miércoles, 31 de marzo de 2021

Leopoldo Martínez, insigne médico que ejerció en Hato Mayor durante la tiranía de Trujillo

Por Manuel Antonio Vega

El doctor Leopoldo Martínez, de quien lleva su nombre el hospital de Hato Mayor del Rey, era natural de San Pedro de Macorís y llegó a ejercer la medicina a principios de la década de 1940, durante la regia dictadura de Rafael Leonida Trujillo Molina.

Era un ser muy querido y adorado por el empresariado y profesionales de Hato Mayor para aquella época, ya que el mismo se convirtió en médico de cabecera, para esos segmentos y la clase más vulnerables, que llegaron a endosarlo por su trato afable de tratar a los mortales.

Se doctoró en medicina en 1939 en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Operó un consultorio en la calle Duarte con Mercedes, donde hoy el banco La Nacional de Ahorros y Préstamos tiene sus oficinas.

Más tarde instaló una clínica que se llamó “Mi Consuelo”, donde realizaba partos, junto a la comadrona Tilda Vélez Vda. Martínez y Doña Asia Poueriet de Huerta, en la calle Las Mercedes con Palo Hincado, donde actualmente está la tienda de insumos de la Asociación de Ganaderos de Hato Mayor.

 Llegó ser el encargado de Salud Pública en el municipio de Hato Mayor del Rey, donde ganó fama de buen gerente.

Para 1952, la Oficina Sanitaria del municipio operó en la calle Padre Peña con Duarte, en la que era la  la casa de Birmanio Laureano Ramírez, donde además se desempeñaron como inspectores encargados Tulio Báez, natural de Azua y Leopoldo Martínez, natural de San Francisco de Macorís. Este Leopoldo no es el mismo que lleva el nombre del hospital.

Para 1956 la Oficina Sanitaria fue trasladada a la calle San Antonio, frente donde operó la tienda La Isla, donde también operó el distrito Educativo 04-05. Para 1964, durante el gobierno de Donard Read Cabral, el local del Partido Dominicano, donde hoy está la Policía Nacional, fue remodelado para instalar el primer Centro de Salud y Maternidad de Hato Mayor, el que inició con 20 camas, para los internamientos.

Tras la caída de Trujillo, Leopoldo Martínez regresó a San Pedro de Macoris, ciudad que creció económicamente con la instalación de numerosas empresas que llevaron riquezas  y bienestar a sus habitantes.

Esa bonanzas y la construcción de algunos centros de salud, fueron parte de las motivaciones, para que Leopoldo regresara a su lar nativo.

Ejerció privadamente en en San Pedro de Macoris,  donde además ganó fama de buen galeno, pero con frecuencia viajaba a Hato Mayor, a tratar pacientes, que lo tenían como su médico de cabecera.

Muchos estudiantes de medicina de la época, tenían a Leopoldo Martínez como un erudito, a quien le adornaba además un buen médico y habilidades para hablar en público. Era motivador, entusiasta, altruista e industrioso, virtudes que no lo detenían para enseñar a quiénes les rodeaban.

Mientras se desempeñó como encargado de Salud Pública en Hato Mayor del Rey, Leopoldo ganó fama por su rectitud y exigencia para que en el centro primara la higiene y el buen trato a los pacientes y visitantes. 


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