Pese a las inclemencias del tiempo y a no estar debidamente bien alimentado, Juan se resiste a salir del parque nacional Los Haitises, donde asegura está su vida y su casa.(Fotos/ Jhonatan Caraballo) |
MANUEL ANTONIO VEGA
FOTOS/ EL VALLERO TALENTOSO
El VALLE, HATO MAYOR. Con su cuerpo casi disecado por la mala alimentación, las inclemencias del tiempo, ulceraciones en su piel por las picadas de insectos, con un olor pestilente en su cuerpo por el poco aseo y desnudo como su madre lo trajo al mundo, fue localizado en la zona de amortiguamiento del parque nacional Los Haitises Juan Cimarrón, el hombre que acaba de confirmar que lleva más de 40 años haciendo vida silvestre en la reserva natural en la zona de El Valle, provincia Hato Mayor.
Conversador, pero tartamudo, el hombre fue avistado a la 11:00 de la mañana del pasado sábado, cuando regresaba de talar árboles hasta su cuchitril o zahúrda que le sirve de morada en la parte llana de una montaña.
Al parecer el sol y las esquirlas de las resignas de árboles arrastradas por los vientos alisios le han ido cambiando el color de su piel de negra a un cenizo grisáceo
El hambre que ha pasado ponen al descubierto sus costillas y extremidades inferiores y superiores. Sus genitales se destacan entre las piernas y el falo tiene más grosor y solidez que sus brazos, aún sin estar erecto.
Cuenta que tiene unos 43 años y que su padre se llamaba Sijo, que murió cuando apenas era un niño en la zona de Los Haitises.
El hombre de tez negra nació entre árboles y pastizales en el Parque Nacional Los Haitises, nunca ha usado zapatos y siempre está desnudo.
Confiesa que el pelo de la cabeza y los vellos en sus genitales le crecen muchos, pero que se recorta y afeita con un machete.
El desalojo llevado a cabo por el presidente Joaquín Balaguer en 1992, el ciclón Georges que desoló la zona Este en 1998 ni su propia familia pudieron obligarlo a dejar su hábitat.
Pese a las inclemencias del tiempo y a no estar debidamente bien alimentado, Juan se resiste a salir del parque nacional Los Haitises, donde asegura está su vida y su casa.
Negro como azabache, Juan muestra una piel ceniza, al parecer por la falta de vitiaminas y los nutrientes que lo ayuden a mantenerse vigoroso.
Solo se alimenta con víveres, arroz y frutas.
“A mi familia la sacaron de aquí y yo me quedé oculto en una cueva, porque no quiero dejar el lugar donde nací y me he desarrollado”, consignó a Diario Libre el hombre de muchos hablar, pero poco entendible.
Aunque dice se separó de su familia con el desalojo de 1992 nadie reclama algún tipo de parentesco con él.
Expele un raro olor de su cuerpo, que se presume es por el poco aseo y su cuerpo se moja solo cuando la lluvia apremia en el bosque.
Duerme y hace siesta en un cuchitril o tabuco, construido con dos palos y un caballete, forrado con tres pencas de yagua de palma real.
El fuego es su aliado durante el día para cocer sus alimentos y la noche para dormir, ya que agita la candela en la oscuridad para evitar ser atacado por los mosquitos, serpientes, macos y otras alimañas del bosque. Aun así su cuerpo luce desaliñado y con ulceraciones por las picadas de insectos.
Juan Cimarrón, descubierto por Diario Libre está asentado a unos 17 kilómetros al Oeste del agrícola municipio de El Valle y se sabe de el por los reportajes publicados en este diario.
Desde el lugar donde pernocta se aprecia un verde pastoso en un valle, donde la naturaleza ha sido la dueña de la vida de este desamparado ser humano.
Es un lince trepando a los árboles, que a muchos derriba para alcanzar los frutos. Trepa los cocoteros con rapidez y agilidad asombrosa. Parece como si tuviera garfios metálicos en sus extremidades y cuando no puede trepar un árbol entonces derriba el árbol por el tronco, con un machetico sin cabo que afila frotando con una piedra volcánica.
Es persona de hablar fañoso, entrecortado, es gago porque al parecer tiene frenillo en la lengua. En la mayoría de los casos solo emite sonidos guturales.
Se desconoce se ha tenido relaciones sexuales con mujeres, pero su pene es bien estirado y se ve que cuida más bien que otra parte de su cuerpo.
Solo a Radhamés Peguero, dueño de un kiosco cerca de donde vive tiene de amigo y a él le trueca o vende los cocos secos por arroz.
En su vida silvestre, Juan Cimarrón saca la yuca, batata, ñame y se carga con la mejor y deja la rabiza. A los plátanos les corta las manos más grandes y deja la mata parada.
Aunque en la zona abundan los peces, jaibas y camarones, prefiere alimentarse con víveres y frutas.
Para dormir, el extraño hombre, zanjó o hizo un boquete en la tierra al tamaño de su cuerpo, donde se tiende al lado de una hoguera que no cesa la llama. Se cree que utiliza piedra de sal para mantener fuego a su alrededor.
En el día se le ve mayormente trepado en los árboles, unas veces meditando, otras picándolo para alcanzar algún fruto.
Utiliza una cantimplora antigua de aluminio para cocer los alimentos, pero no utiliza aceite ni sal. El agua la busca en arroyos y ríos cercanos. En tiempo de lluvia se oculta en cavernas.
MEDIO AMBIENTE
El ministerio de Medio Ambiente y Recurso Naturales en Hato Mayor conoce de la existencia de Juan Cimarrón, pero no quiere tomar medidas represivas contra el hombre sin el consentimiento de las autoridades del ministerio de Salud Pública, que debe actuar con rapidez para ayudar a sanear el cuerpo de este humilde hombre que se ha aferrado a llevar una vida nómada en el parque nacional Los Haitises.
Edmundo Ortiz Obrien, encargado de Medio Ambiente, dijo que prefiere que sea Salud Pública que intervenga en el rescate del hombre nómada solo identificado como Juan Cimarrón.
Atacando.net busca la familia de Juan Cimerrón, para que expliquen porque se sublevó en las montañas de Los Haitises y no hace vida sedentaria. Espere más detalles.
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