Pedro Coco admitió mató a Indira con un machete, que luego lanzó a un hoyo de sanitario en la casa que compartieron |
CASANDRA MENDOZA |
MANUEL
ANTONIO VEGA
SABANA DE LA MAR.- De los 12 casos de feminicidios que se han registrados en los tres meses del año 2015 en el país, Hato Mayor aportó dos víctimas, dejó siete hijos en la orfandad y llevando luto y dolor a por lo menos cuatro familias.
Mientras que los ataques y amenazas van a ritmo meteórico, estando recluidos en cárceles por los menos 22 hombres por querer extrañar de sobre la tierra a sus parejas.
Así
lo revela el informe trimestral de “Homicidios de mujeres y feminicidios en
2015.
INDIRA CASTILLO BALBUENA |
Los
crímenes registrados contra mujeres apenas se llevaron días uno de otro y
evidencian la crueldad y pravedad con que actúan los hombres al momento de
atacar a las féminas
Los
feminicidios en el 2014 alcanzaron la cifra de 88, y los homicidios en contra
de mujeres a 89, para un total de 177 en todo el país.
En
ambos casos registrados en los municipios de El Valle y Sabana de la Mar, los
hombres atacaron movido por los celos y la baja autoestima de sus
protagonistas.
Tras
las muertes, los hijos que quedaron en la orfandad, están al amparo de sus
abuelos, que sufren estrechez económica.
En
el 2014 no se registraron feminicidios en Hato Mayor, aunque sí unos 14
asesinatos, incluyendo la muerte de una joven, asesinada por otra de varias
estocadas en el batey Lechería.
Las
muertes en nombre del amor, tuvieron sus epicentros en la comunidad de Mata
Caballo, a 17 kilómetros al oeste de El Valle y en el barrio El Vivero de
Sabana de la Mar.
Ambas
víctimas residían en el costero municipio de Sabana de la Mar.
PADRE DE INDIRA |
LAS
HISTORIAS
Casandra
Mendoza González, de 25 años, en reiteradas veces le decía a Deibi Sierra
Hernández, de 26 años “Yo no te quiero como hombre, vete, déjame tranquila”.
Al
parecer estas expresiones de desamor fueron produciendo despecho y
animadversión en el dueño de minas de ámbar, que entendía que el dinero podía
retener a su lado la trigueña y joven mujer, que habían procreado cuatro hijos
con distintos hombres en Sabana de la Mar.
Apenas
dos meses de estar conviviendo juntos, sirvieron para que el hombre se
enamorara locamente de la jovial mujer.
“Yo
no te quiero como hombre”, pudo haber sido la expresión que más afectó y puso
odio a los sentimientos de David, como también llamaban al homicida-suicida.
MADRE DE CASANDRA |
“Él
tenía planificado matarla, porque el día anterior la invitó al Banco de Reserva
a Hato Mayor, a sacar un dinero para que pagara unos pagarés de algunos
electrodomésticos que habían adquiridos, para embellecer el apartamento, en el
sector Pajarito”, relató su madre Juana González.
Asegura
que el domingo, un día antes de la tragedia, él la encañonó en el apartamento y
disparó a la pared, como una forma de amedrentarla.
“Fueron
dos meses de sobresaltos e incertidumbres que vivió mi hija, porque el ofreció
una mejor vida, pero los celos lo pusieron rebelde”, explicó.
El
lunes, cuando supuestamente iban para el banco, David, al llegar al municipio
de El Valle, dijo que tenía que ir a la casa campestre a buscar la libreta de
banco, sin imaginarse ella que iba a buscar la
muerte.
“Ella
no podía mirar a nadie que pasara por la calle, porque de inmediato le
inquiría, que si tenía algo con ese hombre, que tanto miraba”, contó su madre.
Era
un hombre de poco hablar y llegaba a la casa de su suegra y nunca se desmontaba
de un motor que tenía.
Se
conocieron en la zona de explotación del ámbar en El Valle, donde ella era
socia completa en una mina.
Se
presume que estaba embarazada, lo que será determinado con los resultados de la
autopsia, practicada al cadáver.
Era
la segunda de cinco hijos del agricultor Juan Mendoza y la doméstica Juana
González.
“Quería
un buen porvenir para sus tres hijos, dejaba de comprar blusas y pantis para
comprarles ropas a sus hijos”, confesó atribulada su madre.
Claudia
Torres, era su hermana de parranda y a quien la victima confesaba sus
intimidades, reveló que David era más celoso que una abeja reina en una
colmena.
Una
vez en la casa campestre, David le dio balazo a la frente y luego se suicidó
accionando la pistola marca Prieto Bereta, calibre 380, que portaba con permiso
legal, dándose dos disparos.
Los
cadáveres fueron hallados con disparos en la cabeza y el tórax, en el patio de
una casa campestre en la comunidad Loma Mata Caballo, a 17 kilómetros al oeste
del agrícola municipio de El Valle, provincia Hato Mayor.
Mendoza
González presentaba un balazo con entrada y salida en la región frontal,
mientras que el hombre presentaba dos heridas de balas, una en la frente y otra
en el tórax con entrada y salida.
El
cuerpo de Casandra quedó boca abajo y
vestía jean y blusa azul, mientras que Deibi quedó boca arriba y a su lado el
arma homicida.
Ambos
cadáveres fueron levantados por el legista Santini Calderón Gaston, quien envió
los cuerpos al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), para fines de
autopsias.
Al
lugar de la tragedia acudió el fiscal Henry Estévez, quien evaluó las muertes
como un hecho pasional, que se investigará.
El
legista certificó que Deibi murió al recibir los impactos de bala en tórax
anterior con salida por el arco superciliar derecho y sien izquierda y la mujer
en sien derecho con salida por región occipital temporal izquierdo.
En
el lugar del hecho fueron recolectados tres casquillos calibre 380 y dos proyectiles mutilados.
Los
cuerpos inertes fueron encontrado por Gabriel Sierra Valdez, padre del
homicida-suicida al regresar de su conuco.
EL CASO DE INDIRA
Una
de las muertes más horripilantes y atroz que se haya conocido en la historia
criminológica de Hato Mayor, fue la que afectó la vida de Indira Castillo
Balbuena, de 47 años, a quien su concubino le provocó golpes contusos en el
rostro, espalda, brazos y para terminar le encestó una estocada por su vagina,
en un arranque de celo, que hoy lo tienen en prisión con un año de prisión como
medida de coerción.
Indira
dejó tres hijos en la orfandad, uno de 21 años, una hembra de 19 y un niño de
seis años.
Su
madre la definió como una “hija buena, honesta, tranquila, trabajadora, que
hacía todo para ayudarme”
“La
mató a ella y acabó con mi vida, porque esa era todo para mí”, narró entre
sollozos la madre.
Para
Carmen Balbuena y Juan Castillo Montás, padres de Indira, “ella fue secuestrada
por él en Higüey y la llevó a Sabana de la Mar, donde la ponía a tumbar y
cargar cocos como si fuera un hombre”.
Tiene
la creencia de que le arrebató la vida a su prole, para que ella no les llevara
dinero a sus hijos.
Era
la tercera de nueve hijos procreado por los esposo Castillo-Balbuena, así como
el paño de lágrima de su familia en el sector Los Rosales, en Higüey, donde
tenía a sus hijos.
Pedro
Coco atacó a palo, puñaladas y luego la arrastro a más de 180 metros a la
carretera, para hacer creer que la muerte fue accidentar.
Moribunda,
la mujer fue encontrada por dos jóvenes, que caminaban por la carretera que da
acceso a Sabana de la Mar y la llevaron al hospital Elupina Cordero, donde
recibió los primeros auxilios.
FUE
PEDRO COCO
Tras
cometer el hecho, Mario Mercedes de los
Santos Díaz (Pedro Coco), de 30 años de edad, huyó del barrio El Vivero, pero
fue localizado cuando regresó a la casa a buscar ropas, siendo apresado.
Para
desgracia de Pedro Coco, como es conocido el malvado hombre en todo el pueblo, la
mujer logró hablar y decirle a la médico de turno, quien le había dejado en inconsciente
y mal herida.
Tras
ser apresado admitió al fiscal de Hato Mayor, Henry Estévez “que ciertamente
hubo un forcejeo cuerpo a cuerpo con la hoy occisa y que se vio en la
obligación de inferirle una estocada con un cuchillo que luego tiró en una
letrina”.
Zunilda
Sosa, encargado de Violencia de Género del Ministerio de la Mujer en Hato Mayor,
reveló que el organismo tiene una profesional del derecho para asistir legalmente
a las mujeres abusadas y amenazadas por sus parejas.
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