El vocero del Vaticano, el padre Federico Lombardi, informó a la prensa que el encuentro duró entre 30 y 40 minutos en la residencia de Castro, donde también estuvieron su esposa, hijos y nietos del comandante.
Francisco obsequió algunos libros al ex presidente cubano, incluidos dos del sacerdote italiano Alessandro Prozatto y uno del padre Amando Llorente, un jesuita que fue profesor del propio Castro.
El líder histórico de la revolución también dio un regalo al pontífice: un libro de la conversación que tuvo hace unos años con el ex sacerdote brasileño Frei Betto, "Fidel y la religión". Lombardi dijo que Castro puso una dedicatoria en el libro:
El portavoz dijo que por respeto a la familia y a la informalidad de la reunión no se divulgará fotografía del encuentro, el cual calificó de "muy cordial y muy fraternal". Antes, durante la primera misa masiva, el papa Francisco llamó desde Cuba a que la gente se comprometa con su prójimo y piensen en servir más a las personas que a las ideas.
En una homilía centrada en la virtud de servir a los demás y no a uno mismo, el pontífice aseguró que "nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve de ideas, sino que se sirve a las ideas".
En la Plaza de la Revolución de La Habana, frente a miles de cubanos y la icónica imagen del Che Guevara, el papa también aprovechó para enviar un mensaje a favor del proceso de paz en Colombia y pidió a las partes evitar que fracase una vez más.
"Por favor, no tenemos derecho a permitirnos otro fracaso más en este camino de paz y reconciliación", dijo antes de finalizar la misa. Cuba es sede de las negociaciones entre la guerrilla de las FARC y el gobierno colombiano.
El papa describió a los cubanos como un pueblo que gusta de la fiesta y la amistad, que tiene heridas como otros pueblos, pero que su vocación es de grandeza, por lo que los llamó a cuidar a sus hermanos.
Servir, dijo además, sin caer en la tentación de servirse a sí mismos, porque eso podría generar exclusiones. "Y esto sin mirar al costado para ver lo que el vecino hace o ha dejado de hacer", dijo.
No fue claro de inmediato a lo que Francisco se refería, pero muchos cubanos se han quejado sobre la rigidez de un sistema en el cual prácticamente cualquier aspecto de la vida es controlado por las autoridades.
El presidente cubano Raúl Castro participó en la misa junto con su colega argentina Cristina Fernández. Católicos y no creyentes por igual llegaron hasta la plaza. "Lo que más me gustó de lo que dijo es no servir a las personas para buscar beneficio", dijo Mercedes García, una entrenadora de atletismo de 38 años que vino de la localidad de Villa Clara.
"Yo creo que Francisco, como es latinoamericano, entiende mejor nuestra idiosincrasia, nuestros problemas y lo sentimos más cerca de nosotros", comentó Nicolás Soto, un ingeniero civil de 45 años y quien llegó desde Cienfuegos.
Los cubanos han elogiado desde hace días el apoyo del papa para avanzar en la normalización de relaciones con Estados Unidos. Incluso el mismo papa llamó la víspera a los líderes de ambos países avanzar aún más en ese camino y consideró que las negociaciones son ejemplo para el mundo.
"Como cristianos, la visita de Francisco es muy importante para la fe, para el perdón, para la reconciliación, para subsanar las heridas que puedan existir entre los cubanos de aquí y de allá", dijo Yenisley González, de 29 años, que vino de Villa Clara, al este de La Habana.
José Rafael Velázquez, un trabajador cuentapropista de 54 años, llegó junto con su esposa, aunque dijo que no es creyente.
"Vengo más bien por curiosidad, porque esto es un hecho histórico y porque quiero ver al papa", dijo. "Además, esperamos mucho de esta visita, porque el papa ha sido una persona clave en el acercamiento con Estados Unidos y desde el anuncio que se hizo se están viendo los cambios y esta visita nos da más esperanza de seguir mejorando".
Aunque la mayoría de los cubanos se declaran católicos, menos del 10% practica activamente la fe. El servicio matinal abrió una jornada ajetreada para el pontífice, que incluye un encuentro formal con el presidente Raúl Castro y podría verse con su hermano Fidel, de 89 años. Francisco terminará el día con una visita a la catedral de San Cristóbal y con un encuentro con jóvenes cubanos.
El papa escribió una petición personal a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro y recibió a sus delegaciones en una reunión secreta en el Vaticano para sellar un acuerdo tras 18 meses de negociaciones a puerta cerrada. Desde entonces, los dos líderes reabrieron sus embajadas en suelo contrario, celebraron un encuentro personal y mantuvieron al menos dos conversaciones telefónicas además de lanzar un proceso que busca normalizar las relaciones en campos que van desde el comercio al turismo o las telecomunicaciones.
A su llegada a la isla, Francisco se metió de lleno en el proceso de deshielo, instando a los gobiernos cubano y estadunidense a continuar por el camino abierto recientemente y "desarrollar todas sus potencialidades".
El Vaticano se ha mostrado en contra del embargo comercial de Estados Unidos a La Habana bajo el argumento de que a quien más daño hace es a los cubanos de a pie, y espera que la distensión lleve a un eventual levantamiento de las sanciones.
Pero solo el Congreso estadounidense puede retirar el embargo. Francisco visitará la institución la próxima semana al inicio de la etapa estadounidense de su viaje, pero se desconoce si planteará el tema en su discurso en la cámara.
"Francisco llega a Cuba en un momento histórico para Cuba, un momento en que Estados Unidos reconoció el error del bloqueo", dijo Diego Rodríguez, un jubilado estatal de 69 años. "Se sabe que él va a hablar en el Congreso y el papel fundamental que él jugó en el restablecimiento de relac
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