras requeridas para la explotación
turística y el ecoturismo, como senderos, hoteles.
También
los residentes en la legendaria ciudad, esperan con ansiedad que el gobierno
construya una planta de tratamiento y ponga a funcionar el sistema sanitario,
que se instalaron las cañerías en 1982, pero nunca fue puesto a funcionar,
teniendo sus habitantes que realizar sus necesidades en retretes y muchos
conectarse a las tuberías que descargan en los ríos Soco y Seibo y cañadas
adyacentes.
Muchas
comunidades como San Miguel, Mata de Palma, El Soco, Las Palmillas, Magarín,
Las Cuchillas, Las Guajabas y otras carecen de los servicios de agua potable y
energía eléctrica.
Salud
En
salud, dicen los seibanos, esta ciudad está de cirugía, por el mal estado que
presenta el centro hospitalario Teófilo Hernández, la que además carece de
médicos especialistas y más enfermeras y donde hay carencias de medicamentos.
La
falta de equipos y especialistas obligan a que los pacientes que requieren
atenciones especializadas sean referidos al hospital regional Antonio Musa, en
San Pedro de Macorís y sino a Santo Domingo. Hacen médicos ortopedas, pediatras
y otros para el hospital.
Sostienen
que los gobiernos lo único que han construido para desgracia de los seibanos ha
sido el “clientelismo político”, con el cual se hacen seres parasitarios, que
solo esperan las elecciones para ver un par de pesos juntos, de eso que dejan
caer los políticos, que luego recobran una vez logrado su propósito o cargo.
“El
Seibo tiene la mayoría de sus calles asfaltadas, pero las tuberías del
alcantarillado que están sembradas no funcionan, no están conectadas y entonces
el día que venga un gobierno serio y responsables, habrá necesariamente que
destruir las calles para realizar las conexiones”, dijo Lidia Padua, de Mujeres
en Desarrollo (Emmur).
Mabí y Dulce
Las
fábricas de quesos ha desaparecidos en El Seibo, pero para orgullo de los
seibanos se producen aquí el Mabí Seibano y el Dulce de Tula, dos exquisitez
que por décadas identifican a la gente de este laborioso, pero olvidado pueblo
del Este del país.
Vino
y Chocolate
La
producción de vinos chocolates tomando como materia prima el grano de cacao, es
otra exquisitez que eleva el espíritu de nativos y visitantes, teniendo la
producción su mayor acento en la asociación mujeres Esperanzas Unidas de Yabón
en Vicentillo, donde recientemente el presidente Danilo Medina donó unos 17
millones para la instalación de maquinarias para elevar la producción de los
productos derivados del cacao.
Opiniones
Para
la casi generalidad de los seibanos, el poco desarrollo económico que exhibe la
ciudad se debe a las pocas inversiones del sector estatal y privado, quejándose
de que las personas adineradas nativa de la ciudad hacen poco o no hacen nada
para invertir y de esa forma paliar el desempleo.
Historia
Esta
hidalga e histórica ciudad fue fundada hacia 1502 por Juan de Esquivel,
conquistador español. El nombre de Santa Cruz de El Seibo, es tomado de la
costumbre española de colocar en los puntos cardinales la Cruz de Cristo, como
protección contra los males.
Esa
tradición aún se conserva, siendo la Cruz de Asomante el símbolo religioso y
escudo heráldico de la ciudad.
La
tradición histórica arrastra que el nombre de Seibo, se debe a un jefe tribal
de raza taína, que era llamado Seebo. Este Seebo era una especie de Subcacique,
sujeto a las disposiciones del Cacique de Higüey: Cayacoha.
Batalla
de Palo Hincado
La
batalla de la reconquista conocida como Palo Hincado se libró a 3.5 de la entrada de esta ciudad por la carretera que
va a Hato Mayor, donde el gobierno de Jorge Blanco edificó un monumento, que
hoy en día está abandonado y rodeado de maleza, donde pastan vacas y caballos.
La
Basílica de la Santísima Cruz, construcción de estilo victoriano, monumento
colonial que data de 1556.
En
la iglesia hay increíbles cuadros e imágenes del siglo XV y XVI y grandiosos
objetos de oro y plata del siglo XV con diamantes y esmeraldas.
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