El lugar donde fueron plantados los mangles rojos fue en las riberas del río Jibales o Caño Hondo en Sabana de la Mar |
SABANA DE LA MAR.- Voluntarios y estudiantes nacionales e
internacionales plantaron cientos de árboles de mangles rojo en las costas
adyacentes al parque nacional Los Haitises, por el ala de Sabana de la Mar.
La acción de reforestación con mangles fue coordinada por
estudiantes del Colegio Bilingüe New Horizons y el club de Jóvenes
Ambientalistas Guardianes Verdes, que dirige el ambientalista, Luis Carlos
López Calcaño.
Los mangles fueron plantados en toda la ribera del río
Jibales o Caño Hondo, que fue afectado por los vientos huracanados del ciclón
Georges en el año 1998.
A la terea de siembra fueron integrados turistas que
visitaban el parque nacional Los Haitises, que valoraron como positiva la iniciativa,
que viene a mejorar el ecosistema y el medio ambiente en la zona costera de
Sabana de la Mar.
Unos 80 jóvenes voluntarios, algunos procedentes de Estados Unidos, Venezuela y Dominicanos,
acompañaron a los voluntarios locales a plantar más de mil matas de mangle rojo
Previo a la tarea de siembra, los voluntarios reforestadores
fueron recibidos en el aula de la Naturaleza o Museo del Parque Nacional Los
Haitises, ubicado frente a la playa Acapulco en el costero municipio de Sabana
de la Mar.
Aquí el ambientalista, Lusi Carlos López Calcaño ofreció una
mini charla sobre la importancia del ecoturismo en la zona y la conservación
del medio ambiente.
El manglar rojo (Rhizophora mangle) es una especie vegetal de
la familia Rhizophoraceae, la cual cuenta con alrededor de 120 especies
distribuidas en 16 géneros, siendo el género Rhizophora el mejor conocido,
dominando las partes más anegadas de los ecosistemas manglar.
Los árboles de Rhizophora mangle son de 4 a 10 metros de
alto, su forma es de árbol o arbusto perennifolio, halófilo, en el tronco se
encuentran apoyadas numerosas raíces aéreas simples o dicotómicamente
ramificadas con numerosas lenticelas.
La corteza es de color olivo pálido con manchas grises, sin
embargo en el interior es de color rojizo, su textura es de lisa a levemente
rugosa con apariencia fibrosa.
Las hojas son simples, opuestas, pecioladas, de hoja
redondeada, elípticas a oblongas, estas se aglomeran en las puntas de las
ramas, su color es verde oscuro en el haz y amarillentas en el envés.
Las flores son pequeñas, de 2.5 cm de diámetro con cuatro
sépalos lanceados, gruesos y coriáceos. La flor tiene cuatro pétalos blancos
amarillentos.
Tiene de dos a cuatro flores por tallo o pedúnculo. Los
frutos se presentan en forma de baya de color pardo, coriácea, dura, piriforme,
farinosa.
El desarrollo de las semillas se lleva a cabo en el interior
del fruto por “viviparidad”, los propágulos son frecuentemente curvos, de color
verde a pardo en la parte inferior y presentan numerosas lenticelas y por
último sus raíces son fúlcreas, ramificadas, curvas y arqueadas.
Las zonas costeras en las cuales se localizan los ecosistemas
de manglar son consideradas sistemas muy dinámicos, motivo por el cual las
plantas allí situadas están sometidas a una serie de variables que se
encuentran en interacción constante, entre estas se pueden mencionar las
corrientes marinas, las mareas, los vientos, la precipitación, el caudal y la
sedimentación de los ríos, entre otros.
Con el fin de tolerar todas estas condiciones a las cuales se
encuentran expuestas, las plantas han desarrollado ciertas estrategias de
adaptación fisiológicas y anatómicas como una marcada tolerancia a las altas
concentraciones de sal, adaptaciones para ocupar suelos inestables,
adaptaciones para intercambiar gases en sustratos anaeróbicos y embriones
capaces de flotar que se dispersan transportados por el agua (Prahl, 1990).
Todos los mangles excluyen alguna porción de sal cuando se
absorbe el agua a través de las raíces, otra parte se concentra al interior en
el tejido de la planta, variando las cantidades acumuladas de acuerdo a cada
especie.
El mangle rojo (Rhizophora mangle) deja entrar el agua con
cantidades bajas de sal a través de membranas situadas en las raíces,
realizando filtraciones, ello se logra manteniendo diferencias de presión
negativas en el interior del tejido a través de un proceso físico (Prahl,
1989).
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