HATO MAYOR.- Los
espacios escogidos por los cabildos en los pueblos del Este para depositar los
desperdicios que producen las ciudades, son desde siempre, focos de
contaminación permanente, así como fuentes
de propagación de enfermedades entre los humanos, por operar a cielo
abierto y sin regulación alguna de las autoridades municipales.
Son espacios feos,
huelen mal y sirven como criaderos de vectores de enfermedades como moscas,
cucarachas y roedores.
En las principales
ciudades del Este, como Higüey, La Romana, San Pedro de Macorís, El Seibo y
Hato Mayor la basura es el principal foto de contaminación, desde sus
principales centros de producción, que son los mercados y arterias comerciales,
hasta los vertederos, donde la basura se deposita a cielo abierto sin ningún
tratamiento ni control, provocando la contaminación del aire, las aguas y el
subsuelo.
En la mayoría de los
casos los basurales no tienen calles de accesos en buenas condiciones ni
vigilante que le cuide, para evitar los incendios provocados, que son
frecuentes.
El de Hato Mayor ha
sido tomado, incluso hasta por regidores, para la crianza de cerdo que luego
venden su carne a la población.
No disponen de verjas
perimetrales, lo que facilita el acceso a los animales realengos y a
desaprensivos que de vez en cuando incineran la basura.
En ninguno de los
vertederos se le da tratamiento a la basura y las tareas de los buzos permiten
descomponer la basura.
Los buzos, que es un
grupo de persona que vive de los escombros como plásticos, hierros, operan sin
el debido permiso de Medio Ambiente.
En los basurales del
Este los desperdicios se manipulan de forma manual, y se puede apreciar la
presencia de animales, principalmente vacas, cerdos, perros, chivos, ovejos y
aves, así como la presencia de personas (buzos).
Reporteros de Atacando.net,
en un recorrido por basurales, observaron como realidad que la quema de la
basura constituye el método más socorrido de los cabildos para deshacerse de la
basura.
Son una realidad que
amenaza la salud y la contaminación crece como si se tratara de un crimen sin
testigo.
Los vertederos son los
mayores generadores de dioxinas y furanos en el país", químicos que según
estudios, pueden causar daños neurológicos, endometriosis y algunos tipos de
cánceres.
El vertedero de Hato
Mayor, está a menos de 200 metros del nacimiento del río Maguá, el cual ha
logrado contaminarlo grandemente.
Las poblaciones del
Este tiene una producción diaria de
1,600 toneladas, que la región Sur con 1,100 toneladas, lo que indica que en la
parte oriental de la Isla se come más en aquella heterogénea región, según un
estudio patrocinado por la Federación Dominicana de Municipios (FEDOMU).
Según Medio Ambiente,
consultado para este trabajo, los verteros de mayor riesgo para la salud humana
y ambiental en el Este son Higuey, La Romana, San San Pedro de Macorís, Hato
Mayor y El Seibo, todos ubicados a menos de mil 600 metros de la ciudad y a
menos de mil metros de fuentes hidrográficas, como establece la Ley.
Para el caso de los
acuíferos, indica que los basureros deben estar a una distancia mínima de 1,000
metros, lo que no se cumple en Hato Mayor, El Seibo, Higüey, Sabana de la Mar,
Consuelo y otras demarcaciones municipales y provinciales.
El control de la basura
es tarea de los ayuntamientos, pero
hasta el momento ninguno la cumple, amén de que en la zona Este no hay rellenos
sanitarios acreditados, que es el modelo más idóneo para tratar la basura.
EL
ESTUDIO
Un diagnóstico
realizado en noviembre del 2013 por el Ministerio de Medio Ambiente con el
apoyo de la Federación Dominicana de Municipios, el Consejo Nacional de la
Reforma del Estado (Conare), y la Agencia Alemana de Cooperación (GTZ),
localizó con sistema GPS a 237 vertederos, de unos 354 que se calcula hay en
todo el país.
Si se divide la
superficie del país, 48,442 kilómetros cuadrados, entre los 354 vertederos, el
resultado es uno cada 136 kilómetros cuadrados, una cantidad muy elevada para
una nación tan pequeña.
Se destaca que hay
vertederos que se ubican a apenas 200 metros de las poblaciones, y a 20 metros
de cuerpos de agua, como ríos, arroyos y cañadas.
Esto viola la Ley 64-00
sobre Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Norma para la Gestión Ambiental
de los Residuos Sólidos no Peligrosos, que establece que los rellenos
sanitarios deberán estar alejados de los asentamientos humanos que sirven, a
una distancia mínima de 1,500 metros.
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