MANUEL ANTONIO VEGA
HATO MAYOR.- Sin hacer alarde de curandero, sino de médico
naturalista, Alfonso Astacio (Manito Fonso), quien muriera el pasado sábado
arrastrado por las aguas del río El Naranjo, en El Seibo, fue uno de los personajes más pintorescos y llamativos
en las últimas tres décadas en Hato Mayor.Desde siempre se destacó como comprador de pieles de vacas
para la confección de calzados, carteras y sillas para caballos.
Era un ser peculiar que se destapó en agosto del 2011 como
el “Profeta” que curaba la demencia humana, solo utilizando como materia prima
bebidas alcohólicas, asegurando que llegó a sanar cuatro enfermos mentales en Hato Mayor.
Practicaba el curanderismo y la medicina natural, llegando
a asegurar, que además de la demencia, curaba otras enfermedades que afectan la
vida normal de los seres humanos.
“He sido bendecido por Dios, curar y sanar gente es mi
misión en la tierra, por eso no cobro porque mi poder de sanación me fue dado
para ayudar”, llegó a narrar a la prensa local, alcanzando titulares en prensa
digital del país por su trabajo de curandero.
Alfonso Astacio, era además de comerciante, hacendado y llegó
a ser propietario del famoso bar restaurant “La Guiri” en la década de 1980.
“Soy rico, no necesito dinero, ayudar a la gente es lo
quiero”, decía a sus clientelas que le visitaba en su casa de la avendia Independencia,
en el sector Media Chiva, al sur de Hato Mayor.
CURABA DE TODO
Sin haber ido a la universidad a estudiar medicina,
aseguraba que curaba la terrible enfermedad intestinal conocida como cólera,
que ha mató a cientos de haitianos, así como el Síndrome de Inmundo Deficiencia
Adquirida (SIDA), el cáncer y otras dolencias que afectan la vida humana.
Para enfrentar los quebrantos, incluyendo el cólera, el
curador utilizaba como materia prima, plantas de tierra, que asegura es donde
se encuentra la verdadera medicina, así como melaza.
Hay quienes aseguran en Hato Mayor, que se curaron de Cirrosis
Hepática, Cáncer de hígado y la Próstata.
Era un personaje de voz sonora pero fañosa, baja estatura
y gordito y desde pequeño siempre usó sombrero, que lo hacía un ser llamativo
en la ciudad.
“He sanado a muchas mujeres que padecen de dolor menstrual
y otras con dolores de columna”, llegó decir.
Hubo un momento que la gente busca más a Manito Fonso en
Hato Mayor, para curarse de cualquier dolencia, que visitar las clínicas y
hospitales, porque aseguraban mejoraban su estado de salud con las tisanas y
pócimas que le regala.
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