Por Manuel Antonio Vega
La llegada de un nieto es algo que no se puede describir en el papel, sino en el alma. Es algo que te cambia y revive el corazón. Es algo que produce mutaciones en tu pensar y accionar.
Decir que mis nietos Tyrone Manuel Vega Astacio y Amahia Marie Astacio Vega me han cambiado el estilo de vida.
Ser abuelo es transportarse en el tiempo al nacimiento de un hijo. Es una inmensa e irrepetible alegría, que solo se siente cuando juega, piensa y duerme con ello.
Desde que soy abuelo, hace hoy cuatro años, mi corazón es otro. Me asalta preguntar dónde está Tyrone, dónde está mi niña Amahia.
Ser abuelo es como sustituir el cariño y amor que le dimos a los hijos cuando los teníamos en brazos o jugábamos con ellos en la cama.
Es un amor y cariño iconmensurable que se siente por esos angelitos que nos regalan los hijos.
Es una ilusión real de volver a estar con niños, cuando los hijos ya crecieron.
Siento que es rejuvenecido y que viendo a Amahia y a Tyrone, estoy cerca de mis hijos.
La llegada de un nieto te pone juguetón y te hace historiador, al contar a ellos episodios de la vida de sus padres.
Cuando llega el nieto, uno ve ya al hijo como adulto.
Me declaro feliz porque soy abuelo.
Escribo esto porque hoy celebra sus 4 Julios mi nieto Tyrone Vega Astacio.
Gracias a Dios por proveerme de esta criatura que tantas alegrías me regala cada día.
Las fotos de esta historia relata el inmenso amor que siento por tí Tyrone en tu cumpleaños.
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