EL SEIBO. La cárcel de esta provincia fue construida para 200 reclusos y actualmente supera los 800 internos, lo que provoca un serio nivel de hacinamiento en este recinto penitenciario.
“Hasta el momento existen unos 818 internos en la cárcel pública, que para nadie es un secreto que viven con mucha precariedad y hacinamiento, se trata de hacer magia en cuanto a las limitaciones de espacios, se trata de organizarlos lo más posible, cosa que es prácticamente imposible”, sostuvo el fiscal de esta localidad, Manuel Emilio Santana.
Indicó que en esta provincia se necesita una nueva cárcel o centro de rehabilitación, ya que ese lugar dio lo que iba a dar. Por ende, el Estado debe abocarse a la construcción del Nuevo Modelo Penitenciario lo más rápido posible.
Explicó que esos 800 seres humanos han perdido la libertad, pero no su condición de humanos, por lo que entiende que no pueden ni deben estar tan aglomerados.
Dijo que cada día se está multiplicando por cuatro la cantidad de presos, y que la gran mayoría de los internos que se encuentran recluidos en este centro son de la provincia de Hato Mayor, específicamente de Sábana de la Mar.
“Estamos hablando de que hay 800 presos en esta fortaleza de aquí, de El Seibo y de ellos algunos 200 corresponden a esta demarcación. Los demás son de Hato Mayor y de otros lugares”, exteriorizó Santana.
Dijo que las personas que están recluidas en ese recinto han cometido diversos tipos de delitos, como drogas, homicidios, robos agravados, violencia contra la mujer y violaciones.
Señaló, también, que actualmente están trabajando con la conformación de estadísticas que permitan determinar qué cantidad de presos preventivos y condenados hay en esta cárcel. “Esa es una estadística que no existía; estaba muy relegada. Actualmente, estamos haciendo una especie de censo para determinar ese dato fundamental”, expuso Santana.
En cuanto a los llamados peajes que se dan dentro de las cárceles, expresó que quien tiene que poner control al respecto es la Dirección de Presiones, pero que no descarta que se esté dando esa situación, porque se está hablando de un lugar donde prácticamente las reglas existen, “pero muy entre comillas”.
Indicó que su mayor preocupación es que las celdas están divididas con cartones que es un material súper inflamable, y que teme que pueda pasar lo mismo que en Higüey, que un fuego acabó con la vida de cientos de reclusos.
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