MANUEL ANOTNIO
VEGA
El cabildo ha sido
acusado de ser incapaz de enfrentar las obstrucciones de aceras y avenidas, lo
que hace la vida más tortuosa para conductores y peatones, unos que tienen que
andar a una baja velocidad, para no atropellar y otros que tienen abandonar las
aceras, para tirarse a la vía, exponiendo sus vidas.
El sistema de
transporte conocido como moto-taxis aunque es una fuente de empleos, es un caos
en Higüey, creándose en ocasiones en desorden con taponamientos.
Calles y avenidas
han sido tomadas por los motoristas, quienes
improvisan paradas en las intersecciones de las calles, impidiendo el
libre paso de los peatones y vehículos.
Su desordenada
forma de operar impacienta a los usuarios, tanto locales como turistas nacionales y extranjeros que buscan conocer
los atractivos urbanos del municipio.
Un levantamiento
hecho por las autoridades de la AMET, precisa que más de cinco mil motores
corretean para arriba y para abajo la ciudad, en muchas ocasiones zigzagueando
y haciendo piruetas, lo que pone en evidencia la apatía de las autoridades
policiales, judiciales y municipales para regular el transito, en esta
turística ciudad.
El transporte interurbano,
es otra molestia al parecer insalvable, obstaculizando las vías y haciendo más
pesaroso el transito en calles y avenidas.
Carros piratas han
invadido las principales, provocando en ocasiones enfrentamientos con sus escuelas de muertes y heridos con el
transporte organizado.
TARANTINES
Las calles además
han sido invadidas por vendedores de la economía informal, que trabajan
libremente sin atajo.
El mercado
municipal es un solo arrabal y las aguas residuales sorprenden en cual esquina
de barrios y el centro de la ciudad.
El sistema
sanitario, construido en la década de 1980, colapsó, mientras la poanta de
tratamiento de las aguas residuales, nunca funcionó.
HAITIANIZACIÓN
Justificando que
tienen que vivir y no dejarse morir, miles de haitianos han tomado las calles,
barrios y comunidades circunvecinas de la turística provincia de Higüey,
vendiendo e instalando de manera ambulatoria todo tipo de negocios, lo que está
trastornando el tránsito de peatones y afectando la imagen del turismo en la
zona.
Muchos vienen
atraídos por el buen pago que hace el buen pago en el sector de la construcción.
Desplegados en
calles, avenidas y callejones de barrios, los vendedores ambulantes, expenden
desde gofio, maní tostado, coconete, caña, arroz con leche hasta maíz hervido.
Los puntos más
críticos lo constituye las inmediaciones de la Basílica y el Mercado Municipal
y las paradas de guaguas, donde pasajeros y transeúntes son importunadas por
los comerciantes extranjeros.
Esta situación
está tomando un aspecto de un mercado haitiano, donde el descontrol y la falta
de supervisión por parte de las autoridades son tangibles.
Los vendedores
haitianos ambulantes, una vez sienten realizar cual necesidad fisiológica la
realizan en cualquier esquina donde venden sus productos.
La presencia
masiva de vendedores haitianos en calles y avenidas de esta ciudad católica y turística,
está dando un aspecto de aldea o batey arrabalizado a esta ciudad, que es
predominante en el turismo en la región Este.
Hay barrios como Los
Platanitos, La Malena, Villa Cerro y en distrito municipal de la Otra Banda, donde
más del 30 por ciento de sus moradores son de origen haitiano, quienes tienen
la venta de viandas y frituras como medio de sustento en la ciudad.
En los hechos de
violencia, el crimen organizado y el narcotráfico, se ve un gran número de
haitianos, según las estadísticas policiales y judiciales.
Las calles se
están minando de haitianos, dedicados a las ventas de viandas y todo tipo de
comida hervidas y chucherías.
Se denuncia que la
oficina de Inmigración está solo para que algunos miembros del Partido de la
liberación Dominicana (PLD), que controla el gobierno, cobren sueldos
considerables, mientras la ciudad se arrabaliza por la presencia haitiana.
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