MANUEL ANTONIO VEGA
HATO MAYOR.- La
proliferación de pocilgas para las crianzas de cerdos está preocupando
seriamente a los habitantes de Hato Mayor, que ven como cientos de animales se
crían en barrios y riberas de los ríos Maguá y Paña-Paña, sin que las
autoridades sanitarias y Medio Ambiente intervengan para detener el alto grado
de contaminación que afecta a primera provincia ecoturística del país.
En Hato Mayor hay
cerdos a pipá en los barrios Villa Ortega, Los Polanco, Villa Vilorio, La
Javilla, Punta de Garza y otros, creando malos olores y la emanación de metano.
Aquí se acusa a las
autoridades de Medio Ambiente, Salud Pública, el cabildo, la fiscalía y la
policía de no hacer nada para sacar o desterrar la crianza de cerdos en el
casco urbano de esta ciudad.
“Hay una proliferación
de pocilgas que debes estar apartado de la ciudad, los animales es para estar
pastando y criando en pocilgas en las zonas rurales, no en el pueblo”, César
Lizardo de la Federación de Juntas de Vecinos de Hato Mayor.
Dirigentes
comunitarios en los distintos barrios consideran la crianza de cerdos en Hato Mayor
como un acto criminal y apelan a las
autoridades del gobierno enfrentar el mal en lo inmediato.
“No se puede vivir
como en el aldeas y la crianza de cerdos da notación de que Hato Mayor no es
una ciudad, sino una aldea habitadas de gentes y animales”, dijo Lizardo
Las aguas residuales
de las pocilgas van a parar a cañadas y canales y los ríos, lo que ha provocado
que desaparezcan los balnearios que existían sobre los cauces de estos ríos.
RETRETES
En Hato Mayor nunca ha
funcionado el sistema sanitario debidamente, por lo que los habitantes de esta
ciudad han habilitados hoyos para guardar los excrementos y orinas, pero la
mayoría son retretes que descargan en las cañadas y los ríos que bordean la
ciudad.
Hasta los baños y
despojos humanos del hospital Leopoldo Martínez van a parar al Papa-Paña, a
través de una cañada que pasa por el frente del centro hospitalario.
Los hatomayorenses llevan
más de 40 años exigiendo del Gobierno Central la construcción de una planta de
tratamiento y un verdadero sistema sanitario, pero las promesas han llovidos,
pero caen cada cuatro años en el saco del olvido.
Hace más de siete años
colapsó el sistema sanitario y las aguas residuales van directo al río Maguá.
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